Los sistemas de alimentación líquida de porcino requieren un elevado nivel de
higiene, dado que el medio húmedo es propicio a la colonización bacteriana. Según
una encuesta realizada en más de 150 granjas (Francia) apenas un 10% de los granjeros
limpia el tanque de mezcla diariamente; el 27, el 24 y el 25% de los encuestados
lo hacen respectivamente una vez a la semana, cada 15 días o una vez al mes, independientemente
de la época del año. Por componentes del sistema, la misma encuesta revela que
cuando lo hacen regularmente, el 68% lava el tanque de mezcla, el 36% lava igualmente
la tubería principal y tan solo un 12% lava los bajantes a los comederos. Inversamente,
el 69, el 31 o el 5% de los encuestados reconoce que nunca lava los bajantes a
los comederos, las tuberías o los tanques, respectivamente. Este estudio demuestra
claramente la heterogeneidad de situaciones que se pueden encontrar en la práctica
y alerta respecto a las precauciones que se deben tomar al diseñar el sistema
y/o las recomendaciones de limpieza para cada granja.
Colonización microbiana del sistema
Considerando los componentes del sistema, se observa la formación de un biofilm
microbiano en todos aquellos que tienen contacto directo con el agua o la sopa.
Este es un proceso natural, ya que los piensos o el agua no son estériles. La
sopa se convierte entonces en un medio de cultivo, con una microflora total estimada
en 7-8 log UFC/ml (figura 1).
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Figura 1. Perfil
de la flora bacteriana de la sopa en sistemas alimentación líquida
sin tanque de restos y sin limpieza regular |
Aunque se observe la presencia de bacterias coliformes, más bien indeseables y
de riesgo patógeno, la parte más importante de la microflora (más del 90%) está
formada por bacterias lácticas acidificantes reconocidas como beneficiosas. Por
otro lado, se observa un gradiente de colonización microbiano que va aumentando
progresivamente desde el tanque de agua (1,8 log UFC/ml), tanque de mezcla, tubería
principal, tuberías satélites, alcanzando su punto máximo en los bajantes a los
comederos (7,1 log UFC/ml; figura 2).
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Figura
2. Flora bacteriana del sistema de alimentación líquida |
Limpieza y desinfección
La limpieza, incluyendo los bajantes, con máquinas a alta presión y la desinfección
son efectivas reduciendo la microflora a niveles cercanos al del tanque de agua.
Sin embargo al reiniciar la alimentación, la microflora vuelve a colonizar todo
el sistema y a las 48 horas ya se encuentra en niveles similares a los observados
antes de la desinfección (figura 3). Por otro lado, los desinfectantes utilizados
son obligatoriamente agresivos, la existencia de materia orgánica inhibe parcial
o totalmente su actividad, eliminan principalmente las bacterias lácticas acidificantes
y los residuos que dejan son, a la larga, consumidos por los cerdos. Con lo cual,
la desinfección del sistema no es una medida efectiva y no se suele recomendar
como rutina.
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Figura
3. Evolución de la flora bacteriana en la tubería principal
de una granja con limpieza habitual |
Consciente de esta situación, cada fabricante propone sus propios programas de
limpieza y que normalmente combinan aclarado con agua limpia y recirculación con
agua acidificada (pH<4) a diario o alcalinizada (pH>12) una vez a la semana. El
principio se basa en que la microflora no es simultáneamente tolerante a pH ácido
y alcalino y que por lo tanto la combinación de los dos tratamientos la eliminará
completamente. Otros proponen incorporar al tanque de mezcla equipos de pulverización
de ácidos o de UV para esterilización. Sin embargo, lo que efectivamente se consigue,
tanto en estos casos como en el de la desinfección, es eliminar principalmente
la microflora láctica acidificante. Al destruir las colonias de lactobacilos,
también se rompe el equilibrio existente entre las diferentes especies de microorganismos
y automáticamente se potencia la proliferación y colonización por bacterias y
cepas patógenas bastante más agresivas. Entonces el remedio puede resultar peor
que la enfermedad, porque en vez de prevenir se potencia el riesgo de patologías
digestivas, aunque estudios realizados en Alemania y Francia demuestren que las
patologías o el número de bajas en engorde con alimentación líquida sean
similares a las observadas con alimentación convencional.
Como la mayoría de los microorganismos potencialmente patógenos son sensibles
a pH ácido (pH<4), igualmente se suele aconsejar la incorporación directa de ácidos
orgánicos a la sopa (o al pienso) y distribuir un alimento acidificado a los cerdos.
Sin embargo, la manipulación de los acidificantes es una operación que requiere
ciertos cuidados por parte de los granjeros para evitar posibles accidentes y
el resultado no es duradero.
Alternativamente, se puede sembrar o estimular la colonización del sistema por
bacterias lácticas mediante la utilización de probióticos o cepas de lactobacilos
específicas. En particular, se ha estudiado la utilización de
P.acidilactici
en comparación con la utilización de ácido láctico y ambos tratamientos fueron
efectivos para bajar el pH, estimular el crecimiento de las bacterias lácticas
y disminuir los coliformes totales, tanto en el sistema de alimentación como en
el tracto digestivo del cerdo (figura 4). Los resultados de crecimiento obtenidos
entre tratamientos fueron similares pero muy superiores a los que se observan
habitualmente en lechones. Además cualquiera de estas medidas es compatible con
el uso de los subproductos líquidos o alimentación líquida fermentada pero de
esto se hablará en el capítulo correspondiente.
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Figura
4. Efecto de la incorporación de ácido láctico o de
un probiótico en la sopa sobre la flora bacteriana |
Conclusiones
En definitiva, se pueden aconsejar las operaciones de limpieza pero no de desinfección
y por otro lado, también se pueden aconsejar, las iniciativas que contribuyan
a reforzar el equilibrio de la microflora instalada en el sistema de alimentación
líquida.