Diarreas neonatales: la importancia de la alimentación de la cerda

Matthew A. AckermanCarlos Cantín LabartaRoberto MC GuedesThomas VraegheJoan Wennberg i RutllantJulia Cantín Labarta
17-may-2021 (hace 3 años 5 meses 16 días)

En este artículo conversamos con los 4 expertos sobre cómo alimentar a la cerda alrededor del parto y durante la lactación.

Influencia de la alimentación pre-parto

Guedes opina que no hay una relación directa de la alimentación periparto con la aparición de diarreas, sin embargo, lo que considera importante en relación con las diarreas es la calidad y cantidad de calostro. La cantidad sí que tiene que ver con la alimentación periparto sin embargo la calidad tiene que ver con la alimentación en el último tercio de gestación donde tiene lugar el desarrollo de las glándulas mamarias.

Para Cantín, la alimentación de la cerda es la clave para poder controlar mejor las diarreas neonatales. Apunta un aspecto frecuentemente observado en las granjas para reforzar esta afirmación: hay explotaciones que comparten dos líneas genéticas distintas, una hiperprolífica y la otra no. Por tanto, comparten, alimentación, presión de infección, ambiente, etc. En estas ocasiones, frecuentemente se observa que la incidencia de diarrea es mucho mayor en las camadas procedentes de cerdas hiperprolíficas que en las otras. La proporción puede llegar a ser de 8 a 1. Y continúa: esto ocurre porque no se está alimentando bien a este tipo de cerdas, especialmente en la fase final de gestación. Nos desarrolla la idea: las líneas genéticas hiperprolíficas presentan elevadas exigencias nutricionales a final de gestación ya que deben alimentar 18-19 fetos de media y además son animales que crecen hasta el 4º-5º parto. Debido a ello muchas cerdas empiezan a movilizar grasa antes de la lactación, incluso dos semanas antes del parto y algunas de ellas, especialmente las nulíparas, entran en estado de cetosis. Todo esto tiene gran influencia en la aparición de diarreas (imagen 1).

Imagen 1. Es importante responder nutricionalmente a las elevadas exigencias nutricionales de las cerdas hiperprolíficas a final de gestación para reducir los problemas neonatales en el postparto.

Así pues, concluye, el pienso "periparto" debería ser de hecho un pienso que comenzase a los 80 días de gestación, pues allí empiezan todos estos requerimientos adicionales. Se ha debatido mucho tiempo si se debe aumentar o no el pienso a final de gestación, cuando deberíamos pasar a debatir sobre curvas de "calidad" en lugar de "cantidad".

Vraeghe coincide con Cantín en la importancia de usar un pienso periparto. Explica que cada vez se usa más un pienso específico desde que la cerda entra en maternidad hasta 2-3 días postparto dando muy buenos resultados. Sin embargo, tanto Guedes como Ackerman comentan que en sus zonas no es común el uso de estos piensos periparto. En sus casos las cerdas comen pienso de lactación desde que entran en maternidad.


Alimentación durante el parto y durante la lactación

Ackerman pone el énfasis en la condición corporal con que la cerda entra en maternidad. Opina que la cerda tiene que entrar en parideras con una condición corporal de 3.

Antes del parto les administra 2-2,5 kg en distintas raciones durante el día. Prefiere mantenerlas algo hambrientas esos días preparto para generar apetito tras el parto. Una vez han parido prefiere un incremento rápido del pienso. Cuenta que, aunque la mayoría de las granjas han automatizado la alimentación, él la prefiere manual en esa fase, con el objetivo de poder alimentarlas varias veces al día, observando si han comido la toma anterior, y poder aumentar la cantidad. Y añade que no se deben escatimar “esfuerzos” debido al coste del pienso de lactación. Es fundamental para prevenir problemas en los lechones que la cerda tenga una buena lactación y esto exige que el pienso sea altamente palatable, con niveles de lisina adecuados. En su caso le añade siempre secuestrante de micotoxinas.

Guedes cuenta que en Brasil normalmente tienden a restringir el alimento antes del parto y en el día del parto no se administra alimentación, pero en el momento en el que el parto ha terminado se ofrece a la cerda el alimento que ella quiera ingerir, ya que la cerda se tiene que recuperar y producir tanta leche como sea posible.

Vraeghe prioriza no empachar a la cerda ni preparto ni postparto (imagen 2). Considera que hay que empezar a administrar 2,5-3 kg en postparto e ir aumentando de manera gradual. El objetivo es alcanzar una elevada ingesta de pienso pero se debe evitar “bloquear” a la cerda. Eso tendría un impacto negativo en la salud de los lechones y en la lactación.

Imagen 2. Hay que controlar la alimentación en periparto y los días siguientes al parto evitando que la cerda rechace el pienso.

Cantín hace hincapié en que las cerdas hiperprolíficas tienen partos muy largos, pueden durar 6-7 horas. El riesgo de que se agoten es alto, por eso hay que prestar atención a los niveles de azúcares el día antes del parto. También es partidario de dar de comer durante el parto si la cerda lo requiere.

Tras el parto prefiere un incremento rápido. Hay que tener en cuenta que los requerimientos son muy altos y llegan al parto con reservas justas. Así pues, recomienda que la cerda alcance los 6 kg de pienso ya a los 3-4 días postparto. No obstante, para evitar el empacho se puede realizar una meseta entre el día 3 y 5 postparto hasta el día 8-10 postparto a partir del cual se podrá hacer otro incremento. El reto es dar a la cerda todo lo que pueda comer sin que se empache.

El agua

Todos los autores coinciden en la importancia del aporte de agua. Vraeghe especifica: hay que conseguir consumos de almenos 18 litros alrededor del parto, y tras el parto, 1 litro al día extra, para llegar hasta consumos de 30-35 litros como mínimo. Para conseguirlo es imprescindible agua de buena calidad, que no haya cambios importantes entre el sistema de suministro de agua que hay en gestación y en lactación y chupetes con flujo y posición adecuadas. Explica que él recomienda añadir agua extra 5-6 días alrededor del parto para estimular el consumo de agua. Cualquier deficiencia en el consumo de agua resultara en menos producción de leche y eso en más diarrea en los lechones.

En conclusión, la alimentación en la fase final de gestación y en los primeros días tras el parto deben incluirse siempre en la revisión de aspectos a tener en cuenta cuando afrontamos problemas de diarrea neonatal.