En las granjas de reproducción tiene que moverse las cerdas de un sector a otro: al final de la lactación, pasan de la sala de partos a la de cubrición, después, de las jaulas a los corrales donde se alojan en grupos y, al final de la gestación, de nuevo a la sala de partos.
Cuando los diversos sectores están dentro de una misma nave, o en naves conectadas, los animales se mueven por los mismos pasillos utilizados por los humanos, pero cuando, sobre todo en las granjas grandes, las zonas de cría están en naves distintas separadas a menudo por decenas de metros, el desplazamiento de las cerdas se realiza haciéndolas transitar libremente, con la intervención de varios operarios para evitar las "desviaciones" no deseadas.
Si la distancia no es excesiva, es posible habilitar un "pasillo" que dirija a las cerdas y facilite el movimiento, con una mínima intervención del personal.
Y esto es precisamente lo que ha hecho este porcicultor que, a partir de separadores antiguos, unidos por travesaños, ha creado un pasillo modular, móvil, que cumple muy bien la función de dirigir a los animales a su destino.