Diagnóstico diferencial de diarreas en cerdos de crecimiento y cebo: causas no infecciosas

John D. Mackinnon
01-jul-2004 (hace 20 años 5 meses 21 días)

Continuamos con el segundo y último capítulo dedicado al diagnóstico diferencial de las diarreas en cerdos de crecimiento y cebo. Si bien en el primer artículo se habló de las causas infecciosas, en este caso hablaremos de las causas no infecciosas.

Cualquier cambio brusco en la alimentación puede precipitar un trastorno dietético, pero los efectos son, por lo general, de corta duración. Los cerdos que estén en fases tempranas de crecimiento, hasta unos 25 kg de peso vivo, tienden a ser menos tolerantes para ingredientes alimentarios de baja digestibilidad, y por tanto en este grupo de edad, las especificaciones de los piensos son más críticas, dentro de las llamadas diarreas nutricionales.

Muchos ganaderos conocen los efectos de utilizar en sus piensos cereales en las 2-3 primeras semanas después de su cosecha. La diarrea que se produce a veces como resultado de esta práctica se conoce como el efecto "cereal nuevo" y su etiología está poco clara. La explicación más plausible es que contenga componentes que actúen como sustratos para una fermentación bacteriana anormal en el intestino.

Los efectos del tamaño pequeño de las partículas, así como de grandes variaciones en los tamaños de las partículas están bastante bien documentados. La úlcera gástrica tiene una elevada incidencia en cerdos sacrificados y la presencia de lesiones gástricas puede conducir a trastornos dietéticos crónicos. Existe una poderosa asociación entre la presencia de ulceración gástrica y dietas de molienda fina, especialmente cuando el transporte de cerdos provoca una reducción en la ingestión de pienso. Alimentar con pienso de un tamaño de partículas de 550 mm mantiene o agrava ligeramente las anomalías en el epitelio esofágico, pero con un tamaño de 750 mm se consigue la curación. El uso de un molino estructurado en lugar de un molino de martillo proporciona mayor uniformidad del tamaño de las partículas así como partículas de mayor tamaño, y la experiencia de campo sugiere que la sustitución del molido con martillo reduce significativamente la incidencia de la ulceración gástrica y de la diarrea.

Las malas condiciones de almacenamiento e higiene pueden provocar la oxidación de las grasas, el desarrollo de micotoxinas y la contaminación accidental con muchas sustancias, todo lo cual puede precipitar o agravar la diarrea. Entre los posibles candidatos se encuentra el antimonio (pinturas), arsénico (herbicidas, insecticidas), cadmio (fungicidas), mercurio (fungicidas), insecticidas organofosforados y de carbamato y herbicidas de dipiridal.

Entre los factores antinutritivos de las materias primas que pueden precipitar episodios de diarrea se incluyen las saponinas, fitatos, lectinas e inhibidores de la tripsina, pero el mecanismo sigue careciendo de una buena explicación.

Por el contrario, hoy día se va entendiendo mejor el papel de la fibra del pienso en la patogénesis de la diarrea en cerdos de cebo. La fibra del pienso se compone de polisacáridos no amiláceos (PNA) y lignina. La composición típica es la siguiente: cebada 21%; trigo 10%; salvado y tercerillas de trigo 35%; harina de soja 25% y harina de semilla de colza 33%. Parece haber una relación entre dietas con elevado contenido de PNA y la proliferación de especies de Brachyspira. La susceptibilidad de los cerdos a una infección artificial de B. Hyodysenteriae es elevada si son alimentados con dietas ricas en PNA. Los cerdos que fueron alimentados con dietas basadas en arroz cocinado y por lo tanto, esencialmente exentas de fibra, no desarrollaron disentería. Los cerdos alimentados con una combinación de arroz blanco cocinado y proteína animal tuvieron las heces y el contenido del colon más secos, intestino grueso más libre, un pH del colon más alto y menor contenido de ácidos grasos volátiles totales (AGVT) en el colon que los cerdos alimentados con arroz cocinado más altramuces, trigo más altramuces y trigo más proteínas animales. Ninguno de ellos desarrolló disentería después de la infección provocada artificialmente a diferencia de los tres últimos grupos. Durmic y col. (1998) utilizaron una dieta de arroz blanco cocinado más proteína animal a la que se añadió PNA insolubles, PNA solubles, almidones resistentes (AR) o una mezcla de PNA y AR. Las bacterias del colon que se sabe que potencian la colonización con B. Hyodysenteriae sólo se encontraron en los cerdos alimentados con la dieta PNA/AR y se expresó la enfermedad clínica. Todo indicaría que los PNF actúan, bien como un sustrato para B. Hyodysenteriae o para otras bacterias que potencian la colonización de la misma forma que potencian la colonización por Lawsonia intracellularis. La reducción en AGVT supone una reducción global en la fermentación bacteriana y por consiguiente en el recuento de bacterias. El hecho de cocinar los cereales puede hacer que las cosas empeoren, porque da lugar a más PNA solubles y esto podría explicar un aspecto de la patogénesis de la colitis causada por B. Pilosicoli.

Hay pruebas anecdóticas que sugieren que la denominada colitis no específica está relacionada con la granulación de los alimentos. Cuando la harina empleada para formar los gránulos se ofreció como alimento sin procesarla, no hubo evidencia de diarrea ni colitis. Sin embargo, después de granular y volver a triturar los gránulos, el alimento provocó aparentemente los síntomas típicos de la colitis, lo que sugiere que el proceso de granulación tenía la culpa. La explicación podría estar en que el tratamiento térmico libera PNA solubles, una teoría que resulta confirmada por la demostración de que la adición de xilanasas a los gránulos da lugar a un producto fecal seco similar al de los cerdos alimentados con la harina sin procesar.

Las instalaciones para el suministro de agua en muchas granjas son inaceptables. Si los cerdos no pueden beber fácilmente, recurren a rebuscar líquido del suelo o beber la orina de otros cerdos. Este comportamiento tiene graves implicaciones para la salud y el bienestar, y es un método seguro de transmisión de patógenos entéricos. Algunos tipos de bebederos son particularmente propensos a la contaminación bacteriana y en ellos pueden sobrevivir durante períodos prolongados patógenos como E. Coli, especies de Brachyspira y Salmonella.

El uso abundante de antimicrobianos tendrá un profundo efecto sobre la flora intestinal, en especial en los lechones después del destete. En ese momento, se están produciendo cambios en la fisiología intestinal que también influyen en el desarrollo de la flora intestinal y, si se modifica la composición por el uso continuo de antimicrobianos, puede influir negativamente también en los procesos de fermentación. Una vez reducida o eliminada la presión de la selección antimicrobiana, tiene lugar una nueva adaptación de la flora intestinal, un momento en el que se puede observar que la diarrea mejora repentinamente.