Ante problemas de diarrea en lechones, uno de los agentes etiológicos que deben considerarse son los coccidios. Aunque los lechones pueden infectarse con diferentes especies de coccidios, la infección que tiene más importancia práctica es la causada por Isospora suis.
Isospora suis es un parásito intracelular obligado que causa una infección localizada en el intestino. Se multiplica principalmente en los enterocitos del intestino delgado destruyéndolos y causando una diarrea originada por la consecuente disminución de la capacidad de digestión y de absorción del intestino.
El cuadro clínico se observa principalmente en lechones de 5 a 21 días de vida y su gravedad depende, en buena medida, de la cantidad de ooquistes esporulados que el lechón ha ingerido. Estos ooquistes esporulados, presentes en el ambiente de la sala de partos, proceden bien de los ooquistes que eliminan los animales adultos, en este caso las cerdas, que actúan como portadores sanos, o bien de los eliminados por lechones de partos anteriores cuando la limpieza y desinfección de las salas de parto no son las adecuadas.
Para que los ooquistes esporulen y adquieran capacidad infectante es necesario que haya un cierto grado de humedad. El tiempo que tardan en esporular depende además de la temperatura: a la temperatura proporcionada por la calefacción para los lechones, la esporulación puede tener lugar en 12 horas.
La coccidiosis aparece con mayor frecuencia en salas de parto con humedad y temperaturas elevadas y en las que no se retiran diariamente las heces de las cerdas. También es más frecuente en parideras con mucho piso sólido que en aquellas que tienen un buen enrejillado.
El síntoma característico es una diarrea pastosa amarillenta o grisácea, que mancha el periné de los lechones. Éstos tienen mal aspecto, están deshidratados, el pelo está levantado y sucio y el crecimiento se retrasa.
Cuando la dosis infectante es muy elevada puede llegar a haber enteritis necrótica con eliminación de heces acuosas y mortalidades mayores.
La coccidiosis puede afectar solamente a algunas camadas o incluso solo a algunos lechones dentro de una camada. Es orientativo el que la diarrea no responda a los tratamientos usuales con antibacterianos y responda en cambio a productos con actividad contra los coccidios.
Generalmente la mortalidad es baja, pero la coccidiosis puede complicarse con infecciones bacterianas secundarias, especialmente por Escherichia coli, que pueden dar lugar a cuadros clínicos muy variables.
En la necropsia, la lesión más característica es una enteritis fibrinosa, o necrótica en los casos más graves, que afecta principalmente al tramo final del intestino delgado. Nunca hay enteritis hemorrágica en coccidiosis puras.
Ni el cuadro clínico ni las lesiones macroscópicas son suficientes para el diagnóstico, que ha de confirmarse en el laboratorio bien por detección de los ooquistes en las heces de los lechones con diarrea o bien mediante la observación del parásito, en una u otra fase de su desarrollo, en raspados de mucosa del intestino delgado.
Lo mismo que sucede con otras infecciones entéricas, la recogida de muestras condiciona completamente la posibilidad de llegar a un diagnóstico correcto. Es necesario recoger muestras de varias camadas y de varios lechones en cada camada: unos 35 lechones de 5-6 camadas diferentes. Las mejores muestras de heces son heces pastosas recogidas de lechones que hayan tenido diarrea durante 2-3 días porque es cuando se produce la eliminación máxima de ooquistes y, por tanto, cuando las posibilidades de detectarlos son mayores. En las heces líquidas el contenido de ooquistes es menor.
En caso de realizar necropsias debe enviarse el paquete intestinal completo al laboratorio para poder realizar raspados en varios puntos del yeyuno y del íleon.
Cuando solo se envían muestras de 3 ó 4 lechones, las posibilidades de obtener diagnósticos negativos falsos son muy elevadas.
Para la detección de ooquistes en las heces se emplea una técnica de flotación convencional, con recuento posterior, que a veces se ve dificultada por la cantidad de grasa presente en las heces. En estos casos deben emplearse otros métodos de flotación que resuelvan el problema.
La observación del parásito en raspados de mucosa intestinal es sencilla empleando métodos de tinción corrientes.En consecuencia, los fallos del diagnóstico se deben casi siempre a que el número de muestras disponibles para el diagnóstico es insuficiente, lo que da lugar a resultados falsos negativos.