En los últimos años, la metodología de las vacunas ha avanzado rápidamente, por lo que en un futuro próximo es de esperar la aparición de nuevas vacunas para cerdos.
Uno de los primeros logros fue el desarrollo de vacunas sintéticas, que son inocuas, estables, químicamente definidas y susceptibles de producirse a gran escala y bajo coste. Uno de los primeros ejemplos fue la de la fiebre aftosa (FA). Se prepararon péptidos sintéticos que se parecían a los del virus de la FA, aunque se descubrió que eran poco inmunógenos si no se asocian con proteínas. La razón está en que los péptidos solos pierden su rigidez y de ese modo su configuración superficial específica. Un reciente informe describe ensayos satisfactorios con una vacuna peptídica sintética expresada sobre una cubierta de glicoproteína del virus de la peste porcina clásica (PPC), conjugada con albúmina de suero bovino.
Otro de los logros fue la aplicación de la tecnología de ADN recombinante a la producción de vacunas de subunidades. Los genes del patógeno que codifican la proteína/polipéptido inmunogénica deseada, se integran en el genoma de un virus, bacteria o levadura vector, y el vector o su producto codificado se utiliza como inóculo. Se pueden añadir agentes potenciadores para facilitar la transfección, la integración del ADN en el genoma del vector y/o suministrar la transcriptasa para producir ADN a partir del ARN. Por lo que se refiere a los cerdos, tenemos un ejemplo en un vector recombinante experimental de la viruela porcina que expresa inmunógenos de la enfermedad de Aujeszky. Otro ejemplo son los péptidos inmunogénicos del virus de la gastro-enteritis transmisible (GET) administrados por vía oral en un vector bacteriano para estimular la inmunidad de la mucosa.
Las vacunas marcadas son otro avance relativamente reciente. Su acción consiste en provocar la aparición de anticuerpos que se pueden distinguir de los estimulados por el virus campo. Esto las hace muy valiosas para programas de erradicación regionales. La vacuna de delección génica contra la enfermedad de Aujeszky fue una de las primeras empleadas con este fin. Recientemente se han publicado ensayos satisfactorios en México de una vacuna marcador de subunidades recombinantes, disponible en el mercado, para ayudar a erradicar la PPC de regiones que tienen muchas explotaciones pequeñas de cerdos tipo "corral".
Las vacunas de nucleótidos expuestos constituyen un nuevo descubrimiento apasionante que todavía no se ha aplicado a nivel comercial. En términos generales, un gen viral que codifique para una proteína o proteínas inmunogénicas, se inserta en un plásmido de expresión que se puede replicar en una bacteria, purificarse e inyectarse en un animal de modo que codifique para la proteína elegida que luego estimulará una respuesta inmune. El inmunógeno es producido por las células transfectadas del hospedador.
Las vacunas de nucleótidos expuestos estimularían una fuerte inmunidad de larga duración, serían estables, no revertirían a la virulencia y podrían actuar como vacunas marcadores. La mayor parte del trabajo realizado en vacunas de nucleótidos para cerdos se ha hecho en el virus de la FA, pero hay publicaciones de trabajos realizados con otras como las vacunas contra el virus de la enfermedad de Aujeszky, Escherichia coli K88, el virus del síndrome reproductor y respiratorio porcino (PRRS), el virus de la PPC y el virus de la influenza porcina.
La vía de administración puede influir en la protección inducida por las vacunas. La inoculación parenteral, principalmente intramuscular (IM), es la más frecuente y más práctica para los cerdos, pero la subcutánea (SC), para la que existen hoy en día los instrumentos apropiados, puede proporcionar una alternativa más sencilla. La ruta SC tiene la ventaja de que evita reacciones, como los abscesos, y también la transferencia de infecciones sanguíneas. La vacunación oral también es una posibilidad. Se ha empleado en cerdos durante muchos años en forma de "feedback" (retroalimentación) para cerdas y cerdas primíparas de heces o intestinos de lechones para estimular la inmunidad de la mucosa frente al virus de la gastroenteritis transmisible (GET) o Escherichia coli enteropático. La única vacuna oral para cerdos disponible en el mercado (ya en Norteamérica) es una vacuna viva atenuada frente a Lawsonia intracellularis, que tiene la ventaja de que se puede administrar en el agua de beber.
Junto con el desarrollo de las propias vacunas también se han producido logros en los adyuvantes, especialmente emulsiones de aceite-en-agua, agua-en-aceite y agua-en-aceite-en-agua, empleando aceites biodegradables. Es mucho menos probable que provoquen reacciones locales o generales que los adyuvantes oleosos clásicos, pero proporcionan una fuerte inmunidad de larga duración. Son ejemplo las más recientes vacunas comerciales frente a Mycoplasma hyopneumoniae, de las que con frecuencia se descubre que tienen ventajas añadidas porque al eliminar a M. Hyopneumoniae, otras infecciones concurrentes, tal como PRRS, también pueden llegar a ser clínicamente más débiles.
Las vacunas futuras pueden tener más usos que la protección de los animales frente a las infecciones. Un ejemplo es la inmunoanticoncepción. Investigadores de Australia describieron una vacuna contra la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) en cerdos machos que tenía efectos sobre el olor sexual, el crecimiento y los niveles de grasa de los machos similares a los de la castración quirúrgica. Un factor limitante importante para la disponibilidad comercial podría ser el riesgo de inoculación accidental de un encargado del cuidado de los cerdos.