¿A nivel diagnóstico, qué herramientas tenemos, y cómo podemos utilizarlas como ayuda en la prevención y control?
Pallarés destaca la importancia de comenzar por un correcto diagnóstico clínico y anatomopatológico, ya que nos dará información sobre la forma de la enfermedad que se presenta en la granja: hiperaguda, aguda o crónica, esta última más difícil de diagnosticar porque al no haber normalmente mortalidad asociada, el único signo clínico que se suele apreciar es el retraso en el crecimiento. En los pulmones que presentan las lesiones características del proceso (bronconeumonía fibrinosa con áreas de hemorragia y necrosis; formas hiperaguda y aguda de la enfermedad) podemos aislar la bacteria mediante cultivo microbiológico. El aislamiento de la bacteria nos permitirá realizar un antibiograma para encontrar el antibiótico de elección para el tratamiento, la concentración mínima inhibitoria (CMI) y conocer el serotipo que nos está causando el problema o conseguir el antígeno para la elaboración de una vacuna autógena. Respecto al diagnóstico serológico, existen pruebas frente a la toxina ApxIV, presente en todos los serotipos y por tanto servirían para detectar animales positivos o negativos, y pruebas específicas de serotipo, basados en la detección de anticuerpos frente a los lipopolisacáridos de la bacteria pero presentan el problema que pueden dar reacciones cruzadas entre determinados serotipos, como 1, 9 y 11, 4 y 7, y 3, 6, 8 y 15. Se deberían hacer varios test por muestra, sobre todo si no sabemos los serotipos que pueden estar implicados.
¿Cómo podemos monitorizar la evolución de la enfermedad en la pirámide productiva?
Espigares y Vela opinan que los índices zootécnicos y el impacto productivo son una buena medida para evaluar la evolución del problema: mortalidad específica por la enfermedad, número de brotes, consumo de antibióticos y ganancia medida diaria. Espigares y Pallarés coinciden que la evaluación periódica de las lesiones compatibles con la enfermedad a nivel de matadero también es otro parámetro interesante para observar cuál es y cómo evoluciona el impacto de la enfermedad.
Pallarés y Vela remarcan que la serología es también una herramienta de gran utilidad para monitorizar la pirámide productiva. Existen dos tipos de pruebas serológicas, las específicas que detectan anticuerpos frente a cada serotipo y las que detectan todos los serotipos que se basan en la detección de anticuerpos frente a la toxina ApxIV. Las primeras serían las de elección para la monitorización de pirámides positivas y en las que utilizaríamos las pruebas frente a los serotipos más frecuentes en España (2, 4, 9/11 y 13). Las que detectan todos los serotipos serían las de elección para ver si una pirámide negativa se ha infectado o no.
¿Consideras factible la erradicación en una granja?
Vela opina que no es posible, y que la prevención y el control son las dos únicas opciones prácticas viendo la realidad actual. Espigares tampoco considera factible la erradicación en granja, o al menos la existencia de un método reproducible que garantice una aceptable tasa de éxito. Añade que, si bien hay descritas algunas experiencias positivas, la realidad es que no son reproducibles en todas las granjas, ya que un mismo método que funciona en una granja, la mayoría de las veces no funciona en otras. Esto probablemente se debe a la gran persistencia que tiene la bacteria en el fondo de las criptas tonsilares y la dificultad que tienen los antibióticos para alcanzar una CMI efectiva.
Pallarés opina que la erradicación es posible, pero es una tarea difícil. Comenta que existen diferentes estrategias de erradicación de la enfermedad como la despoblación y posterior repoblación, el destete precoz medicado segregado, el análisis y eliminación y la despoblación parcial más tratamiento antibiótico. La despoblación/repoblación es un sistema muy costoso y tiene el problema de que, en algunas granjas, al despoblar podría producirse la pérdida de las líneas genéticas presentes. El destete precoz medicado segregado supone una combinación de vacunación, medicación y eliminación de animales positivos. Este tipo de estrategias, además de que pueden ser cuestionables desde el punto de vista productivo, la legislación actual sobre bienestar animal no las permite. El éxito del análisis y eliminación va a depender del método de diagnóstico serológico que se utilice, si se utilizan test poco sensibles no se eliminan todos los portadores y si se usan test poco específicos se eliminan animales sanos no portadores. La despoblación parcial y tratamiento antibiótico tiene el problema de que los antibióticos no son capaces de eliminar el patógeno en todos los portadores y no hay evidencias sólidas de que una despoblación parcial pueda eliminar todos los serotipos de App. Todas estas medidas tienen sus ventajas e inconvenientes.