Los 5 errores más comunes en bioseguridad

Josep Casanovas
13-nov-2017 (hace 7 años 1 meses 9 días)

Buena parte de mi vida, productiva, he estado pensando que el error más común por lo que hace a la bioseguridad pasaba por no saber definir bien la zona limpia de la zona sucia.

Prácticamente siempre, hasta el momento en que me plantearon que pensara en los 5 errores más comunes en el momento de aplicar la bioseguridad.

En ese instante lo primero en que pensé fue si es realmente posible que un sistema productivo pueda funcionar con 5 errores de bioseguridad "sobre sus espaldas".

El siguiente paso fue pensar en que la idea era reconocer los 5 errores más comunes, pero que estos no tenían por qué ocurrir a la vez en la misma granja.

Me quedé más tranquilo y me puse a reflexionar.

Curiosamente el error que durante buena parte de mi vida había sido el primero a considerar, pasó a ser el quinto en importancia. ¿Qué habría pasado si sólo me hubieran pedido 4 errores?

1. No valorarla de forma adecuada.

Lo primero que hay que implementar en un sistema productivo, bastante antes de que entren animales son unas buenas medidas de bioseguridad.

Los vestuarios, los muelles de carga, etc. tienen que estar listos antes de empezar a trabajar.

En una granja con más de una nave se puede entender que se llene con animales la primera antes de que la última esté terminada. Lo que no debería pasar es que el vestuario se termine después de la última nave.

2. No entender para qué sirven las diferentes medidas.

Es fundamental entender las diferentes medidas, de esta forma se conseguirá que se implementen de forma correcta, pero sobretodo que se mantengan en el tiempo.

Una medida impuesta por obligación, tarde o temprano será una medida aplicada de forma ineficaz.

Todo el mundo debe entender las normas y la forma de aplicarlas: propietarios, granjeros, veterinarios,…

El vallado perimetral debe servir para evitar la entrada de intrusos y animales domésticos (perros, gatos,…) o silvestres (jabalís, zorros,…), no para cumplir la ley.

Este vallado solo sirve para dificultar el segado de la hierba y facilitar que las ratas puedan trepar. Fue necesario hacerlo para conseguir el permiso de explotación.

La norma obliga al vallado perimetral, pero todos somos capaces de entender que un muro es más efectivo que una valla.

Mejor cambiarse de ropa y lavarse las manos y la cara de forma correcta, que una mala ducha.

No tiene sentido que el camión llegue lavado y desinfectado si el transportista responsable de la carga lleva las botas y la ropa sucia.

3. Pensar que sólo son necesarias en grandes sistemas productivos.

Las medidas de bioseguridad deben aplicarse en todos los sistemas productivos, grandes y pequeños.

Hay que entender como medidas de bioseguridad todas aquellas cosas que podemos hacer para evitar la entrada de enfermedades infecciosas en nuestros sistemas productivos.

Pero también hemos de tener presente que estas medidas sirven para evitar que diferentes enfermedades infecciosas puedan salir de nuestros sistemas productivos, es lo que entendemos como biocontención.

Hay que tener en cuenta que hay una serie de enfermedades particularmente importantes; enfermedades que no sólo afectan a granjas, enfermedades que afectan a territorios, enfermedades como la glosopeda, la PPA, la PPC, etc, sin olvidar la enfermedad de Aujeszky, que ha costado mucho esfuerzo erradicar. Enfermedades que afectan a cerdos (y no sólo cerdos en el caso de la glosopeda) domésticos y silvestres, blancos y negros, de la Unión Europea y fuera de ella, etc.

Las medidas de bioseguridad / biocontención deberían ser aplicadas por todo el sector ganadero, incluso por aquellos que han hecho de un animal doméstico como el cerdo un animal de compañía.

4. Confiar demasiado en medidas que pueden convertirse en “falsos” amigos.

Cuantas más medidas de bioseguridad se puedan implementar mejor, supone menos riesgo. Pero hay que tener presente que el riesgo 0 no existirá nunca.

El hecho de aplicar diferentes medidas de bioseguridad no quiere decir que esto nos permita correr una serie de riesgos extraordinarios.

Una funda de papel y unas calzas de plástico no sirven prácticamente de nada, sólo de dar esa sensación de falsa seguridad.

Un arco de desinfección o un vado sanitario ayudan a mejorar el nivel de bioseguridad, pero hay que ser muy optimista para pensar que todo lo que ha pasado por debajo del arco o por encima del vado ha quedado completamente desinfectado.

Lo mejor de una póliza de seguros es no tener que utilizarla nunca.

5. No delimitar bien la zona limpia y la sucia.

La zona limpia, la granja, ha de estar perfectamente delimitada del resto del mundo, zona sucia.

En todo momento hay que tener claro si nos encontramos dentro de la zona limpia o en la zona sucia. La delimitación debe ser clara.

Esto es particularmente importante en los puntos necesarios de contacto entre granja y resto del mundo, como son: muelles de carga (de animales y de materiales), vestuarios, punto de recogida de cadáveres, etc.

El limite entre la zona limpia y la zona sucia debe ser claro. Esto es particularmente importante en los muelles de carga, tanto de animales como de materiales.

Llegados a este punto, pienso que nuestros sistemas productivos aún van con demasiados errores de bioseguridad “sobre sus espaldas”.

Todos somos capaces de imaginar lo que nos ocurriría si de forma sistemática condujéramos nuestro vehículo incumpliendo 5 normas de seguridad vial, por ejemplo: demasiado rápido, con una tasa de alcohol elevada, sin frenos, con poco dibujo en los neumáticos y el cinturón de seguridad desabrochado.

Actuemos en consecuencia.