Así lo ve Imasde
26-mar-2002 (hace 22 años 7 meses 27 días)
Los electrolitos son nutrientes claves para la fisiología animal ya que intervienen en multitud de procesos metabólicos. El sodio (mayoritariamente extracelular) regula el equilibrio iónico y participa en la neurotransmisión de los impulsos nerviosos. El cloro (mayoritariamente extracelular) es el componente más importante del jugo gástrico y favorece el equilibrio ácido-base metabólico. El potasio (mayoritariamente intracelular) actúa junto al sodio en la regulación del balance de agua del organismo y participa en la contracción del músculo cardíaco. En general, el contenido de las materias primas en cloro y en potasio es suficiente para cubrir las necesidades del lechón, pero no así para el sodio que precisa aportes de sales específicas. Un déficit en sodio o un exceso de cloro puede reducir la productividad por disminución del consumo mientras que un exceso de potasio puede aumentar la incidencia de heces húmedas y pastosas.
Sin embargo, no se debe cuidar exclusivamente el aporte correcto de cada uno de estos electrolitos sino que debe prestarse atención al equilibrio entre ellos ya que es esta relación la que realmente define la homeostasis orgánica y el funcionamiento de las enzimas. En el caso de los animales monogástricos el equilibrio o balance electrolítico (BE) se define como la suma de Na+ y K+ menos Cl-, en meq por kg. Un exceso de aniones (Cl-) sobre los cationes (Na+ + K+) provoca acidificación de los fluidos corporales y genera problemas de consumo de pienso y calcificación de los cartílagos. Los trabajos científicos más recientes encuentran que el BE óptimo en lechones se encuentra entre 200 y 300 meq/kg. Hay que puntualizar que en la mayoría de estos estudios se incorporaban altos niveles de CaCl2 para acidificar la dieta y no queda claro si el efecto negativo observado se debe al BE negativo o a la presencia de la sal per se.
Históricamente ha existido una tendencia a limitar los niveles de electrolitos en dietas para lechones, lo que reducía de forma notable el uso de ingredientes, tales como los sueros delactosados. Estudios recientes han revisado estas limitaciones y de hecho el NRC ha aumentado de forma significativa sus requerimientos. Así, en el caso de lechones de 5 a l0 kg se recomendaban 0.10% de sodio y 0.08% de cloro en el año 1988 y 0.20% para ambos en el año 1998. De hecho, estudios aún mas recientes de la Universidad de Ohio (Mahan et al., J. Anim. Sci 77:3016) consideran que niveles superiores a los recomendados actualmente por el NRC (hasta 0.35% de Na y 0.38% de Cl) benefician el crecimiento y la digestibilidad de los nutrientes en lechones de 20 a 35 d de vida. Sin embargo, es frecuente encontrarnos con piensos de iniciación que no incluyen cantidad extra alguna de sal, confiando únicamente en el contenido en electrolitos de las materias primas, lo que puede ser insuficiente en función de la composición de la dieta. Dos consideraciones prácticas son: 1) añadir sal a todas las dietas de iniciación, especialmente cuando el nivel de cereales es alto (> 45%) y 2) no limitar la inclusión de los sueros lácteos en base a su contenido mineral. El contenido en electrolitos de los diversos grupos de materias primas se ofrece a continuación.
Cereales: pobres en sodio, y con un BE bajo (80-100 meq/kg).
En base a los conocimientos actuales se recomiendan los siguientes niveles de electrolitos en piensos de iniciación: