9 de noviembre de 2022/ CE/ Unión Europea.
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Los fertilizantes desempeñan un papel destacado en la seguridad alimentaria. Su producción y su coste dependen en gran medida del gas natural. Tras la invasión rusa de Ucrania, la seguridad alimentaria y los precios de los alimentos en todo el mundo están sufriendo las consecuencias de una crisis generalizada de los fertilizantes minerales y la energía. En este contexto, la Comisión Europea ha presentado a la Comunicación «Garantizar la disponibilidad y asequibilidad de los fertilizantes».
La Comunicación expone varias buenas prácticas y caminos a seguir para ayudar a los agricultores a optimizar el uso de fertilizantes y reducir la dependencia, garantizando a su vez los rendimientos agrarios. Entre estas buenas prácticas se encuentran:
Contexto
La invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia ha agravado una situación ya de por sí complicada para el mercado de los fertilizantes, que se ha sumado a las secuelas de la pandemia de COVID-19. La producción de fertilizantes nitrogenados depende del gas natural. El precio máximo del gas dio lugar a un aumento del precio de los fertilizantes del 149 % en septiembre de 2022 en comparación con el año anterior. Como consecuencia de ello, los agricultores han retrasado y reducido la compra de estos productos. Esto podría dar lugar a un menor rendimiento de las cosechas del próximo año y, en última instancia, a un aumento de los precios de los alimentos, lo que puede tener efectos devastadores para la seguridad alimentaria, especialmente en las regiones vulnerables del mundo que dependen en gran medida de la importación de estos productos y que ya se encuentran en niveles elevados de inseguridad alimentaria.
Los precios elevados e inestables de los fertilizantes suponen un reto para los agricultores de la UE. Las compras de fertilizantes representan, por término medio, alrededor del 6 % de los costes de los insumos y hasta el 12 % en el caso de los productores de cultivos herbáceos. El objetivo de la Estrategia «De la Granja a la Mesa» de la UE es reducir las pérdidas de nutrientes en un 50 % de aquí a 2030, preservando al mismo tiempo la fertilidad de los suelos. Además de generar claros beneficios económicos y medioambientales, la eficiencia en la UE también reducirá las tensiones en el mercado mundial.