Importancia de la vitalidad en el rendimiento de los lechones

Ramon Muns Vila
21-dic-2012 (hace 11 años 11 meses 1 días)

La lactación es una de las fases más importantes en la producción porcina debido a la elevada mortalidad de lechones que en ella se registra, llegando a cotas medias del 18% de bajas sobre NT (BDporc y “observatori del porcí” del Departament de Agricultura Ramaderia i Pesca de la Generalitat).

En la práctica se llevan a cabo una amplia variedad de prácticas de manejo ejecutadas directamente sobre los lechones orientadas a reducir su mortalidad. Durante las primeras horas de vida, nos encontramos con políticas de adopciones de lechones entre camadas, suplementación oral con calostro/producto comercial, etc. que se pueden ejecutar de modo distinto y siguiendo distintos criterios en función de las características de la granja y la mano de obra disponibles.

Todas estas medidas en su mayoría toman como único criterio el tamaño o peso del lechón.

Sin embargo es frecuente observar como lechones que consideramos “pequeños” muestran tan buen o mejor rendimiento que hermanos de mayor tamaño en unas mismas condiciones o dentro de una misma camada. Esto nos demuestra que, a pesar de que el peso es el factor más determinante, hay otras características del lechón que pueden influir en el momento de tomar decisiones sobre su manejo. Una de estas características es la vitalidad, entendida como vigor o fuerza física. La vitalidad del lechón va a influir directamente en su capacidad para competir por un pezón e ingerir calostro/leche. Cabe esperar que la vitalidad esté muy relacionada con la viabilidad, entendida como capacidad de supervivencia con un adecuado crecimiento. Hasta la fecha, a nivel científico, la vitalidad de los lechones se ha estudiado en el momento del nacimiento. Primeramente se adaptó a los cerdos un índice de vitalidad para neonatos en humana orientado a evaluar el grado de hipoxia. Más tarde se fueron considerando más factores, como la presión parcial de oxígeno en sangre, la capacidad de ponerse en pie después de nacer, el intervalo de tiempo des del nacimiento hasta la primera toma de calostro, etc. En la gran mayoría de casos se ha estudiado la vitalidad para entender mejor los problemas de hipoxia durante el parto sobre la viabilidad neonatal de los lechones y poco se ha estudiado su influencia o relación con el rendimiento de los animales hasta el final de la lactación.

Recientemente hemos realizado un estudio en una granja en condiciones comerciales en el que se intentó evaluar objetivamente la vitalidad de los lechones una vez finalizado el parto, a partir de la observación conductual, e intentar relacionarla con el crecimiento y la mortalidad predestete.

Tabla 1: descripción de los parámetros conductuales evaluados y su puntuación

Estimulación de la ubre (U)

0: El lechón NO muestra movimientos de cabeza emulando la estimulación de la ubre o la conducta de búsqueda durante 30 segundos

1: El lechón muestra movimientos de cabeza emulando la estimulación de la ubre o la conducta de búsqueda durante 30 segundos
Movilidad del lechón (M)

0: El lechón NO es capaz de rotar 360º sobre su eje o de dar vueltas por el perímetro de un cubo durante 30 segundos

1: El lechón es capaz de rotar 360º sobre su eje o de dar vueltas por el perímetro de un cubo durante 30 segundos

2: El lechón es capaz de rotar 360º sobre su eje o de dar vueltas por el perímetro de un cubo como mínimo dos veces durante 30 segundos

Colocando los lechones en un cubo de 55 cm de diámetro, durante 30 segundos y sin interactuar con ellos, se evaluaron los dos parámetros conductuales presentados en la Tabla 1:

Lechón en cubo para evaluar su viabilidad

Foto 1: detalle de un lechón dentro del cubo al inicio del test de 30 segundos Foto 2: detalle del mismo lechón de la foto 1 en proceso de rotación dentro del cubo (90º grados de rotación hacia la izquierda)

Se estudió la relación entre la puntuación obtenida en el test conductual (la suma de la puntuación de U y M) de 30 segundos y el crecimiento de los lechones y su supervivencia. En primer lugar se observó que el resultado en el test de vitalidad no estaba asociado al peso del lechón, confirmando su mayor relación con el desarrollo neuronal y/o metabólico, que a su vez se pueden ver influenciados por el desarrollo del parto. No necesariamente por tener un mayor peso o tamaño el resultado en el test era mejor. En segundo lugar se observó que la vitalidad puede influir en el crecimiento de los lechones. Por lo general los lechones con mayor puntuación en el test mostraron mayor crecimiento a lo largo de la lactación. Del mismo modo, también se comprobó que a mayor puntuación, mayor probabilidad de sobrevivir durante la lactación.

También se estudiaron otros factores, de este modo se confirmó, como es bien sabido, que el factor que más influye en la capacidad de crecimiento y supervivencia de los lechones es su peso al nacimiento. Para terminar, la cerda encargada de amamantar los lechones, el peso medio de la camada al cual pertenece y también la capacidad termorreguladora del lechón van a condicionar en menor medida el rendimiento de los lechones.

El estudio, además de corroborar la importancia del peso del lechón al nacer, la homogeneidad de la camada y la buena aptitud lechera de la cerda como principales factores responsables del rendimiento de los lechones, apunta también a la vitalidad de los lechones, evaluada por un método simple y rápido de obtener in situ y a partir del animal. A pesar de no disponer de estudios sobre la eficacia del test de vitalidad como herramienta clasificatoria de los lechones; una simple evaluación de la capacidad motriz y de presencia de “movimiento exploratorio” en el lechón, colocándolo en el suelo durante unos segundos, podrían contribuir a tomar decisiones sobre si es preciso descartar a un animal de peso reducido, o a decidirse a colocar un lechón de peso intermedio en una camada con hermanos de mayor o menor tamaño (para citar un par de ejemplos), situaciones dónde el peso o tamaño del animal pueden no ser siempre suficientes.