5. Conducta de alimentación de la cerda lactante: importancia del agua y de la temperatura

Xavier MantecaJose Luís Ruíz de la Torre
19-abr-2004 (hace 20 años 8 meses 3 días)
Durante la lactación, la cerda tiene unas necesidades de energía especialmente altas.
La conducta de alimentación es un aspecto importante en todo el ciclo productivo del cerdo, pero adquiere una especial relevancia en el caso de la cerda lactante. La ingestión de alimento por parte de la cerda afecta tanto a la cantidad y calidad de la leche (y por lo tanto al crecimiento de los lechones) como al intervalo entre destete y cubrición. Este conjunto de efectos es especialmente importante en las cerdas de primer y segundo parto que se encuentran todavía en crecimiento.

Un primer factor que afecta a la ingestión de alimento durante la lactación es el nivel de alimentación durante la gestación, de manera que un exceso en esta fase puede provocar una disminución de la ingestión durante la lactación. Ya en fase de lactación, existen varios factores que influyen en la ingestión de alimento. La calidad de la dieta y su forma de presentación son aspectos primordiales, pero que dejamos en manos de los especialistas en nutrición. Desde un punto de vista más relacionado con el bienestar animal, existen dos factores importantes: la temperatura efectiva y la disponibilidad de agua.


Efecto de la temperatura sobre la ingestión


La temperatura que realmente tiene efecto sobre los animales es la llamada temperatura efectiva (TE) que depende de la temperatura ambiental, del tipo de suelo y del aislamiento y ventilación. En resumen, los suelos aislados o con cama de paja o similar aumentan la temperatura efectiva mientras que las corrientes de aire la reducen. En la tabla 1 podemos ver como varía la TE en función de los diferentes parámetros. La temperatura efectiva puede entenderse como la sensación real de calor (o frío) que percibe un animal.

Tabla 1. Temperaturas efectivas según la temperatura ambiente y el tipo de suelo y aislamiento térmico (entre paréntesis se presenta la variación entre las temperaturas ambiente y efectiva).

El aspecto clave a recordar es que un exceso de temperatura provoca una disminución de la ingestión voluntaria de alimento, de una forma bastante lineal (ver tabla 2), con las consecuencias negativas que pueden deducirse a partir de lo explicado anteriormente. Por lo tanto, un punto clave para mantener la ingestión a niveles óptimos consiste en mantener la temperatura efectiva entre los márgenes adecuados. En condiciones de calor, típicas en toda España durante periodos relativamente largos, conviene entonces plantearse la modificación de las infraestructuras o la instalación de sistemas de refrigeración, como paneles de agua.

Tabla 2. Temperaturas de confort y disminución del consumo según la temperatura efectiva.

Durante los dos días anteriores y posteriores al parto puede ser conveniente mantener la sala de maternidad a una temperatura relativamente alta, debido a que la hipotermia es una de las causas principales de mortalidad neonatal. Sin embargo, a partir del tercer día post-parto conviene mantener la sala entre 18 y 20ºC y proporcionar a los lechones una fuente de calor (placas o focos de calor).

Como principio básico, el aporte de alimento y agua deben estar garantizado. La mala calidad de uno de los dos limita su disponibilidad.
Efectos del agua sobre la ingestión

En la especie porcina, la ingestión de alimento va siempre ligada a la de agua: la falta de ésta reducirá por lo tanto la ingestión de alimento. De hecho, las necesidades de agua (en litros) pueden calcularse de una manera aproximada multiplicando por 3,7 la ingestión de alimento (en kg). Por lo tanto, es imprescindible que los animales dispongan de la cantidad suficiente de agua y que ésta sea de buena calidad. En este sentido, la cantidad vendría dada por el flujo de agua en los bebedero de 'chupete' (que debería ser de 2 a 4 litros/minuto) y por la profundidad (que debería ser de unos 4 cm) en los de bañera.

Respecto a la calidad, y dejando a un lado los niveles de contaminantes (químicos y/o biológicos), un aspecto muy importante es la temperatura del agua. Existen muy pocos estudios que hayan analizado el efecto de la temperatura del agua sobre el consumo de alimento. En uno de estos estudios, comparando agua a 28º C con agua a 18º C, los autores observaron un menor crecimiento en los animales que sólo disponían de agua caliente. Aunque no podemos ofrecer márgenes concretos de temperaturas para el agua, parece recomendable evitar que el agua esté demasiado caliente en verano o demasiado fría en invierno.

El aporte de agua es de mayor importancia en condiciones de calor. Aunque una posibilidad interesante consiste en ofrecer el pienso ya mezclado con agua, hay que recordar que este sistema exigirá un mayor control para evitar que los residuos de comida provoquen fermentaciones y para garantizar que el agua disponible sea siempre de buena calidad.