Caso clínico: Blastocystis sp.: ¿tenemos que considerarlo un nuevo enteropatógeno?

Lukas SchwarzRene Brunthaler
14-ene-2016 (hace 8 años 11 meses 8 días)

Este caso de blastocistosis en cerdos, en el que se consultó a la Clínica Universitaria de Porcino, ocurrió en marzo de 2015 en una granja de cerdas de Austria. En esta granja hay 60 cerdas en lotes de 3 semanas con una lactación de 28 días en un sistema de producción cerrado. Las cerdas reciben vacunaciones rutinarias frente a parvovirosis y mal rojo, mientras que los lechones son vacunados frente a PCV-2 y Mycoplasma hyopneumoniae. No se nos informó de otras enfermedades.

 

Síntomas

El veterinario informó de lechones con diarrea tras el destete con la consiguiente reducción en la ganancia de peso. No se observaron otros síntomas clínicos. La mortalidad era baja, con una tasa <5%. Se tomaron varias medidas terapéuticas, como una terapia antimicrobiana y adaptación del pienso (reducción de la proteína bruta del 18% al 15% y aumento de la fibra bruta del 3% al 4%) que no consiguieron recuperar a los lechones. En este punto se nos consultó para llevar a cabo un diagnóstico de la causa de la diarrea.

 

Examen clínico y primeros avances diagnósticos

Un lechón, que había sido tratado con colistina (5 mg/kg peso corporal/día durante 7 días), con la diarrea profusa característica fue enviado a la Clínica Universitaria de Porcino. Los resultados del examen clínico sólo mostraron un estado nutricional moderadamente reducido y diarrea. Tras el examen clínico, el lechón fue eutanasiado para realizar la necropsia y el examen histopatológico. Un fragmento del yeyuno se procesó por separado para su análisis bacteriológico. Se tomaron muestras de las heces diarreicas con un tubo (completamente lleno, para asegurar condiciones anaeróbicas) y se enviaron inmediatamente al Instituto de Bacteriología para el cultivo de Brachyspira spp. Para excluir enteritis asociada a PCV-2, se fijaron muestras de tejido intestinal en formalina sobre las que se realizó hibridación in situ para detectar PCV-2 directamente en el intestino. Se analizó un raspado de mucosa del íleon y colon para detectar Lawsonia intracellularis, Brachyspira hyodysenteriae y Brachyspira pilosicoli utilizando un triplex PCR. Para detectar ooquistes coccidianos y protozoos se realizó una microscopía de fluorescencia y con luz convencional de las heces.

 

Hallazgos patológicos

No se detectaron alteraciones morfopatológicas apreciables en los órganos. El contenido del colon era de color verde claro y líquido. En la mucosa del intestino delgado se observaron varios granulocitos eosinofílicos mediante el examen histopatológico (fig. 1). Tanto la hibridación in situ para PCV-2 como la triplex PCR para la detección de L. intracellularis, B. hyodysenteriae y B. pilosicoli fueron negativas.

Histological section of the small intestine. In the mucosa several eosinophilic granulocytes are located.

Fig. 1: Sección histológica del intestino delgado. En la mucosa se localizaron varios granulocitos eosinofílicos.

 

Hallazgos bacteriológicos

En el yeyuno se encontró una baja densidad de hongos levaduriformes y de Escherichia coli. Debido a la baja detección de E. coli en el yeyuno, se le supuso una relevancia clínica baja, por lo que no se determinaron los factores de virulencia. Hay que añadir que no se detectó Brachyspira spp. en cultivos específicos.

 

Hallazgos parasitológicos

No se detectaron ooquistes de coccidios mediante microscopía de fluorescencia. Se detectaron quistes de Neobalantidium coli en una cantidad considerada fisiológica para el colon porcino.

En la microscopía con luz convencional se encontraron, en las heces de este lechón, muchísimas estructuras redondas de un tamaño de 10-20 µm. Estas estructuras parecían transparentes sin, o casi sin, componentes "intracelulares" (fig. 2).

Fecal smear stained with Diff-Quick. Red arrows indicate Blastocystis-stages

Fig. 2: Frotis fecal teñido con Diff-Quick. Las flechas rojas señalan los Blastocystis.

Para ver mejor estas estructuras se tiñó un frotis fecal con un kit comercial de Diff-Quick. En una ampliación x1000 utilizando luz de microscopio y aceite de inmersión, las estructuras parecían unicelulares, esencialmente basófilas. Debido a que, según nuestros conocimientos, estas estructuras no se suelen encontrar en estas cantidades en heces porcinas, pensamos que se trataba de algo "nuevo". Tras consultar con patólogos, bacteriólogos y parasitólogos tuvimos el diagnóstico final de un protistólogo, que trabajaba tanto con protozoos veterinarios como humanos. Describió estas estructuras como Blastocystis sp.

 

Interpretación de los hallazgos

Debido al hecho de que no se encontró ningún enteropatógeno en una cantidad clínicamente relevante, la masiva infestación de Blastocystis sp. se consideró significativa en este caso.

Blastocystis sp. es un protozoo que se encuentra frecuentemente en humanos y animales, como cerdos y vacas. La célula está rodeada por una membrana celular y consiste principalmente en una gran vacuola central. El núcleo se encuentra localizado marginalmente (fig. 3). Se describió por primera vez en 1911, pero su patogénesis y patogenicidad todavía no se conocen del todo. Blastocystis puede encontrarse en cantidades moderadas en el colon de los cerdos de un modo fisiológico. Los estudios que investigan la blastocistosis en cerdos inmunosuprimidos sugieren una probable colonización no sólo del colon (fig. 4) sino también del intestino delgado. Ni en humanos ni en cerdos no suelen observarse lesiones ni colonización epitelial del tejido intestinal.

Fecal smear stained with Diff-Quick. Red arrow indicates the central vacuole. Black arrow indicates the nucleus

Fig. 3: Frotis fecal teñido con Diff-Quick. La flecha roja señala la vacuola central y la negra el núcleo.

Histological section of the colon. Red arrows indicate Blastocystis-stages in the gut lumen

Fig. 4: Sección histológica del colon. Las flechas rojas indican Blastocystis en el lumen intestinal.

En el presente caso el motivo de la colonización masiva del intestino de los lechones sería la inmunosupresión causada por la contaminación con micotoxinas. En 2014 el maíz estuvo muy contaminado con micotoxinas, especialmente tricotecenos del tipo A y B, en toda la Europa central. El deoxinivalenol (DON), perteneciente a los tricotecenos del grupo B, y la toxina T2, perteneciente al grupo A, son micotoxinas conocidas por su efecto inmunosupresor. Debido a la elevada contaminación del maíz, se había decidido eliminarlo completamente del pienso. Sin embargo pensamos que las micotoxinas (especialmente T2 y DON) fueron los compuestos inmunosupresores que permitieron la colonización con Blastocystis de los lotes previos. Este hecho, junto con la falta de unos procedimientos adecuados de higiene y desinfección, podrían haber permitido una contaminación extraordinaria en los corrales con fases infecciosas de Blastocystis, que afectaron a los lotes posteriores.

 

Profilaxis y tratamiento

El tratamiento de la blastocistosis es difícil debido al número limitado de sustancias eficaces para combatirlo. El metronidazol sería el producto de elección, pero su uso en animales de producción ya no está permitido por la UE. Otros imidazoles como el tinidazol y el ketoconazol tampoco están permitidos.

El único modo legal de tratar la blastocistosis es con trimetoprim-sulfonamida (TMP/STX) oral o paromomicina, administrada en agua de bebida. La paromomicina es un antimicrobiano del grupo de los aminoglucósidos, que se absorbe poco por vía sistémica. Una vez consumida, permanece en la luz intestinal y se excreta en las heces. En medicina humana, la paromomicina se usa para tratar la blastocistosis, la criptosporidiosis, la amebiasis y la leishmaniasis cutánea.

En este caso se administró TMP/STX en pienso para tratar la diarrea, pero no se detectó ninguna mejora de los síntomas. De este modo el veterinario decidió utilizar paromomicina a una dosis de 40 mg/kg de peso corporal durante 10 días como si fuera un tratamiento antimicrobiano, ya que es un producto registrado para este uso. Este producto también está autorizado para el tratamiento de la enteritis causada por E. coli.

El tratamiento antibiótico de Blastocystis no es efectivo por sí mismo. Siempre tiene que ir acompañado con medidas de manejo como la limpieza y desinfección adecuada. Aunque no hay información disponible, se supone que los desinfectantes basados en cresoles o con componentes de amonio cuaternario/glutaraldehído son eficaces. Debe tenerse en cuenta cualquier otro agente infeccioso inmunosupresor, y tratarse si es necesario. Si se sospecha que las micotoxinas han podido desencadenar la enfermedad, puede implementarse la aplicación de aditivos eficaces en el pienso.

 

Seguimiento

Tras varios meses, la situación clínica en la granja mejoró considerablemente. La paromomicina se utilizó con éxito en tres lotes. No se observó más diarrea en los lotes tratados con paromomicina y la tasa de mortalidad se redujo hasta <1%. Sin embargo, como el tratamiento de los lechones destetados con paromomicina era muy caro, el veterinario paró la metafilaxia antimicrobiana contra Blastocystis y empezó a suplementar el pienso con óxido de zinc (2.500 ppm) y carbón para ayudar a los animales afectados. De momento esto ha sido suficiente para prevenir la diarrea en los lechones destetados hasta ahora.

 

Resumen y perspectivas

En resumen, tiene que añadirse Blastocystis sp. a la lista de diagnósticos diferenciales en los casos de diarrea porcina, especialmente en los años en los que el maíz esté muy contaminado con micotoxinas conocidas por su efecto inmunosupresor. En el futuro los laboratorios deberían ampliar su campo diagnóstico y buscar Blastocystis sp. en heces de cerdos con diarrea profusa.