A partir del día 109 de gestación y durante los 21 días de lactación todas las cerdas fueron alimentadas con dietas a base de maíz-soja (1% de lisina, 1% de valina, 0,95% de Ca y 0,8% de P) con 5 balances electrolíticos (BE) distintos: 0, 100, 200, 350 y 500 mEq/kg. Una dieta estándar como la utilizada tiene 185 mEq/kg por lo que a las dietas se añadió HCl (6 N), CaCl2 o NaHCO3 según el caso.
A medida que aumentó el BE también lo hizo el pH sanguíneo y la presión parcial de CO2 (p<0,001). Por otro lado se redujo la concentración sanguínea de K, Cl y del ión Ca (p<0,05).
El cambio de BE no afectó el consumo de pienso, agua, ni el cambio de peso de la camada o la cerda. Los parámetros reproductivos medidos (% de cerdas saliendo en celo, días para salir en celo o nacidos vivos en el siguiente parto) tampoco se vieron afectados.
Sin embargo el número total de UFC en la orina de los lechones fue superior al incrementar el BE (p<0,03), este hecho pudo haber provocado un descenso en la supervivencia de los lechones (p<0,05).
Las variaciones en el balance electrolítico de la dieta de las cerdas provocó cambios fisiológicos en las cerdas y sus camadas. Los efectos más apreciables a corto plazo fue la reducción de la supervivencia de los lechones asociada a BE superiores.
J. M. DeRouchey, J. D. Hancock, et al. J. of An. Sci. 2003. 81:3067-3074