Tamaño de partícula

Jesús Lizaso
08-may-2015 (hace 9 años 6 meses 16 días)

En un contexto cada vez más competitivo en la producción porcina, se hace indispensable optimizar todos los factores de la dieta que contribuyan finalmente a la obtención de un mejor coste de producción, ya que la alimentación supone aproximadamente un 60% del mismo.

Normalmente la prioridad en los trabajos de investigación se centra en el efecto de los nutrientes y el uso de materias primas, prestándose menos atención a las características físicas del pienso, como son el tamaño de partícula, afectado por el tipo de molienda, el diámetro, la longitud y la dureza del gránulo y el porcentaje de finos en el pienso.

Sin embargo existe suficiente información que demuestra que estos factores tienen su importancia. Se ha demostrado que el consumo de pienso puede verse afectado, lo mismo que la digestibilidad, e igualmente la microbiota del tracto intestinal. El efecto en algunos casos es positivo, en otros, negativo.

Parece haber interacciones con la edad del animal, las materias primas empleadas, o el tipo de comedero, y tal vez hasta con la genética.

 

Conclusiones prácticas para aplicar en nuestras fábricas

El tamaño de partícula va a afectar a la digestibilidad de los nutrientes y por tanto a la conversión alimenticia. A menor diámetro, mayor superficie disponible para las enzimas digestivas, y por tanto, mayor será la digestibilidad. Particularmente importante para las materias primas proteicas. Varios autores han demostrado mejoras en la digestibilidad de los aminoácidos al reducir el tamaño de partícula en materias primas proteicas, como la harina de soja, el girasol o la harina de colza. También se han demostrado mejoras en la digestibilidad de la energía.

En cuanto a la molienda de cereales, también hay estudios que corroboran mejoras de digestibilidad y resultados técnicos al usar moliendas finas frente a otras más groseras, recomendando un tamaño medio de alrededor de 600-700 μm. Puede ser válido para el maíz y la cebada, y especialmente para el sorgo. En cuanto al trigo, si se utilizan niveles de inclusión elevados, habría que tener cuidado, ya que una molienda muy fina, podría proporcionar cierta pastosidad al pienso, y reducir el consumo voluntario del mismo.

En un rango práctico, de tamaños medios de partícula (D50) de entre 600 y 1000 micras (entre 0,6 y 1,0 mm), podemos esperar diferencias entre ambos extremos, posiblemente de entre un 2 a un 4% en índice de conversión.

Un reciente trabajo australiano (AC. Edwards, 2014), concluye que la reducción del tamaño de partícula de 1100 a 600 micras, no tiene efecto sobre la GMD, pero reduce el consumo, resultando en un 2,6% de mejora en el IC en la fase de crecimiento, y de un 5,6% en la fase de acabado.

Por otra parte, es conocido el hecho de que no conviene usar moliendas muy finas (< 500 μm), por la mayor incidencia de úlceras gástricas, particularmente en lechones y cerdas adultas.

Por tanto, en porcino parece conveniente moverse en tamaños medios de entre 600 y 700 μm.

En consecuencia, es importante determinar y modificar los parámetros de la molienda para mejorar la digestibilidad, al mismo tiempo que una molienda más fina, favorecerá la calidad del gránulo. Por supuesto, hay que evitar errores importantes, como no moler una soja que viene en harina, pensando que el grado de molienda que presenta es suficiente. La Figura 1 ilustra una curva granulométrica de una harina de soja excesivamente grosera.

 

Harina de soja 47

Figura 1. Harina de soja 47

 

Igualmente sería un error importante suministrar piensos con tamaños medios de partícula por encima de 1300 μm.

 

¿Cómo medir el tamaño de partícula y su uniformidad?

Algo que parece simple, normalmente no se hace de forma correcta. Se requiere un juego de tamices completo y adaptado a la distribución de tamaño de partículas que presenta la muestra. Es frecuente usar pocos tamices, o que en alguno de ellos se acumule una fracción mayoritaria. En este caso no podremos determinar con precisión el diámetro medio (D50), ni la distribución. Se debe usar un mínimo de 10 tamices. Con el peso total de la muestra y los pesos retenidos en cada tamiz, se calcula el porcentaje acumulado y se representa la curva granulométrica, en una escala logarítmica. La curva permite visualizar el tamaño medio de partícula (D50), que es la abscisa correspondiente a la fracción acumulada del 50%, así como la uniformidad de la distribución.

 

Columna de tamices sobre máquina vibratoria

Columna de tamices sobre máquina vibratoria.

 

El efecto de la uniformidad del tamaño de partícula sobre los resultados técnicos es difícil de evaluar. Para los estudios se suele utilizar como modelo de molienda más uniforme, como la obtenida con un molino de rodillos, frente a la molienda de un molino de martillos, más heterogénea. Sin embargo en la comparación se confunden otros posibles factores, como son la esfericidad de las partículas, o la homogeneidad de los nutrientes en el pienso, por lo que es difícil extraer conclusiones sobre la importancia de la uniformidad en el tamaño de las partículas, siendo además los resultados bastante contradictorios.

En la práctica, pudiéramos encontrar piensos con un adecuado tamaño medio de partícula, pero con un exceso de fracción grosera (por ejemplo, > 40% superior a 1000 μm), cuya digestibilidad pudiera ser inferior. En estos casos es recomendable revisar la molienda.

 

Conclusión

En definitiva, se puede concluir que hay suficiente información que demuestra la importancia del tamaño de partícula, y que el manejo de los parámetros de molienda para lograr el tamaño óptimo, así como el seguimiento de este parámetro en los controles de calidad habituales de la fábrica, contribuirán a mejorar el índice de conversión del pienso.