Las dificultades para que América Latina se consolide como proveedor de carne de cerdo en el mundo

Reinaldo Cubillos Gutiérrez
26-abr-2018 (hace 6 años 7 meses 26 días)

La situación en Argentina no es la mejor en este momento, pues hace pocos días se anunció la habilitación de la importación de carne de cerdo estadounidense. Esto ha generado una gran preocupación en los gremios de productores de cerdos de país y ven como una amenaza la entrada de esta carne. En comentarios anteriores, ya habíamos comentado que Estados Unidos está ejecutando un plan estratégico de apertura de nuevos mercados en América Latina, pues se ha dado cuenta del fuerte aumento del consumo de carne de cerdo en algunos países de nuestra región. En Centroamérica gran parte de la carne importada proviene del país norteamericano y en Sudamérica las exportaciones a Chile han aumentado significativamente en 2017. En Colombia desde el año 2016 el ingreso de esta carne no tiene arancel y se estima que irá aumentando la importación en los próximos años. Ahora en Argentina su llegada también generará una repercusión en los precios internos y la única forma de poder evitar este efecto es regulando el ingreso en cuotas de importación. Este tipo de situaciones dificultan el desarrollo de una industria que necesita cuanto antes entrar en el mercado internacional, todos sabemos los recursos con que cuenta Argentina para producir carne de cerdo, pero le ha costado enormemente ser parte del mercado internacional de la carne de cerdo.

En el comentario anterior explicamos la situación de Brasil tras el veto de Rusia para la importación de carne de cerdo. En el primer trimestre del año 2018 las exportaciones cayeron un 13,4% en volumen, totalizando 155.200 toneladas. Afortunadamente las exportaciones a China, Hong-Kong, Chile y Uruguay han aumentado en este primer trimestre, por ejemplo, en Chile se exportaron un total de 7100 toneladas, un 30% más que el mismo periodo del año pasado. La semana pasada estuve presente en un congreso en Brasil y las conclusiones no fueron muy optimistas, pues la mayoría de los sectores ganaderos están atravesando una crisis. Hace pocos días la Unión Europea inhabilitó 31 plantas de sacrificio brasileñas debido a deficiencias en el sistema de control oficial, estas plantas pertenecen a aves de corral principalmente pero también envían carne de cerdo. El año 2016 fue un año excelente para Brasil, en aquel entonces se creía que era el despegue para ser uno de los principales proveedores de proteína porcina en el mundo, sin embargo, desde la mitad del 2017, diferentes problemas de credibilidad han generado repercusiones que hoy tienen al sector primario con pérdidas superiores a los 20 dólares por cerdo terminado.

En México, el 2018 le ha sonreído a toda la industria. Los productores superan los 30 dólares de ganancia por cerdo y para este año se estima un aumento del consumo y de las exportaciones, la receta perfecta para impulsar el crecimiento/expansión de las empresas. México debe aprovechar este impulso, es un país con grandes oportunidades y puede consolidar su industria para ser un proveedor de carne a nivel global. Desde mi punto de vista la única debilidad del sector porcino mexicano es que sus modelos de producción tienen un enfoque independiente, es decir que la mayoría de las empresas son dueñas de toda la cadena de producción primaria (plantas de alimento, instalaciones de cría y hembras). Si analizamos las principales industrias del cerdo en el mundo, como Estados Unidos, Brasil y España, más del 60% de los cerdos producidos provienen de modelos cooperativistas o de integración, sistemas que han sido demostrados como la vía para que las industrias sean competitivas económicamente y puedan mantenerse en el mercado porcino. En Europa, el modelo de integración español es uno de los más exitosos del mundo y ha sido un factor muy importante para el fuerte crecimiento de los últimos años de su sector porcino.