En la primera parte de esta serie de artículos se han descrito los tres principales subtipos del virus de la gripe A porcina (swIAV) que circulan en el cerdo y la introducción de la cepa pandémica H1pdmN1pdm en 2009. Las infecciones en las granjas por nuevos reagrupamientos de estos subtipos están siendo responsables de cambiar el cuadro clínico (Díaz et al. 2017), y conducen a una dinámica de infección variable en diferentes grupos de edad (Pomoska-Mol et al. 2014; Ma et al. 2019). Los brotes epidémicos clásicos se diagnostican con menor frecuencia. En cambio, la forma endémica que es clínicamente recurrente se está observando en cada vez más granjas (Simon-Grifé et al. 2015; Rose et al. 2013). Los virus de estas granjas generalmente circulan durante todo el año. El cuadro clínico a menudo se complica por factores adicionales como las fluctuaciones de temperatura, otros virus (por ejemplo, el virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRSv) y/o el Circovirus Porcino Tipo 2 (PCV2)), o bacterias (Streptococcus suis (S. suis), Actinobacillus pleuropneumoniae (APP), Mycoplasma hyopneumoniae (M.hyo) y/o Glaesserella parasuis (GPS, causante de la enfermedad de Glässer)).
A menudo se subestima el papel de los virus de la gripe a la hora de ''preparar el camino'' pero es evidente en el caso de la interacción directa con S. suis. Los virus de la gripe permiten que las cepas apatógenas de S. suis se adhieran a los pulmones, promoviendo la septicemia (Lin et al. 2015) y el curso grave de la enfermedad. La situación es similar con GPS. Las infecciones experimentales han demostrado que la coinfección del virus de la gripe y GPS, donde la cepa de GPS utilizada solo tenía baja patogenicidad por sí misma, resulta en una expresión más grave de la enfermedad (Pomorska-Mol et al. 2017). Esto explica por qué en algunas explotaciones, S. suis o GPS pueden provocar pérdidas elevadas sin que se encuentren necesariamente cepas muy virulentas. En estos casos, a menudo se pueden detectar virus de la gripe circulando en los animales.
Los signos clínicos más relevantes en los brotes agudos de gripe son la fiebre alta y los síntomas respiratorios graves que, en algunos casos, pueden estar asociados a mortalidad hiperaguda. Las lesiones pulmonares encontradas durante la necropsia en estos casos se confunden fácilmente, desde el punto de vista macroscópico, con las de M. hyo (imagen 1).
Sin embargo, hoy en día, la forma endémica con signos clínicos inespecíficos es mucho más común y puede cambiar dependiendo de la etapa de producción o el tipo de cría. Grøntvedt et al. (2011) describieron la reducción del rendimiento reproductivo tras la introducción de los virus de la gripe pandémica en varias explotaciones de Noruega. También se observa en la práctica una influencia adversa en el rendimiento reproductivo, especialmente en el caso de infecciones endémicas con cepas H1huN2 y cepas pandémicas. Después de que estudios experimentales en el pasado no pudieran mostrar una influencia negativa del swIAV en los parámetros reproductivos (Kwit et al. 2014; Kwit et al. 2015), un estudio reciente (Gumbert et al., 2020) demostró la influencia de los virus pandémicos en el rendimiento reproductivo de las cerdas, basándose en un análisis de 137 granjas de cerdas. En este estudio, las granjas en las que se había confirmado previamente la infección por el virus de la gripe pandémica redujeron significativamente su promedio de retorno al celo (del 13,52% al 10,18%) tras la introducción de una vacuna contra el H1pdmN1. Además, se pudo destetar un lechón más por cerda y año (figura 1).
Aparte del efecto sobre las cerdas, hay que destacar que la gripe supone un gran reto en términos de pérdidas de lechones destetados (Gebhardt et al., 2000). Basándose en un estudio realizado en nueve granjas de cerdas, en el que se examinaron un total de 177 grupos de destete para detectar la gripe, se demostró que el estado gripal de los lechones en el momento del destete tiene una influencia significativa en las tasas de pérdidas posteriores en los destetes. La mortalidad aumentó un 13% en comparación con la cifra anterior (Álvarez et al., 2015).
En granjas de engorde, un brote agudo provoca los síntomas clásicos de respiración dificultosa, fiebre (hasta 42 °C) y tos intensa. La forma endémica, en cambio, se asocia a un mayor uso de antibióticos para tratar infecciones secundarias, así como a una reducción de la ganancia de peso diaria (Er et al. 2016) y, posiblemente, a un aumento de las pérdidas. La patogenicidad más grave de los virus de la gripe pandémica en comparación con los virus H1N1 se observa a menudo en las explotaciones porcinas donde la aparición de cepas pandémicas puede asociarse con signos clínicos graves y pérdidas elevadas.
Este impacto de la gripe en todas las etapas de la producción subraya la importancia de un plan de acción bien aplicado para controlar la gripe en la granja. Esto incluye los protocolos de vacunación, pero también la adaptación de las medidas de manejo a la situación de la gripe en la granja.
En la tercera parte de esta serie se va a profundizar en los últimos conocimientos sobre las estrategias de control de la gripe.