Estrés al destete en lechones: ¿qué sabemos y qué podemos hacer?

John Pluske
14-may-2021 (hace 3 años 7 meses 8 días)

Los lechones jóvenes, cuando se destetan, suelen experimentar cambios nutricionales, psicosociales y ambientales asociados con las prácticas de producción, incluyendo el cambio de dieta, la separación de su madre, mezcla con lechones que no son compañeros de camada, movimientos/transporte y (o) cambios en la temperatura y parámetros de la calidad del aire. Estos desafíos (normalmente) abruptos y simultáneos (factores estresantes) no sólo suelen causar una reducción voluntaria del consumo y del crecimiento tras el destete, sino que pueden tener un impacto negativo significativo en la estructura y función del tracto gastrointestinal (TGI) (figura 1). El malestar posterior al destete puede comprometer el estado sanitario y la función inmune —y por lo tanto la salud y el bienestar de los cerdos— y puede acarrear consecuencias de por vida para algunos lechones en cuanto a su rendimiento posterior, supervivencia, estatus sanitario y respuestas a los factores estresantes con los que se enfrentarán a lo largo de su vida. Las mejoras en nutrición, alojamiento y ambiente, salud y manejo han minimizado algunos de los efectos adversos del estrés del destete, pero, no obstante, el destete en la mayoría de condiciones comerciales sigue suponiendo una penalización importante para la producción, y los mecanismos específicos que regulan la susceptibilidad al estrés de la función gastroinestinal y sus consecuencias sobre el crecimiento y las enfermedades siguen sin conocerse adecuadamente.<p>Figura 1. Cambio en la estructura del intestino delgado cinco d&iacute;as despu&eacute;s del destete (derecha) en comparaci&oacute;n con un lech&oacute;n antes del destete (izquierda) (Pluske, 1995).</p>

Naturalmente, queremos ayudar al máximo a nuestros lechones destetados. Los principales factores que deben abordarse para ayudar a que la transición sea tan fluida como sea posible incluyen:

En concreto, los lechones más pequeños o de menor peso al destete, requieren una atención y unos cuidados extra ya que, probablemente, tendrán más dificultades –aunque no de forma permanente– para adaptarse al destete.

Estos factores son bien conocidos y, en general, los productores los implementarán para reducir la magnitud de los efectos negativos que el destete tiene sobre la producción. Sin embargo, estas prácticas no previenen necesariamente eventos como las peleas (para establecer la jerarquia social), ingesta de pienso baja y variable y enfermedades postdestete. Estas influencias están muy relacionadas con las perturbaciones gastrointestinales inducidas por estrés, que incluyen hiperexcitabilidad del sistema nervioso entérico, activación y liberación de células inflamatorias, aumento de la permeabilidad del TGI y/o diarrea (como resultado). De hecho, el estudio del "eje intestino-cerebro" ha revelado el profundo impacto que puede tener el estrés en la señalización que se produce entre el TGI y el sistema nervioso central, lo que implica una relación cercana entre la estructura y la función del TGI, el sistema nervioso entérico, el sistema inmune de mucosas y el microbioma. También se han establecido vínculos entre la edad del lechón al destete, el dimorfismo sexual y los factores pre-destete; una mayor comprensión de los mecanismos subyacentes puede ayudar a encontrar estrategias prácticas para reducir aún más los desafíos del destete.

La evidencia en cerdos jóvenes ahora indica que los eventos estresantes en una etapa temprana de la vida provocan un inicio más temprano de la disfunción del TGI que puede tener consecuencias de por vida. En general, los lechones que se destetan antes de los 20 días de vida muestran una peor adaptación al proceso de destete que los que se destetan después. Esto plantea la cuestión de ¿cuál es la edad más adecuada para el destete en las condiciones comerciales actuales? A partir del trabajo de Main et al. de principios de los 2000s, Faccin et al. estudiaron los efectos de aumentar la edad al destete (camadas destetadas a 19, 22, 25 o 28 días de vida) sobre el rendimiento a matadero y la prevalencia de hociqueo ventral en un sistema de producción multisitio en Brasil. Los resultados del estudio mostraron que el aumento de la edad al destete mejoraba el rendimiento general (tabla 1) y, aunque el rendimiento a lo largo de la vida no se vio afectado por los rangos estudiados, los efectos positivos consistentes que se encontraron en la transición y el aumento del número de lechones que llegan al mercado a causa de una reducción de la tasa de eliminación, también en la transición, implicó que la edad óptima para el destete fueron los 25 días. Estos datos respaldan un trabajo francés anterior de Colson et al. que mostró que destetar a los 21 días tenía más consecuencias negativas sobre la tasa de crecimiento y la respuesta endocrina al estrés que destetar a 28 días, aunque en ambos grupos se evidenciaron alteraciones del comportamiento.

Tabla 1. Influencia de la edad del destete sobre los kg vendidos por cerdo destetado1 en tres escenarios (Faccin et al., 2020).

Edad al destete, d Probabilidad, P <
Peso vendido/cerdo destetado 19 22 25 28 EEM Lineal Cuadrático
Día fijo, kg2 102,8 109,0 118,0 120,6 2,73 <0,001 0,266
Edad fija, kg3 112,1 115,1 121,1 120,6 2,84 <0,001 0,286
Peso fijo, kg4 121,1 125,2 128,1 129,0 1,32 <0,001 0,137

1Peso vendido por cerdo destetado = (peso final * número final de cerdos por corral)/Número de cerdos destetados necesarios para llenar un corral de engorde.
2Día fijo: peso final a los 94 d de la llegada al engorde.
3Edad fija: todos los tratamientos llegaron a 164 días de vida.
4Peso fijo: todos los tratamientos llegaron a 135 kg de peso de mercado.

A medida que pasa el tiempo y las herramientas para mejorar la salud en la transición se ven más limitadas, vemos que cada vez más productores aumentan la edad media de destete para conseguir un TGI más maduro y funcional, que ayude a la transición posterior al destete.

Otra cuestión es la de la edad al destete frente al peso al destete, con la sensación general de que un lechón de la misma edad, pero más pesado, puede tolerar mejor los factores estresantes post-destete; sin embargo, hay pocos estudios sobre este tema. Se sabe que las estrategias de entrada a la transición pueden influir en el comportamiento y la producción de los cerdos, especialmente sobre el inicio de la alimentación. En general, destetar grupos de pesos variables frente a grupos de pesos uniformes tiene poco o ningún efecto sobre el rendimiento en la transición, aunque los lechones más pesados en el momento del destete, con la misma edad, parecen estar más impactados negativamente por los desafíos post-destete, posiblemente a causa de que pasan más tiempo estableciendo jerarquías.

Hace mucho que se sabe que el sexo biológico es un factor de riesgo significativo para varias enfermedades en humanos, por lo tanto, no es una sorpresa que también haya dimorfismo sexual en lechones. Se sabe que en niños y en otras especies hay diferencias inmunes desde estadíos muy tempranos, incluso en la fase prenatal, y que las niñas nacidas prematuramente tienen menos enfermedades y un mejor pronóstico en muchas patologías respecto a los varones prematuros. En general, y aunque todavía se precisa más investigación, las cerditas muestran una mayor activación nerviosa e inmunológica, más permeabilidad intestinal y más diarrea tras el destete que los machos, pero aparentemente tienen una menor tasa de mortalidad que los cerdos machos o los machos castrados. Esto sugiere que la mayor reactividad del TGI en las hembras podría conferir una ventaja para la supervivencia respecto a los machos.

En un estudio de Burdick Sanchez et al. en el que se infectaron machos y hembras destetados con Salmonella typhimurium, se describió cómo las hembras presentaron una mayor temperatura intraperitoneal (figura 2), mayor recuento de linfocitos y basófilos, pero disminución del hematocrito, plaquetas, células blancas totales y recuento de neutrófilos que los machos castrados. Las cerditas destetadas aparentemente produjeron una fase aguda más fuerte ante el desafío en comparación con los machos castrados, sin efectos sobre el comportamiento de la enfermedad, ni traslocación de tejidos ni eliminación de Salmonella, indicando que el manejo segregado de hembras y machos castrados podría tener un impacto significativo sobre el manejo de la salud de la granja durante el destete y la transición. <p>Figura 2. Efecto de ser una hembra o un macho castrado en la respuesta de la temperatura intraperitoneal a un desaf&iacute;o oral con <em>Salmonella typhimurium</em>. Hubo una interacci&oacute;n sexo-tiempo (<em>P</em> &lt; 0,001) en la que las hembra tubieron una mayor temperatura que los cerdos castrados entre las 36-63 y a las 72 h tras el desaf&iacute;o (Burdick Sanchez et al., 2017).</p>

Se necesita más investigación para determinar si podría aprovecharse comercialmente este dimorfismo sexual en lechones, p.e., dietas específicas por sexo (asumiendo un agrupamiento por sexo en la transición), analizar los efectos de probióticos y prebióticos sobre la composición y función de la microbiota, respuesta a enfermedades y del sistema inmune, pero si se obtienen efectos repetibles, esto podría ayudar a optimizar la funcionalidad durante toda la vida en ambos sexos.

La noción de "salud intestinal" está bien establecida para cerdos jóvenes, pero sigue sin conocerse bien la base biológica subyacente de muchos desórdenes relacionados con el estrés en cerdos. Se necesitará más investigación para ayudar a desentrañar aún más los muchos factores que influyen en las respuestas de los cerdos al estrés, de modo que se puedan implementar más estrategias para reducir los impactos negativos que tienen en la producción.