En primer lugar, y antes de tomar algún tipo de decisión, debemos conocer la situación de cada explotación para poder decidir la estrategia a seguir en el control de la enfermedad.
Figura 1: Cornetes nasales con lesión severa de atrofia. |
Es importante no subestimar la presencia de la enfermedad en la explotación, realizando chequeos regulares por puntuación de los cornetes nasales en matadero, para comprobar si estamos ante una forma subclínica de la enfermedad.
Con el fin de valorar correctamente la importancia de la patología en nuestra explotación, deberemos considerar una de estas tres opciones:
En este momento debemos decidir hacia dónde vamos a dirigir nuestros esfuerzos a la hora de mejorar la sanidad en la explotación:
Y barajar la posibilidad de la ERRADICACIÓN.
¿Podemos erradicar?
La respuesta es sí, y la justificación para embarcarse en un proyecto de erradicación se encuentra en la mejora de la competitividad sanitaria y productiva, que nos puede igualar a otros países europeos que están trabajando en la vía de la erradicación como son Holanda, Dinamarca o Austria.
Hay multitud de datos que avalan las mejoras productivas que se derivan de la erradicación de la rinitis en las explotaciones. Por tanto, la justificación económica de la erradicación es clara.
¿Cómo lo hacemos?
Se puede llegar a conseguir granjas libres de Pasteurella multocida toxigénica (PMT) tras la vacunación, al menos durante 3 años de todo el efectivo, siempre partiendo de reposición negativa y con un programa de vacuna y revacuna con 4 semanas de separación en la cuarentena, antes de entrar en contacto con las cerdas de la explotación. El programa vacunal de las cerdas que ya tenemos en producción consistirá en una primera vacunación de las cerdas primíparas entre las 6-8 semanas preparto y una revacunación posterior entre las 2-4 semanas antes del parto, en los ciclos posteriores ya sólo será necesario una vacunación 2-4 semanas preparto.
Además de tener unas adecuadas medidas de bioseguridad, similares a las básicas para mantener la sanidad frente a cualquier patología, tendrán mayor importancia las medidas de bioseguridad internas ya que la rinitis es una enfermedad de transmisión principalmente horizontal, por tanto se deberá trabajar con un estricto todo dentro-todo fuera en maternidad, destetes y cebos.
Las medidas terapéuticas podrían ser útiles para apoyar el resto de medidas, efectuando una medicación estratégica con el fin de cortar la cadena epidemiológica de la enfermedad. Las medicaciones en el pienso de lactación con oxitetraciclina a 400 ppm o doxiciclina a 200 ppm suelen ser eficaces para cortar la transmisión madre lechón. También se pueden tratar los lechones en fase de cría para disminuir la transmisión horizontal con oxitetraciclina, doxiciclina o sulfamida. Aunque una vez que la infección ha ocurrido la terapia antibiótica sólo puede limitar el efecto negativo de las infecciones secundarias por lo que tendrá una eficacia parcial.
Es muy importante combinar la vacunación intensiva con un sistema de muestreo a partir de hisopados nasales y tonsilares para detectar la presencia de Pasteurella multocida productora de toxina dermonecrótica mediante PCR y que será fundamental para el control de estas granjas que quieren llegar a estar certificadas como libres.
Figura 2: Toma de muestra por hisopado nasal.
Esto podemos llegar a conseguirlo gracias a que la vacunación, además de controlar los signos clínicos, es capaz de disminuir la colonización de Bordetella bronchiseptica y de PMT de la cavidad nasal, (Riising HJ.2002).
Reaislamento de Pasteurella multocida en lechones de cerdas vacunadas
Figura 3: Control de la colonización de Pasteurella multocida tras la vacunación (Riising H.J., 2012)
Hay ciertos factores que no debemos olvidar para no fracasar en estas estrategias de erradicación como son, estar seguros de que la renovación de machos y de cerditas de reposición se hace de granjas libres, seguir de forma firme los programas de vacunación y tener un manejo y una bioseguridad interna adecuados.
Ideas para recordar