Las instalaciones son un factor clave para nuestra producción. Junto con la sanidad y el manejo, son los tres pilares sobre los que nos apoyamos para llegar a aprovechar el máximo potencial de nuestros animales y ser eficientes.
El gasto e inversión que realizamos en las instalaciones de una granja de reproductoras es una de las partidas económicas más importantes que nos afectan a la hora de valorar la situación económica de la misma. Aunque puede ser muy variable, se puede estimar un costo de entre EUR 0,7 y 2 por lechón producido destinado al mantenimiento de una granja, cifra destacable y que depende de muchos factores, como pueden ser:
- Estado de la instalación (edad, calidad de la construcción y de los equipamientos)
- Nivel de exigencia que nos marcamos a la hora de mantener la instalación.
- Buen diseño y, como consecuencia, buen uso de la granja.
Los elementos o materiales que representan más incidencias en las granjas de cerdas suelen ser:
- Bombas de agua
- Máquinas de arrastre o sinfines de alimentación
- Bombas de lavado a presión
- Motores de ventanas o entradas de aire
- Ventiladores
- Centralitas de control de climatización
- Materiales eléctricos y/o electrónicos (diferenciales, disyuntores, protectores, placas electrónicas, etc)
- Estaciones de alimentación electrónicas
- Equipos para el alojamiento de los animales (comederos, separadores, bebederos, puertas, etc.)
Tipos de mantenimiento
Los trabajos de mantenimiento en una granja pueden dividirse en tres grandes grupos:
Mantenimiento correctivo: son todas aquellas que tienen que ver con las averías, o fallos en el funcionamiento de cualquier material o mecanismo.
Mantenimiento preventivo: se trata de actuaciones periódicas y programadas que hacemos, con el fin de evitar futuras averías, y alargar la vida útil de algunos mecanismos.
Mantenimiento predictivo: se basa en observaciones y vigilancia continua, y su objetivo es detectar alguna condición o desgaste que pueda causar una avería, antes de que se produzca, de manera que se puede organizar el reemplazo o reparación antes de que nos suponga un problema de trabajo en la granja.
La inteligencia artificial estaría incluida en este tipo de mantenimiento. Se están desarrollando con mucha intensidad proyectos como FarmTwin para generar gemelos digitales que serán importantes en un futuro próximo.
La realidad de una granja es la convivencia entre estos tres tipos de mantenimiento. Aun así, es lógico pensar que una buena planificación e inversión en PREDECIR O PREVENIR, nos permitirá tener que CORREGIR menos, y además reducirá el riesgo de cometer errores en bioseguridad a causa de las prisas, y nos evitará perder tiempo en tareas que no son importantes, y poderla dedicar a tareas como el manejo diario de los animales.
Herramientas para potenciar el mantenimiento preventivo
Es imprescindible contar con alguna herramienta digital de soporte en la cual cada operario registre sus actividades. De esta manera, podemos conocer cuánto tiempo lleva instalado, por ejemplo, un grupo de lavado a presión, cuando hemos sustituido esa pieza tan cara de la caldera por última vez, o cuantas placas electrónicas se han sustituido en lo que va de año en una granja concreta. Asimismo, podemos verificar los trabajos realizados por los operarios, y su eficiencia.
Paralelamente a esa herramienta de registro de incidencias y eventos, es imprescindible calendarizar algunas actuaciones, como pueden ser:
- Cambios de aceite y/o filtros de motores
- Engrase de elementos
- Revisión de consumo eléctrico anómalo de algún motor
- Cambio de piezas por horas de trabajo estipuladas por el fabricante
¿Cómo gestionamos el riesgo sanitario que supone el mantenimiento para las granjas?
Uno de los puntos que más comprometen el mantenimiento de una granja de cerdas es sin duda la bioseguridad, especialmente cuando apostamos por externalizar servicios de mantenimiento. En este caso, es imprescindible disponer de puntos de desinfección y control de todo el material que tiene que entrar en la instalación. Además, necesitamos tener un grado de confianza elevado con las empresas contratadas, para evitar visitas no autorizadas, es decir, procedentes de otras granjas sin respetar el tiempo sin contacto con animales. Además, es imprescindible seguir el protocolo de entrada a una granja, que se basa en ducharse, utilizar la ropa exclusiva de la granja, y no entrar teléfonos o materiales que no sean necesarios. Es importante que los responsables de la granja se aseguren del cumplimiento del protocolo.
La apuesta más segura, y a la vez más difícil de gestionar, es la de formar y tener personal de mantenimiento propio. Se trata de un perfil profesional difícil de contratar, por su versatilidad, su formación, su especificidad, y una banda salarial superior a algunos perfiles más habituales en las granjas. El tamaño es otro factor limitante. En granjas grandes, una persona podría dedicar gran parte de su tiempo en el control del mantenimiento de la granja. En cambio, en granjas de menor tamaño, podría compaginarlo con algunos trabajos de apoyo en el manejo de los animales. En empresas que gestionan diferentes granjas, es habitual tener equipos de trabajo que se tienen que mover entre granjas, siguiendo criterios básicos en bioseguridad.
La gestión del mantenimiento de una instalación depende de varios factores, resumidos en los más importantes:
- Prevención. Calendario de actuaciones
- Documentación y consulta de los trabajos realizados
- Elección correcta de materiales, y diseño de los mecanismos
- Control del stock de recambios, para agilizar trabajos y evitar fallos de bioseguridad
- Apuesta por nuevas tecnologías que nos pueden ayudar en el mantenimiento predictivo. Aquí nos encontramos con herramientas relacionadas con la inteligencia artificial, que van a dar mucho que hablar sin duda en nuestro sector.
Como se suele decir entre técnicos que visitan granjas, la mejor visita es la que no hay que hacer.