- Determinar si se trata de un problema primario o secundario; explotaciones afectadas por una infección activa debida a PRRSV presentan aumentos significativos de los índices de mortalidad en los destetes debido a agentes secundarios como Streptococcus suis o Haemophilus parasuis. En estos casos la vacunación generalmente no soluciona el problema hasta que no se controla la infección por PRRSV. En muchas explotaciones la estabilización del PRRSV es la clave para el control de Haemophilus parasuis.
- La variabilidad genética de los aislamientos sistémicos es generalmente limitada dentro de las explotaciones, con solo una o dos cepas involucradas en la enfermedad sistémica. La caracterización de las cepas aisladas en explotaciones relacionadas (proveedor y comprador) es muy útil para identificar las fuentes potenciales de cepas patógenas.
- El uso de vacunas comerciales o autógenas puede controlar la enfermedad. Las vacunas comerciales contienen varias cepas de diferentes serovares, incluyendo cepas no tipificables mientras que las autógenas normalmente incluyen una o dos de las cepas prevalentes recogidas de la explotación afectada.
- En explotaciones donde existe mortalidad debida a Haemophilus parasuis implementar la caracterización del mayor número de aislamientos posibles mediante serotipificación o genotipificación y continuar con ello si aparecen nuevos casos tras la puesta en marcha del programa de vacunación. La serotipificación es útil para la selección de vacunas comerciales mientras que la genotipificación puede utilizarse para seleccionar las cepas prevalentes a incluir en las vacunas autógenas.
- Tras la caracterización de cepas prevalentes patógenas, decidir el uso de vacunas comerciales o autógenas. Ambos tipos de vacunas dan resultados satisfactorios si las cepas vacunales son similares a la que están causando los problemas aunque la protección heteróloga es limitada.
- Las cepas no tipificables pueden ser las responsables de brotes severos y es difícil competir contra ellas con las cepas vacunales.
- Se desconoce como la alta diversidad genética dentro de los serovares y aislamientos no tipificables se relaciona con la protección cruzada.
- Las cepas que deben incluirse en las vacunas autógenas deben ser de los genotipos prevalentes que afectan a la explotación.
- Realizar un protocolo de vacunación adecuado dependerá de la epidemiología de la enfermedad en la explotación. Aunque puede observarse enfermedad causada por Haemophilus parasuis ya a las 2 semanas de la entrada en el destete, la mayoría de explotaciones experimentan un pico a las 4 a 6 semanas de estar en los destetes, cuando la inmunidad maternal ha disminuido y animales previamente expuestos infectan animales nunca expuestos.
- En explotaciones que presentan la enfermedad hacia el final del destete, vacunar en el momento del destete y de nuevo dos semanas después.
- En las explotaciones que presentan pérdidas significativas poco después del destete, vacunar antes del destete.
- Aunque las cerdas también puede ser vacunadas , se obtienen mejores resultados con la vacunación de los cerdos. Cuando se vacuna a las cerdas, la inmunidad maternal en los lechones puede persistir durante las 6 a 7 semanas de vida, e interfiere con el desarrollo de la inmunidad activa.
- Nunca vacunar a cerdas y lechones al mismo tiempo.
Oliveira S, Pijoan C. Diagnosis of Haemophilus parasuis in affected herds and use of epidemiological data to control disease. J Swine Health Prod. 2002;10(5):221-225.