Con la llegada de la BSE, o enfermedad de las vacas locas, hubo una gran revolución tanto a nivel social como nutricional. Se prohibió por ley y de forma repentina e injustificada, el uso de harina de pescado en rumiantes. En la actualidad, el uso de esta materia prima sólo está permitido en la alimentación de animales distintos de los rumiantes en plantas que no fabriquen piensos para rumiantes.
Con esta situación se profundizó en el estudio de alternativas al pescado, y hubo un gran desarrollo en los concentrados vegetales (soja, patata y trigo) así como en productos procedentes de intestino de cerdo.
Los concentrados vegetales, principalmente soja y patata, son fuentes alternativas a la proteína de origen animal. En general se obtienen mediante complejos procesos de extracción y/o fermentación que encarecen en gran medida su coste. En el proceso de fabricación de los concentrados proteicos de soja se persigue eliminar los factores antinutritivos termoestables presentes en la soja, tales como los oligosacáridos (rafinosa y estaquiosa) y las proteínas antigénicas. Esto hace al producto más digestible y menos peligroso en su incorporación al alimento de primeras edades. Tiene alrededor de un 65% de proteína bruta y su digestibilidad supera al 85%.
Los concentrados de soja, tienen una gran cuota de mercado, ya que son muy agresivos en precio y cada vez se consiguen con mejor calidad, tanto en homogeneidad como en nivel de factores antinutritivos.
Por otro lado, es recomendable la inclusión de fuentes de origen distinta a la soja, para aumentar la variabilidad de orígenes proteicos en la fórmula. Entre las opciones disponibles tenemos los concentrados de patata. Después de la extracción del almidón de la patata, queda un extracto proteico de muy buena calidad. Dicho extracto se somete a unos tratamientos térmicos para eliminar un alcaloide, la solanina, que le confiere un sabor amargo y disminuye su palatabilidad, mejorándose también la digestibilidad. El contenido en solanina limita la inclusión de este ingrediente en alimentación de lechones a un máximo de 1-2%. En la actualidad se comercializan productos donde se ha reducido a mínimos la solanina produciendo así concentrados de proteína de mayor calidad. En estos casos, los niveles de inclusión en pienso para lechones pueden elevarse hasta un 5% sin problema, teniendo un 80% de proteína bruta y digestibilidad superior al 90%. Sin embargo, la proteína de patata tiene una alta cotización, sometida a subidas de precios de hasta un 45 %. Esta fluctuación anual puede verse afectada por el precio de otras materias primas como los sueros y leches descremadas.
En general se ha mejorado la calidad, homogeneidad y eficacia de los productos proteicos de origen vegetal, sobretodo la patata, con una calidad nutritiva muy buena, tanto por su contenido proteico como su nivel aminoacídico. También mencionar los concentrados proteicos a partir de cereales, en especial trigo y arroz, así como las de nuevo desarrollo a partir de biocarburantes. Estos productos en general tienen peor relación calidad-precio que el pescado en lo que se refiere a perfil aminoacídico.
El desarrollo de productos procedentes de intestino de cerdo hace que los resultados, tanto productivos como sanitarios sean muy satisfactorios, mejorando en algunos casos al pescado, incluso en lo que a palatabilidad del pienso se refiere. Los péptidos de intestino de cerdo son un subproducto de la fabricación de la heparina, por lo que llevan altos controles de calidad y fabricación. Un alto porcentaje de la proteína está en forma de péptidos lo cual hace aumentar la digestibilidad del producto. Además, el aumento de consumo es superior a las fuentes vegetales, siendo similares a los consumos de dietas con pescado. El nivel de proteína bruta es del 50% y la digestibilidad supera el 95%. El precio es competitivo y los niveles de inclusión están alrededor del 5%. En la formulación con estos productos hay que tener en cuenta los altos niveles de sodio.
En resumen, podríamos hacer la siguiente clasificación* a la hora de decidir una alternativa a la harina de pescado:
Por precio | |
1. Concentrados de soja | |
2. Concentrados de patata | |
3. Péptidos de intestino | |
4. Concentrados de cereales | |
Por resultados | |
1. Péptidos de intestino | |
2. Concentrados de patata | |
3. Concentrados de soja | |
4. Concentrados de cereales | |
Por disponibilidad | |
1. Concentrados de soja | |
2. Péptidos de intestino | |
3. Concentrados de cereales | |
4. Concentrados de patata | |
(*) en función de las condiciones de mercado actuales |
Escribe M Cortes mcortes@nutricionespecial.com