La complejidad de los programas de nutrición en la transición depende de varios factores, incluyendo; la edad al destete, el peso al destete y su variación, la estructura censal de las cerdas, la calidad de las instalaciones de transición, la calidad y disponibilidad de la mano de obra y el estatus sanitario de la granja.
Para los que desteten a una edad temprana (p.e. 21 días o 6,5 kg) es ideal adoptar un programa nutricional de cuatro fases en la transición. Los que destetan a una edad superior (p.e. 28 días o 8,0 kg) un programa en tres fases suele ser adecuado para conseguir el objetivo de terminar la transición con 30 kg a los 70 días de vida. El programa de transición debería basarse más en el peso que en la edad. Cambiar la dieta según el peso, en lugar de hacerlo según la edad, permitirá un mejor ajuste a las curvas de crecimiento. En un lote comercial, manejar al 25 % de lechones más pequeños por peso permitirá contener mejor la variabilidad que si se manejan por edad.
La madurez digestiva e inmunológica del lechón se alcanza entre las 7 y las 10 semanas de vida. Estas limitaciones deben tenerse en cuenta al diseñar las dietas de transición. La responsabilidad del nutrólogo no sólo es satisfacer las necesidades nutricionales del lechón para un crecimiento magro eficiente sino también ayudar al desarrollo eficiente de los sistemas digestivo e inmune del lechón.
La madurez digestiva esté muy influenciada por el tipo de alimento, por lo que las estrategias nutricionales para promover el consumo de pienso (pre- y postdestete) también promoverán el desarrollo digestivo. El desarrollo inmunitario también puede mejorarse mediante la nutrición. Se sabe que el sistema inmunológico y la microflora intestinal evolucionan conjuntamente en el cerdo. Una alteración en cualquiera de los dos alterará el desarrollo de ambos.
Consejos nutricionales:
Para promover el consumo de pienso | Para promover el desarrollo inmune |
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También es importante tener en cuenta los requerimientos nutricionales del tracto gastrointestinal. Durante la fase de transición, el mantenimiento y el crecimiento del tracto digestivo son claves para conseguir los objetivos de crecimiento, manteniendo la salud intestinal y consiguiendo una eficiencia de conversión óptima. Algunos nutrientes, como la treonina, metionina, cisteina, triptófano, glutamina, glutamato, o la vitamina E, han demostrado mejorar el rendimiento y la eficiencia de los cerdos si se utilizan a niveles superiores a los recomendados para el crecimiento magro, especialmente al principio del periodo post-destete o en situaciones de compromiso (p.e. de salud o de higiene). La glutamina/glutamato deben verse como nutrientes conditionalmente esenciales en el periodo post-destete. Utilizando aditivos como la L-glutamina o el glutamato, glutamato monosódico o productos comerciales, pueden compensarse las deficiencias dietéticas en glutamina/glutamato.
La regulación de la dieta de transición debe asegurarse de que la capacidad tampón y el balance de electrolitos (Na+K-Cl) sean óptimos ya que ambos factores afectan la capacidad del cerdo para utilizar la proteína de un modo eficiente. La capacidad tampón elegida dependerá del sistema que escojamos (ABC 3 ó ABC 4). Sin embargo, se puede conseguir una capacidad tamponadora baja evitando el uso de productos como carbonato cálcico, fosfato dicálcico, óxido de zinc (a 3000 ppm) y seleccionando el/los acidificante/s apropiado/s según el peso de los cerdos. El balance electrolítico puede ajustarse fácilmente utilizando distintas sales (p.e. cloruro sódico, bicarbonato sódico).
El éxito en la transición depende de un gran abanico de factores del que la nutrición sólo es un parte. Sin embargo, es esencial entender el papel que puede jugar la nutrición en la salud intestinal y en el rendimiento del animal al tiempo que se están dejando atrás los promotores de crecimiento y las dosis terapeuticas de óxido de zinc y sulfato de cobre.