Escribe M. Cirera mcirera@indukern.es
06-nov-2007 (hace 17 años 17 días)Introducción
La alimentación supone alrededor del 75% de los costes totales de producción
y la fracción energética del pienso es la más costosa por
lo que debemos definir lo mejor posible los aportes de energía que recibe
el animal.
Esquema de la utilización de la energía:
De la cantidad de energía que recibe el animal, tan solo una parte es aprovechada
y retenida por este, ya que se producen una serie de pérdidas energéticas
a través de las heces, orina, así como por metano y por calor debido
a los procesos digestivos y metabólicos.
A lo largo de los años, se han propuesto diversos sistemas de energía
para poder conocer con exactitud la energía disponible por el animal y
cada uno de ellos tiene en cuenta distintas pérdidas energéticas
a través de las diversas vías comentadas anteriormente (Figura 1).
Cuando el animal ingiere pienso, está recibiendo una cantidad de
Energía
Bruta que no es disponible al cien por cien, ya que una parte importante
de ésta se pierde a través de las heces. Si restamos el valor de
la energía contenida en las heces al total de la ingerida obtenemos la
Energía Digestible. El valor de la energía digestible
de los piensos varía en función de tres factores:
|
- Composición química
- Nivel alimenticio
- Edad del animal |
La
composición química es importante ya que el sistema
de energía digestible sobrestima el contenido energético de aquellas
materias primas proteicas y fibrosas mientras que subestima el contenido energético
de las materias ricas en almidón y grasa.
En relación al
nivel alimenticio, cuanto más elevado es
este, mayor es la velocidad de paso del bolo a través del aparato digestivo
por lo que su permanencia en él es inferior y la digestibilidad de la energía
disminuye, aunque a nivel práctico este factor tiene poca importancia ya
que esta disminución en la digestibilidad se produce en el último
tramo del intestino, donde el proceso de absorción y digestión prácticamente
ha finalizado.
La
edad del animal juega un papel importante ya que los valores experimentales
de digestibilidad son obtenidos en general a partir de cerdos en crecimiento y
se aplican a los lechones.
El valor de la
Energía Metabolizable se obtiene restando
las pérdidas de energía a través de la orina o bien por metano.
En el caso de los monogástricos, las pérdidas a través de
gases son irrisorias pero no las que se producen a través de la orina,
que son función del grado de catabolismo proteico y por lo tanto del equilibrio
entre los distintos aminoácidos que configuran la proteína y el
nivel de esta. La relación EM/ED es bastante constante y se considera que
es del 96%.
El sistema de
Energía Neta es el único que tiene
en cuenta las pérdidas por calor las cuales son función de la composición
de los alimentos, por lo que es el sistema más preciso de valoración,
ya que tanto el sistema de energía metabolizable como el digestible sobrestiman
el valor de los alimentos ricos en proteína y fibra mientras que subestiman
los alimentos ricos en almidón y las grasas:
|
Proteína
|
Almidón
|
Grasa |
EN/EM |
0,58
|
0,82
|
0,90 |
Por lo tanto podemos concluir que el sistema de Energía Neta es el que
valora de manera más precisa la cantidad de energía disponible
por el animal para su mantenimiento y crecimiento y en la actualidad es el sistema
de valoración más utilizado por los nutrólogos por ser
el más exacto y fiable. Destacar también que existen valoraciones
de la Energía Neta realizadas por Noblet y su equipo para cerdas ya que
debido a las diferencias entre el sistema digestivo de estas y el de los cerdos
en crecimiento, las valoraciones en el contenido en Energía Neta de las
materias primas, especialmente las fibrosas, es distinto.
Implicaciones prácticas
Actualmente existe una tendencia lógica a formular dietas con un menor
contenido en proteína para evitar tanto problemas digestivos como para
paliar los medioambientales. Esto significa que al alimentar con dietas bajas
en proteína pero equilibradas en aminoácidos, el animal tenga menos
pérdidas energéticas ya que la cantidad de aminoácidos que
deben ser desaminados, transformados en urea y eliminados por la orina es inferior
así como lo son las pérdidas por calor: las pérdidas energéticas
a través de la orina se reducen ya que por cada gramo de disminución
en la ingestión de proteína el animal ahorra 3,5 KJ mientras que
las pérdidas por calor se reducen en 7 KJ. Por lo tanto, por cada gramo
menos de ingestión de proteína, el animal ahorra 10,5 KJ. Así
pues la disminución del nivel de proteína permite utilizar la energía
de la manera más eficiente debido a una inferior pérdida energética
por calor y a través de la orina.
Otra de las ventajas de formular en Energía Neta, siempre y cuando se mantenga
el nivel aminoacídico adecuado en la dieta, es que al disminuir el contenido
en proteína y mantener el nivel de energía neta ingerida, no afecta
los parámetros productivos de los animales ni el rendimiento en magro ni
la adiposidad de la canal (Figura 2).
Figura 2: Efecto de las dietas bajas en proteína sobre los rendimientos
productivos y la composición de la canal.
Canh et al., 1998:
castrados; 52 - 104 kg peso vivo
Proteína
Bruta, % |
16.5
|
14.5
+ AA1 |
12.5
+ AA1 |
Efecto |
EN, MJ/kg |
9.38 |
9.38 |
9.38 |
- |
Lisina dig.
g/MJ NE |
0.76 |
0.76 |
0.76 |
- |
Ingestión,
g/d |
2361 |
2341 |
2334 |
- |
Transformaciones |
|
|
|
|
ganancia de
peso, g/d |
805 |
805 |
797 |
ns |
Magro, % |
57,2 |
57,1 |
56,7 |
ns |
Grasa dorsal
(mm) |
15,2
|
15,4
|
15,9 |
ns |
1 L-lisina, L-treonina, DL-metionina y L-triptófano |
Conclusiones
- El sistema de Energía Neta es el que nos permite estimar de forma
más precisa la cantidad de energía disponible por parte del animal.
- Las dietas altas en proteína sobrestiman el aporte de energía
del pienso y por lo formular en Energía Neta permite trabajar con dietas
bajas en proteína sin penalizar los índices productivos siempre
y cuando mantengamos el perfil de proteína ideal y una relación
correcta entre aminoácidos digestibles y nivel de energía.