La granja con una bioseguridad ideal (1/2)

Josep CasanovasLara RuizJoan Wennberg i Rutllant
07-sep-2021 (hace 3 años 2 meses 14 días)

Cuando se diseña una granja nueva, o se plantea cualquier ampliación o reforma, no hay duda de que se dedica mucho tiempo en escoger el diseño y equipamientos que se ajusten mejor a los requisitos de producción. De la misma manera, pensar y diseñar adecuadamente una granja desde el punto de vista de bioseguridad es un factor indispensable para conseguir granjas y estructuras de producción que minimicen los problemas sanitarios.

En este artículo conversamos con dos profesionales, Lara Ruiz y José Casanovas, que en la actualidad se dedican al diseño y control de los planes de bioseguridad de las granjas y sistemas de producción, de las empresas en las que trabajan.

Para acotar el tema nos ceñimos a qué elementos de bioseguridad deben contemplarse en el diseño de una granja de sitio 1, aunque todos ellos son aplicables a cualquier tipo de granja.

Casanovas empieza de forma clara: la clave de la mayoría de los elementos de bioseguridad es que marquen inequívocamente cuándo se está dentro de la granja (zona limpia) y cuándo fuera (zona sucia). Usa este ejemplo bien gráfico: “Imagina el límite entre tierra firme y el mar, si llegas al mar desde un acantilado, no hay duda, en la punta del acantilado estás en tierra y si das un paso más y ya estás en el mar. En cambio, si llegas desde una playa, el paso de tierra a agua es mucho más indefinido, ¿cuándo puedes decir que ya estás en el mar?” Así pues, los puntos de intercambio en una granja (el vestuario, los cargadores, etc) deben definir claramente la separación entre zona limpia y sucia, como en el acantilado, sin la existencia de zonas grises, que es donde se cometen los errores.

El vallado

Los dos autores coinciden en la importancia de tener un doble vallado: el perimetral que rodea toda la finca, y el de bioseguridad que nos delimita la zona limpia de la zona sucia (foto 1 y foto 2).

En la foto se observa el vallado perimetral a la izquierda, y el vallado de bioseguridad a la derecha que delimita con las naves y los silos

Foto 2. El vallado de bioseguridad debe permitir abrir y cerrar los piensos desde el exterior. Foto cedida por Lara Ruiz.

Ruíz explicita: Un tema importante es que la finca tenga un camino lo más circular posible alrededor del perímetro. Así es muy fácil tener accesos diferenciados en función de su riesgo.

Idealmente, uno para camiones de pienso y carga de lechones y otro separado para los vehículos de trabajadores y visitas, que los conduzca directamente a la zona de parking. Aún hay que tener un tercer acceso exclusivo a la balsa de purín.

Casanovas apunta que, aunque no lo queramos, siempre se acaban creando zonas “grises” en las granjas. Por ejemplo, si alejamos lo máximo posible el contenedor de recogida de cadáveres de la granja, ¿crearemos el problema de cómo trasladar las bajas hasta él? ¿con qué ropa/calzado? ¿a qué hora del día? posiblemente deberemos salir de la zona limpia para llegar hasta allí. Además, si nos referimos al caso concreto del contenedor de cadáveres, la legislación marca que el contendor debe estar dentro del recinto de la granja. Por eso es importante el vallado perimetral.

La entrada de nuevos animales y la nave de cuarentena-adaptación

Para Ruíz lo más común es trabajar con reposición externa. Y en este caso su opción prioritaria es hacerlo en una nave separada alejada de la granja, preferiblemente en otra finca. No obstante, en esta opción hay que tener en cuenta algunos condicionantes que pueden suponer un riesgo de bioseguridad. El principal es la dependencia de un transporte desde la cuarentena a la granja. Este transporte debe ser de la propia granja ya que, si fuese un transporte externo, requeriríamos otra cuarentena tras el traslado. El otro condicionante es la necesidad de que esta cuarentena tenga las condiciones adecuadas de vestuario, ropa, calzado y se visite siguiendo los protocolos de bioseguridad.

En caso de que estas dos condiciones no estén garantizadas, prefiere localizarla en la misma finca de las reproductoras pero, eso sí, lo más separada posible del resto de naves y, en caso de que se trabaje con ventilación natural, que no esté situada de manera que los vientos dominantes conduzcan aire desde la cuarentena hasta el resto de la granja.

Esta cuarentena debe disponer de un vestuario exclusivo y separado del resto de la granja, pero con las mismas condiciones: banco separador, ducha, lavadora para que esa ropa no salga de allí, limpiabotas, etc.
Casanovas coincide con las condiciones del vestuario, también él lo preferiría en una finca alejada, aunque asume que luego se dependerá de un último transporte que también implica un riesgo, pero que se puede minimizar si se tiene garantías y control sobre la limpieza del transporte. Pero para él, lo más determinante es controlar bien el origen de la reposición para no tener sorpresas.

Y apunta una idea que no es menor, desde el punto de vista de bioseguridad, la mejor opción es hacer autoreposición a partir de dosis seminales. En este caso deberás tener una nave de recría en la granja para criarte las futuras reproductoras.

El vestuario

Cuando hablamos de puntos de intercambio en una granja, no hay duda de que el vestuario es uno de los más importantes.

Ambos autores nos explican cómo se diseñan los vestuarios en las granjas actualmente:

Antes del vestuario debe haber una antesala donde se deja el calzado y el abrigo que debe separarse del acceso al vestuario definitivo por un banco lo suficientemente alto para que sea difícil saltárselo (foto 3). Esta antesala debe tener ya un lavamanos antes de entrar a vestuario.

Foto 3. Importante que esta zona sea amplia, porque en granjas grandes aquí pueden entrar más de 10 personas a la vez. Las medidas ideales de este banco son de 60 cm ancho* 40 cm alto.  Tras el banco el personal se pone las chanclas que serán de uso en el vestuario. Foto cedida por Lara Ruiz.

Tras la antesala, estaría el vestuario con zona sucia, ducha y zona limpia. En la zona sucia se deja la ropa de la calle. Cada vez más se usan los vestuarios tipo cabina individual (foto 4). En la zona limpia del vestuario se encuentra la ropa de la granja. También se va imponiendo la ropa de distintos colores para las distintas áreas de la granja (maternidad y gestación), así como colores específicos para visitas y para operarios de mantenimiento.

Foto 4. Vestuarios con cabina individual. Permiten la intimidad necesaria para cambiarse sin tener que hacer vestuarios separados para hombres y mujeres. Foto cedida por Lara Ruiz.

Tras el vestuario, volvemos a encontrar una sala igual a la primera, con el banco separador donde dejaremos las chanclas en la zona del vestuario, y al otro lado encontramos ya las botas de granja.

Hemos revisado 3 elementos claves en el diseño de la bioseguridad de una granja. En el siguiente artículo abordamos el muelle de carga, la entrada de material diverso y la bioseguridad interna.