Los consultores de porcino pueden ser expertos en nutrición, en genética, en reproducción o en instalaciones, o bien asesores en manejo y economía. Sin embargo, a los que primero se dirige siempre el productor cuando busca consejo y ayuda ha sido a los veterinarios prácticos y a los veterinarios especialistas en cerdos. Luego se puede llamar a otros si la situación lo justifica. El consultor veterinario, por lo tanto, no sólo debe tener un conocimiento especializado de las enfermedades porcinas y de su control, sino también conocimientos sólidos sobre los otros aspectos básicos enumerados anteriormente, que a menudo tienen relación con las causas y el manejo de las enfermedades.
Los consultores veterinarios de porcino apenas existían antes de los años 50. Esto era debido a que en Europa occidental y en América las explotaciones eran pequeñas, las de treinta cerdas se consideraban grandes y, a menudo eran sólo una pequeña parte de una explotación ganadera mixta. Se sabía poco sobre las causas de la mayoría de las enfermedades porcinas, incluidas patologías tan frecuentes como la diarrea neonatal. Las excepciones eran la peste porcina clásica, la fiebre aftosa, erisipelas y los parásitos. El tratamiento y el control eran empíricos y la cría de cerdos era primitiva. Las cerdas a lo mejor criaban una docena de cerdos al año y el engorde, se consideraba a veces un método de comercialización de la propia cosecha. En los países detrás del telón de acero había explotaciones muy grandes, pero eran poco productivas y estaban mal gestionadas.
Los primeros consultores veterinarios que surgieron trabajaban para organismos gubernamentales y universidades; no eran independientes. Entre estos destacaron en los años 50 y primeros años 60 Howard Dunne, de la Universidad de Iowa, que fue el primero en crear un libro de autor sobre las enfermedades porcinas; Jack Done, un patólogo del Ministerio de Agricultura del Reino Unido y Reg Goodwin de la Universidad de Cambridge. En otros países como Dinamarca, Alemania y países de América surgieron otros consultores menos conocidos a nivel internacional en universidades y departamentos gubernamentales. La mayoría de los veterinarios clínicos se centraban en el ganado vacuno y, donde fuera pertinente, en el ganado lanar. Los cerdos quedaban al margen y se trataban de modo individual, y no como piara.
Todo esto cambió durante los años 60 y 70, primero en países como Dinamarca y el Reino Unido, seguido de otras partes de Europa occidental, Norteamérica y zonas de Sudamérica. Los cambios fueron fundamentales y supusieron una mejora en el conocimiento de las enfermedades, en el cuidado y manejo de los animales, mejora genética y nutrición. El tamaño medio de las granjas aumentó rápidamente y se convirtieron en uno de los principales contribuyentes en la rentabilidad de las explotaciones o, a veces, en el principal contribuyente. La mejora genética, que había estado totalmente en manos de los criadores de razas puras, fue asumida poco a poco por empresas que aplican principios científicos de genética de poblaciones. Las empresas de mejora genética se desarrollaron hasta convertirse en organizaciones internacionales multi-explotaciones, lo que dio lugar a movimientos a gran escala del ganado reproductor y a un aumento del riesgo potencial para diseminar enfermedades. Los veterinarios prácticos se dieron cuenta de que su conocimiento de los cerdos era insuficiente, empezaron a formar sociedades de veterinarios porcinos para mejorar su experiencia y empezaron a aparecer veterinarios independientes especialistas en cerdos. Muchos de los mayores productores de cerdos y de las compañías de genética empezaron a acudir a los veterinarios especialistas en cerdos de una forma regular.
Con la llegada de la producción en múltiples sitios, las empresas de producción porcina crecieron mucho, especialmente en EE.UU. Estas tenían tendencia a contratar a sus propios veterinarios internos y aunque todavía pedían consejo a veterinarios académicos, dejaron de contratar a los independientes. Asimismo, en Europa oriental, después de la caída del muro de Berlín, las empresas ganaderas occidentales compraron las viejas granjas porcinas grandes e ineficientes y las reconstruyeron junto a líneas más modernas y productivas. Estas empresas tienden también a emplear a veterinarios a tiempo completo. Algunos países, en particular los más poblados, por ejemplo de Europa occidental, introdujeron la legislación que trata de evitar la contaminación, lo que limita el crecimiento de las explotaciones de cerdos por encima de un tamaño máximo. Aquí siguen prosperando los veterinarios independientes.
¿Cómo se presenta el futuro?
En donde persistan las grandes explotaciones, como por ejemplo en Europa oriental, América del Norte y del Sur, Australia y S.E. de Asia, es probable que los productores contraten veterinarios a tiempo completo y utilicen veterinarios académicos o gubernamentales cuando sea necesario, pero donde sigan funcionando productores más pequeños, como son los propietarios de las granjas familiares, los veterinarios clínicos locales y los veterinarios especializados en cerdos seguirán prosperando. Estos tendrán que ampliar sus conocimientos para asumir los rápidos desarrollos de la genética molecular aplicada a los progresos en la mejora y las vacunas para cerdos, así como los cambios en la legislación en relación con el uso de fármacos antibacterianos y el bienestar de los cerdos.
Evolución y futuro de la consultoría en porcino
Donde persistan las grandes explotaciones los veterinarios clínicos locales y los veterinarios especializados seguirán prosperando
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