El papel de la higiene y desinfección de las explotaciones en el control de la salmonelosis porcina

Eva Creus
20-may-2011 (hace 13 años 7 meses 2 días)

Ante la inminente necesidad de desarrollar programas de control de Salmonella en el ganado porcino (próximos planes nacionales de control, presión de la industria cárnica, etc.) muchos productores desean conocer la situación de sus explotaciones para saber la talla de su próximo reto sanitario. ¿Cuántas muestras debo tomar? ¿Cuáles? ¿Qué animales? Este es el tipo de preguntas que me hacen últimamente. Al margen de la importancia que estas preguntas tienen, mi respuesta suele ser la misma: no haga (casi) nada… salvo que decida de verdad embarcarse en un plan de control de esta infección, es decir, en un programa bien planificado y continuado en el tiempo.

Hoy sabemos que la salmonelosis es una infección sumamente variable. Su prevalencia puede cambiar drásticamente dentro de una misma explotación, de una crianza a otra, e incluso entre lotes de una misma crianza. Esto hará seguramente bastante frustrantes los intentos de control de una infección que, generalmente, no crea problemas en la explotación. Pero, ¿qué hace que esta infección sea tan variable?

Su variación se debe en parte a la utilización de técnicas de diagnóstico imperfectas y muestreos reducidos y poco representativos que impiden estimar con precisión la prevalencia real. Pero hay otros factores más importantes en la incidencia de esta infección en las explotaciones. Por ejemplo, su marcada estacionalidad, con picos de infección generalmente en épocas más cálidas. O la relación entre prevalencia y la entrada de animales de distintos orígenes al cebadero. También la asociación entre el estrés y una mayor susceptibilidad a la infección (p. ej. tras el reagrupamiento de animales). En general, las características de cada granja, es decir, su sistema de manejo y de alimentación, pero especialmente los estándares de bioseguridad, higiene y desinfección son los que más frecuentemente se asocian con la infección.

Telarañas en una granja de cerdos

En efecto, ante la aparente buena salud de los animales y la práctica desaparición de las grandes infecciones víricas (PPC, Aujeszky) parecen haberse relajado algunas costumbres y se observa cierta dejadez en aspectos básicos de bioseguridad e higiene. ¿Quién no ha sido testigo de pasillos o paredes que acumulan suciedad de varias crianzas, naves donde los pájaros y roedores entran con facilidad, u observado la inutilidad de los vados para vehículos? O, por el contrario, ¿cuántos observan pediluvios en funcionamiento, uso de equipos diferentes y un manejo bien organizado y claramente separado entre distintos niveles de producción de una explotación? Pero, ¿por qué esforzarse en aspectos que exigen más trabajo si los animales están aparentemente bien? Quizás las respuestas las obtengamos repasando bibliografía reciente o la experiencia danesa tras años de programas de control de esta infección.

Pediluvio sin uso en una granja de cerdos

Los estudios que observan una relación entre cepas de Salmonella aisladas del ambiente de las explotaciones y de cerdos de esas mismas explotaciones son numerosos. En un amplio estudio alemán se analizó la presencia de Salmonella en lugares en contacto directo con los animales (corrales, paredes, comederos, chupetes, juguetes, etc.), lugares indirectamente relacionados con ellos (antesalas, estufas, ventiladores), o lugares de escaso acceso/contacto (pasillos entre módulos, paneles para conducir animales en los traslados, pasillos centrales, botas, balanzas, etc.). Tras clasificar las explotaciones como de bajo riesgo (≤20% de seroprevalencia) y de alto riesgo (>40%) observaron un mayor número de aislamientos de Salmonella en los ambientes “indirectos” o “de escaso acceso” de las explotaciones de alto riesgo. Estos resultados sugieren que la limpieza y desinfección debe apuntar (en el sentido físico) no sólo a los suelos y paredes de los corrales, sino a la totalidad de la nave. La materia orgánica acumulada en cualquier rincón es un caldo de cultivo ideal para el mantenimiento de esta bacteria. Otro estudio, esta vez español, observó una relación genética entre salmonelas de cerdos y de aves silvestres, resaltando el papel de estos animales en el mantenimiento de la infección. Parece pues evidente la importancia de la contaminación ambiental en el control de la salmonelosis porcina.

La experiencia danesa apunta en el mismo sentido. Explican que el control de la infección en las explotaciones de alta seroprevalencia se debió en gran parte al establecimiento de equipos (veterinarios y profesionales del sector) que asesoraron a los ganaderos en cuanto a las actuaciones a realizar (manejo animal, higiene y bioseguridad de la explotación). Equipos que posteriormente comprobaban la ejecución de las mismas so pena de incurrir en infracciones legales y las consiguientes multas. La presión estatal para cumplir con unos requerimientos mínimos fue así fundamental.

Así que, si quiere ser pro-activo antes de preguntar si tienen o no Salmonella en sus explotaciones (que probablemente la tengan, puesto que el 95% de los cebaderos analizados podrían estar infectados, según otro estudio español), respóndanse si las condiciones higiénicas son adecuadas o pueden mejorarse. Una vez resuelto ese aspecto podrá plantearse el siguiente paso.