28 de mayo de 2020/ Boletín de Noticias del Exterior-MAPA/ España.
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En los últimos cinco años, la producción porcina argentina ha crecido un 31,5%, pasando de 483.000 toneladas en 2015 a 635.000 toneladas en 2019. Si bien el sector está muy lejos de los grandes productores mundiales, está iniciando un crecimiento anual importante (cerca del 8%). En 2018 se sacrificaron 6,7 millones animales (621.000 toneladas); en 2019, 6,9 millones (635.000 toneladas). Estos crecimientos han sido posibles gracias a la mejora en la producción, un mayor consumo interno y el despegue de las exportaciones.
El nivel sanitario es bueno. Argentina está libre oficialmente de las principales enfermedades animales, PPC, PPA, PRRS, Aujeszky, entre otras. Y hay programas de control de triquinosis, aftosa y tuberculosis.
Hasta hace poco la tasa de fertilidad era del 82%, con un promedio de 10,8 lechones por destete; hoy el destete por camada es de 14,5–15.
Respecto al consumo de carne, en Argentina ha ido variando, tanto en cifras como en especies. Hace 20-30 años, los argentinos consumían per cápita, cerca de 90 kilos de carne de vacuno, 8 kilos de pollo y 3-4 kilos de cerdo. Actualmente se consumen 51,3 kilos de vacuno, 46 kilos de pollo y 17 kilos de cerdo. Es decir, más carne por habitante que hace tres décadas.
Sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo (en torno al 60%) por la crisis económica que padece el país desde 2018, y que actualmente se encuentra en su momento más agudo, ha llevado a un cambio en la dieta de la población. La carne de vacuno, producto por antonomasia en la dieta nacional, cayó a finales de 2019 a su nivel más bajo desde 2011 (51,3 kilogramos por persona). Ya no tiene la exclusividad y comparte protagonismo con el pollo y el cerdo.
Aunque el balance exportación-importación de carne de cerdo argentina es negativo (el 80% proviene de Brasil), en los últimos cinco años aumentó un 700%. En este último año se exportaron 16.000 toneladas.