El control del agua como punto de control crítico de la bioseguridad

Marc Vilamajó Giol. Biólogo. España

29-ene-2007 (hace 17 años 10 meses 25 días)
No hay duda alguna: primero fue el agua y luego la vida. Desde la más simple forma celular, hasta el más complejo de los organismos, todos dependemos del agua.

Es el medio que nos sustenta y que nos garantiza la vida: algunos organismos viven en él y otros hemos evolucionada hasta el punto de poder independizarnos de este medio, no porqué no lo necesitemos, sino porqué nuestro organismo mantiene un elevado porcentaje de su peso en agua (más de 2/3), por lo que sigue siendo nuestro medio vital.

Y a pesar de conocer esta importancia para la vida de todos los organismos vivos, las actividades humanas producen una gran cantidad de desechos que pueden intervenir en el ciclo hidrológico, teniendo como resultado la contaminación de las aguas. Dada la importancia de este elemento, debemos mantener un buen control sobre la contaminación química y microbiológica de las aguas de bebida, porqué esta contaminación puede llegar fácilmente a las puertas de nuestra granja, traspasarlas y romper la barrera de bioseguridad que tanto nos cuesta mantener.

En el control de la bioseguridad hemos asumido la necesidad de controlar aquellos vectores que pueden facilitar el ingreso de problemas sanitarios en nuestras explotaciones: controlamos la entrada de personal y su higiene, controlamos la circulación de vehículos, el vallado perimetral, etc. Incluso trasladamos este control fuera de nuestras puertas, exigiendo una seguridad en los alimentos que administramos a nuestros animales, y sin reflexionarlo, dejamos de controlar el más importante nutriente para el óptimo funcionamiento de la granja: el agua, tan importante en cantidad como en calidad.

Importante en cantidad porqué la mayor ingesta diaria de un nutriente es del nutriente llamado agua: desde la leche materna que ingieren los lechones (que, como curiosidad, necesitan en proporción a su peso, mucha más agua que un adulto, dado que su deficiente metabolismo aún en desarrollo no les ayuda a un buen control de las pérdidas de agua), pasando por los 4 o 5 litros de agua que consume un cerdo en fase de transición, hasta los 20 litros que puede ingerir una cerda gestante.

Importante en calidad porque todo aquello que lleva el agua va, directamente, al interior del organismo que lo ingiere, lo que quiere decir que patógenos y contaminación química son fácilmente relacionables con el agua en malas condiciones.

Decir que es necesario que el agua tenga una buena calidad microbiológica y bioquímica es casi decir una obviedad. Hay que asegurar que en una muestra de agua analizada se mantengan, aproximadamente los siguientes parámetros:

CONCEPTOS
VALORES DE REFERENCIA
Parámetros químicos
pH
5 - 8
Amonio (mg/l)
< 1
Nitritos (mg/l)
< 0,1
Nitratos (mg/l)
< 100
Cloruros (mg/l)
< 250
Sodio (salinidad) mg/l
< 1.000
Hierro (mg/l)
< 0,2
Sulfatos (mg/l)
< 100
Dureza (ºH)
< 115
Materia orgánica (mg/l)
< 5
Parámetros microbiológicos
Coliformes totales
Ausencia
Coliformes fecales
Ausencia
Estreptococos fecales
Ausencia
Bacterias anaerobias sulfito-reductoras
Ausencia
Gérmenes totales a 37ºC durante 24h (ufc/ml)
< 10
Gérmenes totales a 20ºC durante 72h (ufc/ml) < 100

De modo que es necesario asegurar la buena calidad y disponibilidad del agua de bebida, pero esto no sólo significa controlar su potabilidad, sino que hay otros aspectos a tener en cuenta:

• Debemos asegurar el suministro de agua para todos los animales, para que su equilibrio hídrico no se vea afectado. Es importante también que este suministro sea continuo, porqué el estrés hídrico puede ser el detonante de problemas de regulación metabólicos que aparecerán más tarde, sin que podamos relacionarlos con las condiciones de suministro de agua.

• Controlar el consumo es una buena medida para conocer el agua que beben nuestros animales y los posibles desajustes que hay en la granja.

• Que este suministro sea por conducciones limpias y desinfectadas, por las que no podamos recircular patógenos en nuestras salas. Las sales disueltas en el agua pueden precipitar y acumularse en las conducciones, pueden acumularse también restos de sólidos transportados en el agua, restos de medicaciones que administremos por esta vía, etc. Esto puede ser el causante de depósitos de materia que puede facilitar la proliferación de bacterias en las conducciones, de tal manera que pueda darse la reinfección del agua con gérmenes patógenos. Una buena medida en estos casos es la potabilización del agua con productos que ayuden a la higienización de las conducciones, retirando los depósitos de materia y destruyendo los gérmenes que viven en ella.

• El anterior punto puede incrementar su riesgo en una instalación mal diseñada, o que, por envejecimiento, tenga numerosos puntos que ayuden a la proliferación de estos depósitos de materia. Restos de tuberías en desuso, puntos con presión baja, ángulos demasiado cerrados, pueden facilitar estas acumulaciones de materia. O sea que es muy importante que las instalaciones estén bien diseñadas, ya sea para asegurar la higiene de ésta, ya sea para asegurar que una deficiente red de distribución nos dificulte la llegada de agua a algún punto, o ya sea para asegurarnos que no estamos desperdiciando el agua con bebederos que no ajustan, grifos que no cierran, engordando, en lugar de nuestros cerdos, el problema del purín que va aumentado su volumen en las fosas de nuestras salas.