La mejora del manejo en maternidad puede incidir directamente en el ahorro energético y en el aprovechamiento óptimo de los recursos humanos, lo cual tiene un efecto directo sobre el nivel de rentabilidad y competitividad de nuestra explotación. Este es un ejemplo en el que probamos un sistema que no nos ha proporcionado una mejora en los datos productivos pero sí un ahorro energético y un mejor aprovechamiento de recursos en general.
En maternidad hoy en día es frecuente tener cerdas muy prolíficas, con camadas muy numerosas. Estas camadas hiperprolíficas necesitan unas atenciones muy especiales. Uno de los manejos que solemos realizar para un mejor aprovechamiento de las mamas y un correcto encalostramiento de todos los lechones son las lactaciones compartidas. Para ello empleamos unos tubos de plástico cortados que nos permiten separar los lechones más fuertes y que se han encalostrado primero y dar opción a los lechones que nacen de mitad del parto hacia el final.
El sistema no es nuevo, ya se aplicaba antes pero con un manejo más costoso: colocábamos el tubo en la paridera, normalmente en una esquina cerca del pasillo para un mejor control del operario (visual y mecánico). En el suelo aplicábamos una cama de papel y encima colocábamos una lámpara de calor para que los lechones con pocas horas de vida se mantuvieran a una buena temperatura. Todo este manejo requería bastante tiempo de trabajo para los operarios, tiempo que restaban de asistencia a partos.
Probamos colocando el mismo cilindro, pero esta vez entre la manta del suelo y la tapa del nido. De este modo la temperatura que tiene el lechón mientras participa en una lactación compartida es prácticamente la misma, con el beneficio añadido del ahorro de energía eléctrica de los focos, más todo el tiempo que nos ahorramos en el movimiento de lechones.
Hoy el personal de asistencia a partos dispone de más tiempo para dedicarlo a otras actividades. ¡Y el contador eléctrico no avanza tan rápido!