In vivo, en condiciones normales, y a excepción del tracto digestivo, los tejidos comestibles del ganado son estériles. Es en
el proceso de obtención de la carne donde se contaminan, siendo la matanza una fase
especialmente delicada.
Existen dos importantes fuentes de contaminación de las canales en los mataderos: la piel
y el contenido digestivo. Generalmente el tracto gastrointestinal se extrae intacto del
animal muerto, sin pérdidas que pudiesen comprometer la higiene del producto final. La
suciedad de la piel afecta de forma diferente a los diferentes grupos de ganado:
1. Animales que se desollan (ovino, bovino, caprino o
caballar): la extracción de la piel es difícil de llevar a cabo sin que se pongan en
contacto el exterior de la piel con el músculo subyacente. Esto explica la correlación
positiva existente entre la suciedad del animal sacrificado y la contaminación de la
carne que de él se obtiene.
2. Animales que no se desollan (porcino y aviar): en este
caso los animales recién muertos pasan por unos tanques de escaldado con el objeto de
facilitar el depilado o el desplumado. Este proceso limpia e higieniza el exterior del
animal antes de realizar la incisión necesaria para el eviscerado. Sin embargo es ANTES
de sumergir al animal en el tanque de escaldado, y cuando el animal está todavía sucio,
cuando el matarife incide el cuello del ave o el pecho del cerdo para sangrarlo. En esta
operación el cuchillo transporta la suciedad que pudiese haber en el exterior al músculo
que está en contacto con la incisión.
La suciedad de los animales se suele concentrar en abdomen
y patas, y suele estar compuesta de barro, vegetación y contaminación fecal. La cantidad
de suciedad con la que llega un animal al matadero depende en gran medida de las
condiciones del animal en la explotación: existencia o no de diarrea, la longitud del
pelo, la meteorología (lluvia, barro), higiene de los corrales...
La mejor forma de mejorar la higiene del sacrificio es que el granjero proporcione
animales lo más limpios posibles. Existen estudios que demuestran que las canales
obtenidas de animales sucios pueden llegar a poseer una carga bacteriana 1000 veces
superior a las obtenidas de animales limpios. Los mismos estudios muestran que ningún
método de desollado industrial es capaz de evitar la transferencia de los gérmenes del
exterior de la piel al interior, a menos que se reduzca la velocidad de la línea hasta
niveles extraordinariamente bajos.
Para poder de proporcionar animales limpios el ganadero dispone de varias estrategias:
mejorar la higiene de los corrales, estabular al ganado el día anterior a su transporte
en corrales con cama limpia y seca, aislar a las cabezas con diarrea… Los ovinos
excesivamente sucios, y a los que una estabulación pre-transporte no haya conseguido
limpiar adecuadamente pueden ser esquilados.
En última instancia debería ser el matadero el que rechazase el sacrificio de animales
excesivamente sucios. Existen fiables métodos de clasificación del grado de suciedad del
ganado, útiles para rechazar los animales que pudiesen suponer un riesgo para la higiene
de la línea de sacrificio.
Xavier Bará Carril.QSM Consultors