Ya han pasado probablemente casi treinta años, desde que se comenzó a escuchar el más que posible efecto beneficioso, que podría ocurrir con el empleo de fitasas en la alimentación animal, más concretamente en monogástricos. Ya entonces, no solamente se hablaba del fósforo que podría liberarse con las fitasas, sino del efecto nocivo del fitato sobre los rendimientos. Sin embargo su empleo parecía lejano, principalmente por su coste. Cuando en países como Holanda se aceptaron las posibilidades que las fitasas ofrecían en la reducción del fósforo excretado (mediados de los 80) a través de las deyecciones, es cuando realmente se potenció su empleo en ganado porcino. Brevemente, en este trabajo, quiero destacar algunos resultados del uso de fitasas en ganado porcino.
Utilización de fitasas en porcino: un beneficio real
Mientras la penetración de la fitasa en el mercado mundial es aproximadamente del 90%, se estima que "sólo" el 70% de los productores de ganado porcino emplean esta enzima. Pero esta tendencia va en aumento al tiempo que se aprecian los beneficios que su uso puede reportar y los datos que día a día siguen apareciendo. En los últimos tiempos la investigación, llevada a cabo con seriedad, ha conseguido no sólo demostrar que el reemplazo de las fuentes de fósforo inorgánico en porcino por las fitasas es muy posible, sino que además existe un efecto sobre otros nutrientes que cabría considerar. En el breve espacio que permite este trabajo quisiera dar dos pinceladas al respecto en lechones destetados y crecimiento, y en cerdos de cebo.
Uso de fitasas en lechones destetados y crecimiento
Las enzimas endógenas no pueden digerir el fitato (entre 0,80%-1,2% de la dieta, según componentes). Éste provoca pérdidas endógenas, disminuyendo el valor alimenticio de los alimentos. Investigaciones recientes (Woyengo et al., 2012) demuestran cómo lechones destetados (7,4 kg) alimentados con una dieta sintética muy digestible - a base de caseína y almidón de maíz -, al ser suplementada con fitato sintético (y 0,56% de P-fítico), disminuyeron el crecimiento (37%), el consumo (18%) y el G/C (25%). Estudios anteriores demuestran efectos muy parecidos en los que las digestibilidades de la energía, la proteína y los aminoácidos se ven reducidas en crecimiento y cebo.
Figura 1: El fitato como elemento antinutricional disminuye el rendimiento de los lechones (7,4 kg). Éstos fueron alimentados con dietas muy digestibles, sin fitato (=azul) y con fitato añadido (=granate) (Woyengo, 2012).
(*) G/C = ganancia/consumo. Cuanto mayor es su valor, mejor se considera.
El empleo de fitasas demuestra un efecto mejorador de la digestibilidad más allá de la ejercida sobre el calcio y el fósforo. Estudios muy recientes así lo demuestran en lechones en crecimiento (22,1 y 30,3 kg, 2 periodos distintos con 16 lechones canulados, divididos en 4 grupos y alimentados en dos periodos diferentes; Adedokun et al., 2015). Los datos de este trabajo realizado con una 6-fitasa de origen bacteriano en lechones canulados, demuestran una mejora significativa de la digestibilidad ileal de los nutrientes y la energía. La tabla 1 muestra cómo el uso de esta fitasa mejoró la digestibilidad ileal aparente de la MS, N, Ca y P y la energía en 4.0, 3.4, 9.1, 15.2 y 3.1%, respectivamente, además de aumentar la energía digestible disponible en 152 kcal/kg. Según los autores, esta fitasa, a diferencia de otras estudiadas, fue capaz de mejorar significativamente la digestibilidad ileal de todos los parámetros nutricionales estudiados, obteniendo además las mejoras más elevadas para el P (15,2%) y el Ca (9,1%). Aunque no se muestre en la tabla, el empleo de estas dosis elevadas mejoró también significativamente las digestibilidades ileales aparentes de los aminoácidos medidos.
Tabla 1: Digestibilidad ileal aparente de la MS, de otros nutrientes y energía digestible de lechones (22,1 y 30,3 kg; resultados de dos periodos) alimentados con distintos niveles de una 6-fitasa (Adedokun et al., 2015). Los resultados muestran los datos medios de los dos periodos.
Nivel de fitasa, FTU/kg | |||||
0 | 500 | 1000 | 2000 | Prob. | |
N. réplicas | 7 | 8 | 7 | 8 | |
MS, % | 62,9 | 67,8 | 67,7 | 66,2 | 0,012 |
N, % | 73,8 | 78,4 | 76,6 | 76,6 | 0,011 |
Ca, % | 62,5 | 73,9 | 70,5 | 70,4 | 0,002 |
P, % | 46,4 | 57,8 | 64,2 | 62,9 | <0,001 |
Energía, % | 66,4 | 69,5 | 68,6 | 70,4 | 0,068 |
Energía digestible ileal, kcal/kg | 2820 | 3008 | 2977 | 2930 | 0,053 |
Uso de fitasas en cerdos de cebo
Está claro que el efecto de las fitasas sobre la digestibilidad más allá de los minerales es un área en la que cada vez existen más evidencias. Pero es la mejora en la liberación del fósforo a partir de la molécula de P-fítico del pienso la que puede llevarnos a alimentar cerdos sin uso de una fuente de fósforo inorgánico.
Se realizó un estudio en el Centro Agrícola Haus Düsse, Alemania (DuPont, 2012); se emplearon 272 cerdos (29-121 kg PV), alimentados mediante un sistema líquido en tres fases; la mitad de los animales recibieron alimento con fosfato monocálcico (FMC) y 400FTU/kg de base y la otra mitad sin FMC, pero añadiendo 1000, 500 y 350 FTU/kg según cada fase, de una 6-fitasa bacteriana. En la tabla 2, los resultados demuestran que:
Tabla 2: Comparativa de resultados de cerdos (29 a 121 kg PV) alimentados con FMC y sin FMC pero con una 6-fitasa
(1000 FTU/kg, 500 FTU/kg y 350 FTU/kg) (DuPont 2012, documentación propia).
Control, FMC + 400 FTU/kg | SIN FMC + 6-fitasa | |
Ganancia media diaria, g/d | 878 | 873 |
IC, g/g | 2,58 | 2,54 |
Peso canal, kg | 94,6 | 95,2 |
Rendimiento canal, % | 78,4 | 78,8 |
Magro, % | 57,6 | 57,3 |
Cenizas en hueso*, g/kg MS | 582 | 587 |
Ca en cenizas hueso, % | 38,2 | 37,5 |
P en cenizas hueso, % | 17,8 | 17,5 |
Beneficio sobre coste pienso, €/cerdo | 75,5 | 76,6 (+1,1) |
P2O5, kg/cerdo** | 1,331 | 0,857 (-36%) |
(*): 16 cerdos/tratamiento; 3er hueso metacarpiano, cálculo de cenizas, Ca y P.
(**): Pentóxido de P, calculado = excreción de P (kg/cerdo) * 2,29
Reflexión final
El empleo de fitasas contrastadas en ganado porcino está demostrando ser una herramienta de enorme utilidad para los nutricionistas a la hora de formular alimentos más económicos, sin alterar el rendimiento de los animales, e incluso mejorándolos.