Aterrizaje suave: ¿estamos en suelo firme?

Guillem Burset
29-nov-2023 (hace 1 años 23 días)

La ínfima y agónica bajada de ayer en la lonja de referencia española (Mercolleida, dos milésimas de euro) indica claramente que hemos alcanzado un suelo en el precio del cerdo en España. Todo apunta a que tenemos un precio inalterable para unas cuantas semanas. Si este suelo es firme o no dependerá de la actitud de los frigoríficos en los festivos navideños. Faenar para congelar no parece, todavía, una buena opción y las navidades provocarán importantes perturbaciones en los flujos del comercio de la carne en fresco. Ya veremos si el precio actual aguanta hasta enero; probablemente sí pero el reajuste a la baja no está excluido ni mucho menos; por lo menos eso creemos.

El precio español ha bajado hasta alinearse con los de nuestros socios comunitarios; después de meses y meses en un nivel más alto; las dificultades de la exportación a Países Terceros han forzado este realineamiento con nuestro entorno más cercano. Hemos dicho en otras ocasiones que en ninguna parte está escrito que nuestros cerdos han de ser siempre más caros que en Alemania. Lo contrario es bien posible y plausible. Calma.

La situación actual en el mercado español es cómoda para todos los actores excepto para los transformadores o fabricantes de embutidos (llevamos bastantes meses remarcando las dificultades de este eslabón de la cadena productiva). Hay una importante oferta, pero los cerdos se colocan sin dificultad alguna. El porcicultor sigue en margen positivo y el frigorífico ha conseguido que el suyo emergiera de las profundidades abisales en las que estuvo en los cuatro meses desde abril hasta julio.

En este mes de noviembre se está beneficiando a niveles récord. Superada la fase crítica de incidencia del PRRS, los lechones llevan meses sobreviviendo a esta enfermedad y los cerdos llegan a beneficio en ingentes cantidades. En España no se han sacrificado cerdas, como sí ha ocurrido en muchos países de nuestro entorno, por lo tanto la capacidad de producir cerdos sigue intacta.

La primera semana de diciembre contiene dos días festivos. Pensamos que ese hecho afectará muy poco a la fluidez del mercado; los frigoríficos están en modo acelerado y no debería producirse ningún retraso significativo en la absorción de los cerdos de beneficio. Para los frigoríficos se trata de beneficiar al máximo en lo que queda del año para diluir costos y aprovechar las circunstancias tal como se presentan.

El precio actual español (EUR 1,634 / kilo en vivo a pie de granja) sigue siendo nada o muy poco competitivo en el Mercado Mundial. Sucede que, dentro de las fronteras de la UE, nos beneficiamos de las enormes reducciones que en Centro Europa se producen (Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Polonia… todos experimentan reducciones de faena de más del 10 % en 2023 comparado con 2022) y España vende como nunca dentro de las fronteras de la Unión Europea. Parece como si se hubiera producido una extraordinaria alineación o conjunción astral en beneficio de la porcicultura española. Tal cual. Por el momento así están las cosas. Hoy por hoy, la UE constituye una “isla privilegiada” en lo que concierne al precio del cerdo, visto con la perspectiva del ancho mundo.

La cortedad de los beneficios en el seno de la UE está provocando algunas situaciones inéditas: los solomillos y los cuellos se han vendido tradicionalmente en un 98 % dentro de los confines de la UE. En esos dos artículos no hay ningún stock en ninguna parte y falta producto en fresco ahora mismo. Resulta toda una incógnita prever hasta dónde puede llegar su precio.

Con referencia al Mercado Mundial hemos de mencionar que el papel de nuestro principal competidor le corresponde a Estados Unidos. Allí el cerdo ha bajado más y más rápido que en Europa. Desde el equivalente de EUR 1,62/ kilo en vivo a finales de julio hasta 1,06 de principios de noviembre. Un descenso cercano a un 35 %, bastante más que la caída europea. En Canadá ha sucedido tres cuartos de lo mismo. Es evidente que la UE no ha ganado competitividad, sino que la ha perdido en estos últimos meses. Oído al parche.
La carne de cerdo española debe venderse ahora más que nunca -las circunstancias así lo determinan- dentro de los confines de la UE.

No hay ninguna duda que este año Brasil arrebatará la tercera plaza entre los mayores productores mundiales de porcino a España. Probablemente (y seguramente) sin marcha atrás posible. El precio del ganado allí lleva meses caracoleando entre el equivalente a 1,05 y 1,40 en vivo. En estos momentos el promedio de precio brasileño está cerca de EUR 1,23/ kilo en vivo. Bien es cierto que sus costos de producción están mucho más baratos que en Europa.

La pinza USA-Brasil nos expulsa de Asia y nos obliga a centrarnos en mercados próximos y amigables; como hemos apuntado más arriba, debemos vender prioritariamente dentro de la UE y algunos países satélites. Esta es la realidad actual.

Nos acercamos al final del ejercicio con confianza; no se intuyen mayores turbulencias que alguna dificultad en fijar el precio. Se ofrecen muchos cerdos, se faenan todos y tanto el porcicultor como el frigorífico andan con márgenes positivos. Los pesos promedio en canal son, con mucha diferencia, los más altos de la historia, pero el frigorífico los acepta (cuantos más kilos por cada cerdo más se rebajan los costos unitarios). En el próximo comentario nos corresponderá hacer balance de este año tan atípico.

Entresacamos del refranero español un aserto, no por manido menos cierto: “Después de la tempestad llega la calma”.

Guillem Burset