Consideremos el cuadro completo
E. coli es una bacteria ubicua y compleja que se encuentra en todas las granjas porcinas. La palabra colibacilosis se refiere a cualquier enfermedad o patología causado por E. coli. El manejo de la colibacilosis porcina requiere una comprensión de la biología de los múltiples tipos de E. coli así como de las condiciones bajo las que son capaces de causar enfermedad. Si nos alejamos momentáneamente de los aspectos específicos de E. coli y nos fijamos en el cuadro completo de la enfermedad infecciosa, podemos ampliar nuestras ideas sobre los métodos de control.
Cómo tener éxito como patógeno
La introducción de cualquier libro sobre patogenicidad bacteriana proporciona un esquema útil de los pasos que un patógeno debe seguir para causar enfermedad. Estos pasos proporcionan un marco que nos puede ayudar en la elaboración de las estrategias de diagnóstico y prevención (Gyle CL, Prescott JF, 2010).
Los pasos para tener éxito como patógeno son los siguientes:
La buena noticia es que la interrupción de uno o más de estos pasos puede ser la clave para una estrategia de control efectiva. Para la colibacilosis, el primer paso, la entrada y la adhesión, se produce mediante unos receptores bien definidos para las adhesinas fimbriales que en los cerdos aparecen y desaparecen a diferentes edades (o no existen). El segundo y tercer pasos, evitar las defensas del hospedador y multiplicarse, pueden estar influenciados por algo tan común y simple como la hipotermia en los lechones recién nacidos, ya que la ingesta y absorción de calostro, así como la eliminación de las bacterias patógenas, se ven reducidas por el estrés por frío (Blecha F, Kelley KW, 1981). El cuarto paso, el daño sobre el hospedador, es producido por toxinas que pueden, o no, ser producidas por cepas específicas de E. coli, dependiendo de la presencia o ausencia de genes de virulencia. El análisis de estas etapas junto a los métodos de control disponibles puede ayudarnos a decidir qué estrategia debemos poner en práctica según las tácticas utilizadas por el patógeno.
Modelo de cinco factores productivos como causantes de enfermedad
Otra forma de abordar este mismo concepto se ilustra en la figura 1 utilizando un diagrama en espina de pez (o causa-efecto) desarrollado por el Dr. Kent Schwartz de la universidad estatal de Iowa. Esta línea de pensamiento incluye cinco factores productivos interconectados que pueden ser causa de colibacilosis entérica neonatal en lechones. Esto es útil porque mueve el foco más allá del simple agente causal para incluir un amplio rango de factores de riesgo que contribuyen a la enfermedad.
Figura 1. Modelo de cinco factores productivos como causantes de enfermedad.
Cortesía del Dr. Kent Scwartz, Iowa State University
Simples matemáticas
Yo propongo una simple ecuación como otra forma de aproximarnos a las infecciones en general y a la colibacilosis en particular:
Enfermedad infecciosa = (susceptibilidad)(dosis)(virulencia)
Esta ecuación nos permite centrarnos en los que pretendemos conseguir con nuestra estrategia de control. Si empezamos por el final de la ecuación, la virulencia, nos damos cuenta de que esta variable es, de hecho, muy variable (Blecha F, Kelley KW, 1986). La figura 2 ilustra la diversidad de genes de virulencia identificados durante los últimos tres años en aislados porcinos de E. coli en el laboratorio de diagnóstico veterinario de Minesota. (Atención: estos datos proceden de casos clínicos entéricos enviados al laboratorio, por lo que son, como máximo, vigilancia pasiva, y pueden no representar la prevalencia real en el campo.) Respecto a las estrategias de control, realmente no tenemos ningún tipo de control sobre esta variable en el campo, pero es una información importante porque tenemos que saber qué estamos intentando controlar.
Prevalencia de factores de virulencia de E. coli en casos porcinos
en laboratorio de diagnóstico veterinario de Minesota, julio 2012-junio 2015
Figura 2. Prevalencia de factores de virulencia de E. coli. Datos cortesía de Mary Thurn, University of Minnesota.
Sobre la segunda variable, la dosis, tenemos más control, pero se ha demostrado que es muy difícil llevar a cabo una limpieza y desinfección capaces de eliminar F18 E. coli en concreto de las instalaciones. Eso no quiere decir que no debemos intentarlo, pero debemos elegir nuestras batallas cuidadosamente y focalizar nuestras energías en las que tengamos más posibilidades de ganar.
La primera variable, la susceptibilidad, implica una oportunidad para el control de E. coli. Los receptores para F18 E. coli del intestino del cerdo no se desarrollan completamente hasta alrededor de los 21 días de edad, por lo que los lechones jóvenes no son susceptibles a la infección (Coddens A et al., 2007). Tampoco son susceptibles a la inmunización contra E. coli F18, por lo que el desafío es vacunar a los lechones lo suficientemente tarde para que se desarrolle la inmunidad pero lo suficientemente temprano para superar la exposición. Un destete tardío puede ser una herramienta de manejo para ayudarnos con esta paradoja (McLamb BL et al., 2013). Además, el receptor fimbrial F18 está ausente, o ha sido eliminado por selección, en algunas líneas porcinas por lo que, incluso en los cerdos de más edad, la adherencia al intestino y la consiguiente enfermedad está marcadamente reducida (Frydendahl K et al., 2003). Esto representa una estrategia de control simple y efectiva, cuando está disponible.
En resumen, mirar hacia atrás cuando tenemos un diagnóstico laboratorial para tener en cuenta el amplio conjunto de factores que influyen en la colibacilosis porcina puede ayudarnos a focalizar nuestras estrategias de control de un modo más lógico y productivo.