Un 40 % de las granjas de reproductoras experimentaron un brote del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRS) en el plazo de un mes tras agitar las fosas y/o balsa de purines, según el Morrison Swine Health Monitoring Project (MSHMP) de la Universidad de Minnesota (UMN). Esta alarmante estadística destaca la compleja relación entre la gestión de los purines y la propagación del virus del PRRS (PRRSV). A medida que los investigadores profundizan en la epidemiología de esta costosa enfermedad, el papel del purín como posible vector está siendo cada vez más examinado. En este artículo, exploramos la información disponible sobre la relación entre la aparición del PRRS y esta práctica común.
Quince años de datos permiten al MSHMP afirmar con seguridad que el PRRS es una enfermedad cíclica y estacional (Figura 1). En EE.UU., el comienzo de la fase epidémica anual ocurre cada año durante el otoño, cuando se reportan la mayoría de los casos, y alcanza su punto máximo entre enero y febrero, cuando la frecuencia de casos comienza a disminuir. Sin embargo, también se produce un segundo pico de casos a finales de primavera y principios de verano, que no siempre es evidente y suele estar compuesto por menos casos. Estos dos periodos coinciden con el momento en que se llevan a cabo las prácticas de agitación, vaciado y aplicación del purín como fertilizante en los campos.
El papel del purín en la propagación del PRRSV y, en consecuencia, en la aparición de un brote clínico de PRRS ha sido un tema recurrente desde que la enfermedad fue identificada. Sin embargo, no fue hasta 2020 cuando se demostró de manera definitiva la relación temporal entre las prácticas de gestión del purín y la probabilidad de que las granjas de reproductoras reportaran un brote de PRRS. El estudio, realizado entre julio de 2019 y junio de 2020, recopiló información relacionada con el manejo del purín de 150 granjas de cerdas que habían sufrido un brote. El vaciado de fosas en estas granjas de EE. UU. ocurrió principalmente en los meses de octubre (40), abril (29) y noviembre (24).
Además, los resultados indicaron que después de homogenizar y vaciar la fosa de purín:
Este riesgo se mantuvo en las diversas condiciones analizadas, donde se incluían las diferentes estaciones del año, tipos de almacenamiento de purín (por ejemplo, fosa vs balsa), ubicación de la granja (como, por ejemplo, regiones con alta vs baja densidad de cerdos), censo de las granjas y estatus de PRRSV en el momento del brote. Algunas de las posibles hipótesis que podrían explicar este fenómeno incluyen un aumento de la actividad de aplicación del purín en campos cercanos, la falta de medidas de bioseguridad o la exposición a virus residuales en el purín. Sin embargo, los mecanismos exactos siguen siendo desconocidos.
A pesar de los estudios limitados sobre la excreción del PRRSV en orina y heces, existen algunos hallazgos relevantes:
La excreción del PRRSV a través de las heces es intermitente y de baja cantidad, lo que sugiere una baja supervivencia en el purín.
Esta afirmación ha sido corroborada experimentalmente:
Entonces, si el PRRSV se excreta y sobrevive tan poco en heces y purín, ¿cómo se pueden vincular las prácticas de gestión de estos purines con los brotes de PRRS? Una hipótesis es el denominado efecto del “vecindario”, donde las granjas que están geográficamente cerca tienen un mayor riesgo de transmisión de enfermedades debido a factores comunes como las condiciones ambientales y el movimiento de animales, personas y equipos. En algunas regiones de EE. UU. (por ejemplo, el Medio Oeste), el período de tiempo para agitar el purín es muy reducido y se concentra en momentos concretos. Esto significa que hay muchos tractores cargando, moviendo y aplicando el purín en la zona. Todo este movimiento y aplicación del purín puede aumentar la presión de infección debido a la aerosolización del purín (ya sea dentro de la granja o fuera de ella) y a la contaminación de los campos y carreteras cercanos debido al tráfico constante de vehículos cargados de purín (tractores o camiones cisterna).
Precisamente y con la finalidad de investigar la presencia de diferentes virus en el purín, investigadores de la UMN estimaron la prevalencia de PRRSV y diferentes coronavirus porcinos en muestras de purín de granjas de cerdos (Montoya et al., 2021).
Tabla 1: Porcentaje de muestras positivas (RT-PCR) en 385 muestras de purín recogido en fosas en granjas de Minnesota e Iowa.
Virus | % muestras PCR positivas |
---|---|
PRRSV | 7,75%* |
PEDV | 13,79% |
PDCoV | 5,46% |
TGEV | 0% |
*Las muestras positivas para PRRSV tuvieron un valor Ct medio de 37,56, con un rango entre 35,48 y 39,57, lo que en general indica una baja carga viral. No fue posible aislar PRRSV. Adaptado de Montoya et al., 2021.
Estos hallazgos subrayan el papel potencial que juegan las prácticas de gestión de los purines en la transmisión del virus, además de la importancia de aplicar estrictas medidas de bioseguridad durante el manejo de estos para mitigar su riesgo. Es necesaria una mayor comprensión de este fenómeno y continuar investigando sobre el papel del purín en la epidemiología del PRRSV para desarrollar estrategias de prevención y control eficaces.
Una mayor investigación en cómo mejorar los métodos de detección y aislamiento del virus en muestras de purín, así como entender mejor el efecto vecindario y explorar las implicaciones que supone que múltiples granjas apliquen y esparzan purines al mismo tiempo, pueden aportar los conocimientos necesarios para desvelar la compleja dinámica de transmisión del PRRSV.