Castración quirúrgica sin anestesia

Antonio VelardeXavier Manteca
22-jun-2009 (hace 15 años 6 meses)

Aproximadamente, el 80% de los 120 millones de cerdos machos que se sacrifican en la Unión Europea cada año se castran (EFSA, 2004). El motivo principal es evitar el olor sexual, presente en la carne de algunos machos enteros cuando llegan a la pubertad. El olor sexual es un defecto sensorial (de olor y gusto) de la carne, que es percibida como desagradable por el consumidor durante su cocinado o ingesta (Font i Furnols et al., 2001). Las principales moléculas responsables de este defecto son la androstenona y el escatol. La androstenona es un esteroide anabolizante que se produce en las células de Leydig del testículo en respuesta a la estimulación por la hormona luteinizante (LH). El escatol es un metabolito de la degradación anaeróbica del triptófano que se produce en el colón distal. Generalmente, la cantidad de escatol es inferior en hembras y machos castrados que en machos enteros. Esto es debido a que las hormonas sexuales de los machos enteros inhiben el sistema enzimático responsable de la degradación y eliminación de escatol en el hígado.

Actualmente, la castración se realiza quirúrgicamente, sin anestesia y durante la primera semana de vida del animal. Este procedimiento implica la sujeción e inmovilización del lechón, la incisión del escroto con un bisturí, la exposición del testículo y la sección o desgarro del cordón espermático (Figura 1). A pesar de que es un procedimiento rápido (menos de 30 s), induce en el lechón una serie de cambios fisiológicos y comportamentales claramente indicativos de dolor y estrés (Prunier et al., 2006).

Figura 1: Castración quirúrgica. EFSA (2004).

En porcino, las vocalizaciones de alta frecuencia (>1000 Hz) se asocian con dolor. Taylor et al. (2001) compararon el número de este tipo de vocalizaciones emitidas por lechones de 3, 10 y 17 días de edad sometidos a una castración quirúrgica o a una castración fingida (sujeción e inmovilización, pero sin ser castrados). Los animales castrados mostraron un mayor número de vocalizaciones que los no castrados, y por lo tanto, un mayor dolor (Figura 2). A su vez, el número de vocalizaciones fue superior en lechones de 10 y 17 días que en lechones de 3 días, pero tanto durante el proceso de castración como de castración fingida. Estos datos sugieren que la castración quirúrgica sin anestesia es dolorosa a cualquier edad, y que el mayor número de vocalizaciones en animales mayores de una semana es consecuencia del aumento en la capacidad de vocalización y no de una mayor sensibilidad al dolor, como se había sugerido en el pasado. Tras la castración, las hormonas ACTH y cortisol, que son indicadoras de estrés, aumentan 40 y 3 veces respectivamente por encima de su concentración basal (Prunier et al., 2005). Este cambio fisiológico es también indicativo de dolor y estrés. De todo el proceso, la parte más dolorosa es la exposición de los testículos y el corte del cordón espermático.

Figura 2. Efecto de la castración sobre el número de vocalizaciones emitidas en lechones durante la operación.
(Adaptado de Marx et al., 2003)

El dolor post-quirúrgico puede prolongarse durante 5 días. Durante este tiempo, los lechones castrados muestran signos de dolor en la zona afectada, permaneciendo menos tiempo activos. Igualmente, disminuyen las conductas de juego y de actividad en la glándula mamaria, ya sea succionando o masajeándola para la siguiente toma de leche. La castración quirúrgica sin anestesia también tiene efectos negativos sobre el crecimiento del animal, el sistema inmunitario y la salud (EFSA, 2004).

Debido a que la castración quirúrgica sin anestesia provoca dolor y tiene efectos negativos sobre el crecimiento y la salud de los cerdos, algunos países europeos ya han adoptado medidas para prohibir esta práctica. Noruega ha prohibido la castración de lechones a partir de 2009, y desde 2002, es obligatorio el uso de anestesia y analgesia durante la castración. Suiza también ha prohibido la castración quirúrgica sin anestesia a partir de 2009. La Unión Europea está buscando alternativas a la castración sin anestesia que eliminen el olor sexual sin provocar sufrimiento en el animal.