AKM Witschi, A Liesegang, S Gebert, GM Weber and C Wenk, 2011. Journal of Animal Science, 89: 1844-1852. http://dx.doi.org/10.2527/jas.2010-3787
06-sep-2011 (hace 13 años 2 meses 18 días)Los lechones nacen con concentraciones plasmáticas reducidas de 25-hidroxicolecalciferol (25-OH-D3), con lo que están altamente predispuestos a padecer deficiencia de vitamina D. Además, la poca cantidad de vitamina D en la leche de las cerdas y la baja absorción intestinal de vitamina D por parte de éstas, limitan la eficacia de la suplementación dietética con esta vitamina. Por lo tanto, los neonatos dependen, en gran medida, de las reservas de vitamina D acumuladas en los tejidos fetales a partir de las fuentes maternas. Con todo ello, el presente estudio se realizó para evaluar si el origen y la cantidad de vitamina D ofrecida a las cerdas gestantes y lactantes, y también directamente en el pienso lactoreemplazante de los lechones, puede influir sobre el estatus de vitamina D, el crecimiento y el desarrollo del esqueleto de los lechones. Para ello, 39 cerdas primíparas y multíparas se distribuyeron al azar en 1 de los 3 tratamientos dietéticos (13 a cada tratamiento), suplementados con 5 o 50 μg de 25-OH-D3 por kg de pienso. A partir de la tercera semana de lactación, a los lechones se les ofreció pienso lactoreemplazante con suplemento de vitamina D, de acuerdo con el tratamiento de la cerda, hasta que alcanzaron un PV aproximado de 20 kg.
Cuando se proporcionó 25-OH-D3 en el pienso, las concentraciones circulantes de 25-OH-D3 en el suero de los lechones fueron superiores (P < 0,05) en los días 21, 33 y 77 de vida; indicando unas mayores reservas corporales en estos animales. La resistencia a la rotura de los huesos, el contenido mineral de la cortical del hueso y la densidad de la diáfisis tibial de los lechones se redujeron (P < 0,05) cuando se suplementaron con 5 µg/kg de vitamina D3, en comparación con los rasgos óseos de los otros grupos, pero no se observaron diferencias (P > 0,05) entre estos otros 2 grupos. Después del destete, el CMD fue superior (P < 0,05) y el crecimiento tendió (P = 0,08) a mejorar cuando se administraron dosis de 50 µg/kg, sin tener en cuenta la fuente de vitamina D.
En conclusión, la suplementación del pienso con 50 µg/kg de cualquier fuente de vitamina D parece satisfacer las necesidades de las cerdas gestantes y permite la acumulación de vitamina D por parte de los tejidos fetales, para conseguir una mineralización ósea y crecimiento normales y, posiblemente, para apoyar la salud inmunológica de la descendencia. La notable mejora del estatus de vitamina D de los lechones, cuyas madres recibieron 25-OH-D3, posiblemente sea debida al aumento de las reservas tisulares presentes en el momento del nacimiento y a la mayor disponibilidad de la vitamina D cuando ésta es liberada de las reservas corporales.