Alimentación de cerdas gestantes teniendo en cuenta la fracción de carbohidratos del pienso

P. Garcia
20-jun-2003 (hace 21 años 5 meses 2 días)

Dentro de los carbohidratos, la fibra representa a los digestibles por fermentación (no por enzimas), siendo un importante aporte de energía especialmente en los cerdos adultos (entre el 5 y el 28% de las necesidades de mantenimiento en porcino según el NRC-98). Trabajos del INRA (Le Goff et Noblet, 2001) diferencian dos valores energéticos distintos en función del peso vivo (cerdos en crecimiento=10-150 Kgs p.v. vs cerdas en gestación y lactación). No existiendo grandes diferencias entre los coeficientes de digestibilidad de la energía (dE) para grasa, almidón y azúcares de cerdos en crecimiento y adultos, se deduce que la diferencia es proporcional al incremento que con la edad se produce en la dE de la fracción fibra.

Esta mayor dE es directamente dependiente del nivel y del origen botánico de las paredes vegetales del alimento, ya que, mientras las fracciones solubles de la fibra (pectinas y polisacáridos no amiláceos solubles) son fácilmente fermentescibles, sólo lo son en cierta medida las hemicelulosas, en menos la celulosa (insoluble) y no lo es la lignina.

FB (%)
FND (%)
EN cerdas
(kcal/kg)
EN
crecimiento
(Kcla/kg)
dE cerdas
(%)
dE crec.
(%)
Trigo
2,2
12,4
2540
2510
(+1,2%)
89
88
(+1,1%)
salvado
9,2
39,6
1630
1500
(+8,7%)
63
57
(+10,5%)
Paja
38,2
72,1
440
330
(+33,3%)
18
12
(+50%)
Pulpa de remolacha
17,3
40,5
1700
1480
(+14,9%)
81
72
(+12,5%)
INRA-AFZ (2002)

Le Goff et al. (2002) midieron el efecto del peso vivo y de diferentes alimentos en el tiempo medio de retención (TMR) de la digesta en el tubo digestivo, encontrando grandes diferencias entre cerdos en crecimiento (33 horas) y cerdas adultas (81 horas), y entre el salvado de trigo (68 horas) y la pulpa de remolacha (PR) (82 horas), lo que también justifica la mayor eficiencia energética de la cerda adulta.

Es bien conocido el efecto negativo que sobre el consumo en la fase de lactación tiene un excesivo consumo energético durante la gestación (Pond y Maner, 1984; Yang et al. 1989; Libal, 1991; Dourmad, 1991), lo que justifica la restricción alimenticia que tradicionalmente se realiza durante esta fase.

Varios trabajos (Thacker, 1990; Matte et al. 1994; Farmer et al. 1996) indican que dietas de gestación muy ricas en fibra (FB=15,3% vs 4,1% en base a cascarilla de avena) son capaces de dilatar el sistema digestivo aumentando tanto la capacidad de ingestión durante la lactación como la producción láctea (8,8 vs 8,0 kg/d).

Nivel de fibra en pienso cerdas gestantes
Bajo
Medio
Alto
Lechones nacidos
10,22
11,00
10,95
Consumo en lactación (kg/d)
5,27
5,88
6,21
Lechones destetados a 21 días
8,12
9,15
9,07
Peso lechones al destete
5,39
5,50
4,90
Mortalidad (%)
20,5
16,8
17,2
Fuente: Minnesota University

La restricción alimenticia es la principal responsable de la aparición de estereotipias durante la gestación (Appleby y Lawrance, 1987). Varios trabajos (Robert et al.1993 y 2002; Whittaker et al. 1998; Ramonet et al. 1999; Meunier-Salaün et al. 2001) relacionan mayores niveles de fibra con una menor incidencia de estereotipias y un menor tiempo de permanencia de pie como consecuencia del incremento en el volumen de la ración y del aumento de la duración de la comida. A similares niveles de fibra bruta (FB) (12,7 vs 13,5%), una dieta con el 50% de PR presentó menor incidencia de peleas y mayor tiempo de descanso que una dieta en base a alfalfa (15%), salvado de trigo (15%) y cascarilla de avena (20%) (Danielsen & Vestergaard, 2001), lo que vuelve a dejar clara la importancia del aporte de fuentes de fibra soluble.

El mencionado sistema tradicional de alimentación restringida de cerdas gestantes en base a piensos concentrados también conlleva una lenta velocidad de tránsito digestivo ocasionando frecuentes problemas de estreñimiento, con desarrollo de poblaciones bacterianas patógenas, y el consecuente síndrome MMA asociado.

Además de la fácil fermentabilidad, la otra característica que presenta la fibra soluble en el tracto digestivo es su capacidad de incrementar la viscosidad de la digesta intestinal, bien mediante la formación de geles en presencia de calcio o a pH ácido en el caso de las pectinas o bien mediante la retención de agua en el de las hemicelulosas (xilanos, glucomananos, mananos, galactomananos,...), por lo que aumentan el contenido en humedad de las deyecciones, facilitando su excreción. Fisker et al. (2001) determinaron que cerdas lactantes alimentadas con un 15% de PR bebían significativamente más agua que las alimentadas sin PR (595,6 vs 538,7 l/lactación).

También merece ser destacado el efecto beneficioso que sobre el mantenimiento de la integridad de la mucosa intestinal producen los AGV (especialmente el butírico) procedentes de la fermentación de la fibra, ya que son la fuente energética preferida por los colonocitos. Integridad que actúa como una barrera para las bacterias y las endotoxinas (Gardiner et al., 1995). Además de que el efecto acidificante de los AGV controla el desarrollo de E. Coli y otros patógenos.

La reciente entrada en vigor de la Directiva 2001/88/EC sobre bienestar animal prohíbe el alojamiento de cerdas en jaulas desde las 4 semanas después de la cubrición y hasta 7 días antes del parto. La alimentación restringida en alojamientos en grupo provoca comportamientos agresivos (Edwards, 1992) y empeoramiento de la condición corporal (Terlow et al., 1991), por lo que lo que en este tipo de alojamientos de cerdas gestantes en grupo se tiende a la alimentación ad libitum siempre que sea posible limitar el consumo de energía, lo que puede conseguirse con dietas muy ricas en fibra. En varios trabajos de Brouns (1992, 1995, y 1997) se consiguió aumentar en cerdas gestantes el tiempo de ingesta de 3 a 4 veces y reducir el consumo diario entre 3 y 5 kgs/d y el de ED entre 2 y 3 veces con inclusiones de PR superiores al 50% (equivalentes a 2 kgs de esta materia prima/cerda/día), y en comparación con otras fuentes de fibra menos digestibles (paja de cebada, cascarilla de avena, resíduos de malta, salvado de arroz y salvado de trigo).

Quedando clara la importancia de distinguir entre las fracciones solubles e insolubles de la fibra, nos encontramos con la dificultad de su determinación analítica. La tradicional FB (método Weende) sólo corresponde a parte de la lignina y de la celulosa (fracción insoluble) y de ahí su escaso valor nutricional. De hecho, el NRC-98 sustituyó este parámetro por los de FND y FAD. Con la técnica de Van Soest podemos determinar de forma bastante precisa las principales fracciones insolubles de la fibra (lignina = LAD; celulosa = FAD-LAD) y las hemicelulosas (= FND-FAD).

En alimentación humana se ha desarrollado un método para medir la fibra total de la dieta (TDF), que por diferencia con la FAD permitiría determinar el total de fibra soluble, pero este método todavía no está validado para alimentación animal. En función de la capacidad de absorción de agua (CAA ó WHC=water holding capacity) de la fibra soluble tras someterla a un proceso de centrifugación, diálisis y filtración, existen valoraciones para algunas materias primas que indirectamente pueden dar una idea de su contenido en fibra soluble.

WHC
Trigo
1,00
Salvado de trigo fino
1,92
Salvado de trigo grueso
2,11
Pulpa de remolacha
3,59
Fuente: Centralys