Caso clínico: Fiebre aftosa en una explotación porcina

Steven McOrist
08-nov-2013 (hace 11 años 1 meses 14 días)

El caso sucedió en un ciclo cerrado de 500 cerdas, en una región del sureste asiático con una alta densidad de granjas porcinas. Las unidades de cebo estaban a unos 10 km de la de reproducción-transición. El manejo de los animales era por bandas. El cebo consistía en varias naves viejas donde se alojaban los cerdos desde los 30 hasta los 100 kg.

La explotación sufría varios problemas sanitarios, incluyendo virus inmunodepresores, peste porcina clásica y PRRS, que estaban parcialmente controlados mediante programas locales de vacunación. En la región había muchos casos de fiebre aftosa, tanto en granjas de cerdos como de vacas, así como en cabras no estabuladas. La fiebre aftosa era frecuente en la época de lluvias, cuando se producían más movimientos de ganado por la región. El granjero ya había utilizado con anterioridad un programa local de vacunación frente a aftosa.

Durante un periodo de varias semanas, en la estación lluviosa, el ganadero advirtió varios problemas.

En la reproducción-transición, alrededor del 20 % de las cerdas de maternidad estaban letárgicas y con poco apetito. La mayoría de estas cerdas tenían secreciones nasales mucosas, algunas estornudaban y tenían lesiones en el morro. Las cerdas afectadas perdieron condición corporal, y produjeron menos leche, aunque hubo pocas bajas.

Cerdas con lesiones en el morro y secreciones nasales.

Cerdas con lesiones en el morro y secreciones nasales.

En el cebo, el ganadero notó que los cerdos de todas las salas estaban apáticos y mostraban cojeras. Una inspección más detallada indicó que casi todos los cerdos presentaban un grado variable de cojera y estaban tumbados la mayor parte del tiempo. Cuando se les obligaba a levantarse, chillaban, cojeaban un momento y se quedaban quietos. Los cerdos tenían dificultades para alcanzar los comederos, habían disminuido mucho su consumo y estaban perdiendo condición corporal. Algunos de los cerdos parecían babear, con un exceso de saliva. Cuando se examinaron varios cerdos, se observaron lesiones oscuras, sanguinolentas y ulcerativas en los pies. Especialmente en los laterales, justo sobre la pezuña y en algunos casos entre ellas. Estas lesiones eran más evidentes al lavar los pies. En algunos animales, parecían más crónicas y estaban sanando.

Cojeras y lesiones en los pies de cerdos de engorde

Cojeras y lesiones en los pies de cerdos de engorde

Puntos clave

Comentarios

Las cerdas tenían lesiones moderadas en el morro e irritación nasal causada por fiebre aftosa. En cerdas y animales con una inmunidad parcial son más comunes estos síntomas que las lesiones severas en los pies o la boca. Las cerdas pueden disponer de cierta inmunidad a causa de los programas de vacunación, sin embargo es inevitable alguna variación en la calidad de las vacunas frente a fiebre aftosa. Además, el almacenamiento y el uso de las vacunas puede no ser óptimo en todas las granjas, generando una inmunidad más leve en algunas cerdas. También hay que tener en cuenta la diversidad de cepas o serotipos del virus de la fiebre aftosa, por lo que la inmunidad cruzada puede ser pequeña o nula si la cepa infectante es muy distinta a la de la vacuna.

Las reproductoras suelen tener cierta resistencia a la fiebre aftosa, por lo que pueden mostrar sólo lesiones leves aunque se infecten con dosis elevadas. En regiones con muchas granjas infectadas pueden circular muchos virus de glosopeda, especialmente en ciertas estaciones como las húmedas en las que hay mucho movimiento de animales. Los animales infectados amplifican el virus y eliminan gran cantidad en sus secreciones, principalmente por la saliva. La transmisión por vía respiratoria, mediante aerosoles, es lo que facilita su diseminación en las granjas vecinas.

El historial y los signos clínicos del cebo también sugieren un brote de fiebre aftosa en una explotación relativamente limpia. La fiebre aftosa se caracteriza por una fiebre elevada y depresión justo antes de la aparición de cojeras en grupos de cerdos. Una característica de la fiebre aftosa en estas situaciones siempre es el elevado número de cerdos afectados en el grupo – que puede acercarse al 100 %. Las cojeras se deben a las lesiones vesiculares de los pies, que aparecen como áreas pálidas, ligeramente elevadas cerca de las pezuñas. Estas vesículas se expanden y se rompen en poco tiempo, dejando úlceras con tejido desgarrado a su alrededor. Estas lesiones vesiculares o ampollas pueden verse también en el morro, lengua y encías de algunos cerdos. Hay muchos serotipos del virus de la fiebre aftosa e, incluso en granjas vacunadas en zonas endémicas, un nuevo serotipo puede causar un brote importante. Debido a la rápida diseminación de esta enfermedad y a su importancia en el comercio internacional, es importante conseguir una información completa en todas las situaciones, por ejemplo: ¿qué movimientos recientes de animales se han producido, tanto hacia la granja como desde ella? ¿hay más cerdos infectados? ¿las granjas del entorno tienen problemas similares, incluyendo cabras, vacas u ovejas?

La fiebre aftosa es altamente contagiosa y está en la lista A de la OIE. Ante cualquier sospecha de fiebre aftosa el ganadero debe avisar a las autoridades gubernamentales, quienes podrán detener todo el movimiento de personas y animales de la explotación. Deben enviarse muestras de fluido vesicular, de otros tejidos y de sangre a laboratorios de referencia en paquetes seguros para el aislado y la identificación del virus.