Escribe M. Gorrachategui mgorrachategui@iber-ina.com
06-may-2005 (hace 19 años 7 meses 22 días) La evolución de nuestro sector en los últimos años nos ha
llevado a considerar como criterio prioritario de empleo de grasas y aceites la
seguridad alimentaria.
Los fabricantes de pienso necesitan información sobre su composición,
conservación y seguridad de empleo y en particular sobre origen, composición
exacta, tratamientos y trazabilidad. Sin esta información es muy costoso,
e imposible en el tiempo, que el fabricante de piensos pueda garantizar completamente
a su vez la seguridad de sus preparados. La información del proveedor y
los medios analíticos disponibles, usados como sistema de comprobación,
son las principales armas que hay que utilizar.
La composición se conoce mediante el uso de técnicas habituales
como la cromatografía de ácidos grasos que, siendo una herramienta
valiosa, a veces es necesario complementar con otras determinaciones, como el
análisis de esteroles, para llegar a conclusiones más precisas;
como sabemos las grasas animales contienen por encima de un 95-98% de colesterol.
Otros análisis menos habituales en nuestra industria, pero que pueden
arrojar una información más detallada, son el análisis
de triglicéridos para conocer la posición de los ácidos
grasos (Willen, 2001) o el análisis de tocoferoles.
Sin embargo, algunos de los mayores problemas de grasas y aceites son consecuencia
de su alteración. La mala manipulación durante el transporte y el
almacenamiento y las adulteraciones son las principales causas. Mientras no haya
normas específicas para el transporte de los productos destinados a la
alimentación animal, podemos tomar como referencia las que existen para
los aceites comestibles y, en este sentido, el Código Internacional de
Prácticas para Almacenamiento y Transporte (CAC/RPC 36-Rev 1999) es una
excelente referencia.
La oxidación acarrea problemas de enranciamiento, con liberación
de peróxidos y aumento posterior de la cantidad de ácidos grasos
libres. El estado de oxidación puede evaluarse mediante el índice
de peróxidos y la acidez; aunque son más útiles los análisis
previos mediante enranciamiento inducido, como la medida del tiempo de resistencia
a la oxidación (TIR). Los productos formados durante el enranciamiento
conllevan cierto grado de toxicidad y por ello las medidas preventivas son de
mayor eficacia.
Otro problema importante son los productos formados como consecuencia de un tratamiento
térmico excesivo o de la presencia de aceites recalentados. Calor y oxidación
ayudan a una polimerización de los ácidos grasos, a la formación
de isómeros trans así como a la aparición, en los casos más
graves, de compuestos tóxicos como oxisteroles, monómeros cíclicos
de ácidos grasos, etc. Consecuencia de lo anterior son el aumento del contenido
en indigestibles, la pérdida de ácidos grasos esenciales y la formación
de compuestos de un grado de toxicidad variable (Willen y Veen, 1985; Combe y
Grandgirard, 1992). El análisis de los polímeros de triglicéridos
o de compuestos polares nos da información del grado de polimerización.
Sobre los contaminantes, aunque muchas veces el riesgo de encontrarlos es mínimo,
malas prácticas de transporte, accidentes o adulteraciones hacen que puedan
estar presentes. La Directiva 2002/32/CE sobre sustancias indeseables (RD 465/2003)
contempla algunos de ellos, en cambio existen muchos más que pueden ser
potencialmente peligrosos.
Dentro de los primeros están los que se indican en las tablas siguientes:
1.- metales pesados (niveles máximos, ppm)
Arsénico |
Plomo |
Cadmio
1 |
Flúor
2 |
Mercurio 3 |
2 |
11 |
1-2 |
150 |
0,1 |
1
Para aceites vegetales y grasas animales respectivamente.
2 500 para piensos animales.
3 Para aceite de pescado 0,5 |
Las normas para aceites y grasas comestibles son más rígidas
y el Codex recomienda niveles máximos de 0,1 ppm para plomo y arsénico.
2.- plaguicidas (principalmente en grasas vegetales. Niveles máximos, ppm)
Canfecloro |
0,1
|
Endrín
|
0,05 |
Clordán |
0,05
|
Heptacloro |
0,2 |
DDT
|
0,5
|
Hexaclorobenceno1 |
0,2;
0,1 y 2 |
Endosulfán |
0,1
|
|
|
1Para
los isómeros α , β, γ respectivamente |
3.- dioxinas1 (niveles máximos)
|
Actual
(PCDDs + PCDFs) |
Nueva
propuesta en discusión 2
(PCDDs + PCDFs + PCBs) |
Grasa
animal |
2
|
3 |
Aceite
de pescado |
6
|
24 |
Aceites
vegetales |
0,75 |
1,5 |
1
Expresados en ng de equivalentes tóxicos internacionales según
la OMS, 1997 (EQT
PCDD/ F OMS/ kg).
2 Actualmente se estudia, además, la inclusión
de PCBs |
Dependiendo de su naturaleza, las grasas pueden contener algunas sustancias tóxicas
naturales asociadas, tal es el caso del ácido erúcico u otros factores
antinutricionales liposolubles presentes en las variedades de mostaza (Brassica
juncea, Brassica nigra, etc) o el gosipol libre que pueda provenir de semillas
de algodón.
Dentro de los posibles contaminantes no regulados en la legislación
hay metales como níquel, u otros como hierro y cobre, que son considerados
en el Codex por ser aceleradores de la oxidación, y también sustancias
orgánicas, principalmente en aceites vegetales, que pueden ser residuos
de disolventes como hexano, contaminantes como alcanos (contaminación
en transporte), PBBs (polibromobifenilos), Hidrocarburos Policíclicos
Aromáticos (PAHs) tales como pirenos, antraceno, etc (Dennis y col.,
1983, Vos y col., 1990).
Por último, se deben tener en cuenta criterios microbiológicos,
aunque los riesgos de contaminación son mínimos, así como
el nivel de impurezas en el caso de grasas de origen animal (< 0.15%), para
evitar el riesgo de transmisión de la ESB (Rgto CE 1774/2002).
En cualquier caso, sólo la colaboración entre todos los implicados
en la cadena puede garantizar verdaderamente la seguridad.