Acidificantes en nutrición porcina

SM Martín. UAB. España.

14-mar-2007 (hace 17 años 9 meses 14 días)


En un momento en el que la legislación europea nos va a exigir el establecimiento de objetivos de reducción de Salmonella y la implantación de programas de control, la utilización de acidificantes en los piensos para reducir su prevalencia, está cobrando un especial interés.

Diversos ensayos, tanto a nivel experimental como a nivel de campo, han demostrado en muchos casos la efectividad de los acidificantes para reducir la prevalencia de Salmonella en las explotaciones. De hecho, la inclusión de acidificantes en los piensos, es una de las prácticas habituales dentro de los planes de control de algunos países como Dinamarca que durante los últimos años han conseguido reducir de forma muy efectiva la presencia de este patógeno. Los ácidos, además de contribuir a la higienización de los piensos (y por tanto reducir una de las posibles entradas del patógeno en la explotación) parecen también tener un papel en la reducción de Salmonella en el animal. Con esta última finalidad, se recomienda una inclusión de ácidos a niveles elevados (por encima de los 8 kg/Tm), por lo que es necesario racionalizar su uso y valorar la viabilidad económica de su aplicación. Generalmente se recomienda incluir ácidos a dosis altas en aquellas explotaciones con niveles medios-altos de seroprevalencia donde podremos ver un margen de respuesta importante. Otra opción a valorar sería incluir dosis altas de ácidos únicamente en los piensos de acabado-finalización (últimas 6-8 semanas), margen de tiempo suficiente para que los animales puedan seroconvertir, en una etapa en el que se producen la mayor parte de infecciones.

Se han buscado diversas explicaciones a los efectos de los ácidos sobre Salmonella. El efecto higienizante sobre el pienso, se basa en una acción directa del ácido sobre la bacteria (aunque ésta sensibilidad a los ácidos puede variar en función del serotipo y de la cepa). La inclusión de ácidos junto con diferentes tipos de procesados tecnológicos, como el expander y la granulación, han demostrado ser medidas efectivas para reducir Salmonella en los piensos. Sin embargo, aunque la higienización de los piensos debe garantizarse, no explica por si sola la reducción de prevalencia observada en los animales.

Diversos autores atribuyen su efectividad a un refuerzo de la barrera gástrica frente a la entrada del patógeno. Aunque otras vías de infección como la vía aerógena son posibles, la principal vía es la vía digestiva. La acción bactericida-bacteriostática de los acidificantes a nivel estomacal no se basa únicamente en una reducción del pH del medio gástrico (efecto en muchas ocasiones limitado), sino también en la capacidad de estos ácidos en reducir el pH dentro del organismo bacteriano. Las formas no disociadas del ácido son capaces de atravesar la membrana de la bacteria y una vez dentro (donde el pH es más alto) disociarse liberando de esta forma protones y reduciendo el pH intracelular.

Por otra parte el efecto del los ácidos podría también deberse a un efecto indirecto sobre la población bacteriana. En el estómago existe una microflora que en algunos momentos del día puede llegar a ser importante. La inclusión de acidificantes favorece el crecimiento en estómago de bacterias acido lácticas, más tolerantes a los ácidos, y que pueden considerarse antagonistas para Salmonella. Esta población láctica, acompañando al alimento, podría modificar la flora de tramos posteriores del intestino promoviendo un ambiente que dificulte la proliferación de Salmonella. Por ello, aunque la acción directa de los acidificantes tradicionales no llegue más allá de las primeras partes del intestino delgado (donde es mayoritariamente absorbido), es posible que mantengan un efecto indirecto modificando la flora gastrointestinal en tramos posteriores. Añadir por último, que en el mercado han aparecido recientemente diferentes formas encapsuladas o protegidas de diversas mezclas de ácidos, e incluso de ácidos y extractos de plantas. La ventaja atribuida a estos productos sería la de prolongar su acción en tramos más distales del intestino. Combinando ácidos protegidos y no protegidos conseguiríamos ofrecer protección integral a lo largo del tracto gastrointestinal.

En resumen, la inclusión de acidificantes a dosis elevadas en los piensos (por encima de 8 kg/Tm) puede resultar efectiva para reducir la prevalencia de Salmonella fundamentalmente en explotaciones con un nivel medio-alto de infección. Sería necesario disponer de más estudios que nos permitan determinar mezclas, dosis y formas de administración óptimas para conseguir un balance coste-efectividad satisfactorio.