Visión y manejo del cerdo

Antoni DalmauPol LlonchAntonio Velarde
24-nov-2008 (hace 16 años 28 días)

El cerdo tiene una visión panorámica de unos 310º y visión binocular de 35-50º (Fig. 1). Esto significa que en comparación al ser humano, el cerdo prioriza su visión lateral monocular, lo que aumenta su visión panorámica (mayor capacidad para detectar posibles peligros, alimento, o a los propios compañeros, etc) y disminuye su visión bifocal (mayor dificultad para calcular distancias). Cuando el cerdo deba manejarse en una manga de conducción, por tanto, debe considerarse esta visualización del mundo lateralizada, ya que una obertura en un lateral de la manga que para nosotros (que tenemos visión frontal) no tiene mayor importancia, el cerdo se lo va a encontrar en el punto central de su campo visual. Esto provoca que a veces los animales intenten huir por pequeñas aberturas que nosotros no hemos percibido como problemáticas. Es aconsejable, por otro lado, que las mangas de conducción sean completamente cerradas en sus laterales para evitar que los animales se distraigan o se asusten por estímulos externos al propio manejo.

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Figura 1. Zona de visión monocular y visión binocular del cerdo.

La presencia de bastones y conos sensibles a dos tipos de longitudes de ondas dentro de las frecuencias azul y verde hace pensar que los cerdos tienen cierta capacidad de percepción del color, aunque seguimos sin saber hasta donde llega esta percepción. En todo caso, su sentido de la visión tiene poco que ver con el de los seres humanos, ya que en el cerdo prevalen los sentidos del olfato y del oído. Esto significa que el animal debe hacerse a su entorno a partir de aquello que oye y olfatea y la visión le sirve sólo para completar esa información, de igual modo que a nosotros el olfato nos sirve para completar la información obtenida por nuestro sentido de la vista. Así, si cuando entramos en una habitación que huele a gas tendemos a buscar visualmente la fuente del problema, cuando a un cerdo le cambiamos el aspecto del piso por donde está andando, tenderá a pararse para olisquear el nuevo suelo. Esto significa que si queremos que el traslado de un animal sea lo más rápido posible, hay que evitar cambios de superficie en el suelo de la manga de conducción, asegurarse que no hay objetos extraños y evitar zonas de sombras y claros, que debido a su visión pueden ser confundidas con cambios en el relieve del suelo. Y aún y teniendo en cuenta todo esto, hay que considerar que el animal seguirá teniendo la necesidad de olisquear por donde vaya a pasar, por lo que la tendencia va a ser a pararse. Por eso es también importante para un buen traslado de los cerdos que se manejen en grupos pequeños, de 5-7 animales. Esto permite tener un cierto control de los animales y hacer que los cerdos no se paren excesivamente. A menudo, con grupos más grandes, perdemos el control sobre alguno de ellos, se provocan tapones y el cuidador debe incrementar el grado de amenaza sobre los animales que tiene más cercanos, que deben llegar a un estado de excitación suficiente para provocar no sólo su desplazamiento sino el de los compañeros que están atorados unos metros más adelante. Es importante tener en cuenta que el personal que maneja a los animales está jugando siempre su papel como factor de amenaza para esos animales, por eso quieren huir y por eso se desplazan. Hay que conseguir que los animales se desplacen bien, en una huída tranquila y para eso es fundamental controlar nuestra capacidad como factor de amenaza. Si hacemos correr a los animales, es evidente que no lo estamos haciendo bien. Si sometemos a los cerdos a un estado demasiado potente o constante de amenaza conseguiremos tener animales hiperactivos, es decir, animales miedosos que reaccionarán negativamente ante todo, hasta frente a estímulos ante los que otros cerdos reaccionarían simplemente explorando (Fig. 2).

Figura 2. En este vídeo se muestra a un animal con un nivel bajo de ansiedad, de tal modo que cuando se dispone a comerse las manzanas del comedero tal y como ha hecho en días anteriores y se encuentra con un objeto nuevo (la pelota), lo explora con interés, mostrándose tranquilo.

En este vídeo se muestra un animal con un nivel más alto de ansiedad y eso hace que el mismo estímulo (la pelota) lo perciba como un factor de amenaza, lo que incrementa su actividad general y las ganas de huir por donde sea de la sala (contar las líneas blancas cruzadas por el animal).

El miedo va a condicionar siempre la zona de huída o zona de alerta de un animal. Hasta que no entremos en esa zona de alerta, el animal no verá comprometida su integridad y no iniciará la huída. Un animal miedoso verá comprometida su integridad mucho antes que cualquier otro animal, con lo que se alejará de nosotros mucho antes. El sentido en el que se va a mover el animal tampoco está improvisado. Evolutivamente el cerdo ha aprendido que si el peligro le viene por delante de la espalda lo mejor es huir hacia atrás y si el peligro le viene por detrás de la espalda, hay que huir hacia delante. Esto determina lo que se llama el punto de equilibrio (o de balance) del cerdo, que determinará su huída en relación a nuestra posición (Fig. 3). Así, para un buen manejo, deberemos acercarnos al animal lentamente para no provocar una respuesta exagerada al entrar en su zona de escape y tener en cuenta su punto de balance para desplazarlo en el sentido deseado.

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Figura 3. Punto de equilibrio del cerdo. Si se quiere hacer mover al animal hacia adelante, el que maneja el animal debe situarse en el punto b.