Abstracts - Nutrición

La avena experimental comparada con una normal ofreció mejores resultados productivos y digestibilidades de la ración sin afectar negativamente las características de la canal y de la carne.

Los resultados sugieren que L-glutamina y L-glicina pueden convertirse en esenciales en dietas maíz soja con elevados niveles de L-lisina.

Un aporte único de vitamina A incrementó la concentración de vitamina en la camada que, además, fue independiente de la dosis.

El descascarillado mejoró la digestibilidad de la materia orgánica y de los aminoácidos pero también aumentó el contenido en algunos factores antinutritivos (FAN).

La harina de matadero de aves no sustituye la harina de pescado en dietas postdestete.

El tipo de suplemento y el nivel de calcio de la ración modificó el pH gástrico y afectó el rendimiento de los lechones.

El ácido linoleico conjugado no afectó el rendimiento productivo y composición de la canal y sólo tuvo un efecto negativo sobre la deposición de grasa en los animales más grasos.

Para lechones de 7 a 17 kg la proporción óptima de aminoácidos azufrados en relación a la lisura fue de entre 57,7 y 62,6%.

La digestibilidad del fósforo fue superior en animales jóvenes que en adultos y mayor en lactación que en gestación. Las fitasa mejoraron los coeficientes ileales y fecales.

La suplementación con aceite de girasol (rico en oleico) potenció ligeramente el sabor de la carne en comparación con el aceite de soja sin afectar los rendimientos productivos.

La incorporación de polisacáridos no amiláceos a la dieta incrementó el crecimiento bacteriano en el tracto digestivo y redujo la digestibilidad del pienso.

El hierro proporcionado en exceso no afectó los rendimientos productivos ni el hematocrito ni la concentración sanguínea de hemoglobina.

La glutamina evitó la atrofia de las vellosidades intestinales y redujo los efectos negativos de la infección sobre el crecimiento.

Con independencia de la dieta basal, la inclusión de un 5% de salvado de trigo mejoró los rendimientos productivos.

Los ácidos grasos poliinsaturados protegidos mejoraron el número de nacidos vivos, el peso vivo medio del lechón y no afectaron la proporción de lechones de bajo peso.

Los mejores resultados se obtuvieron con las cerdas que recibían los minerales de forma orgánica y a un nivel normal.

La inclusión de inulina en la ración mejoró los parámetros de morfología y flora microbiana intestinal cuando los niveles de lactosa eran bajos.

Alimentar las cerdas ad libitum con tolva en lugar de “a mano” aumentó la ingestión y redujo la movilización grasa pero no modificó el peso de los lechones al destete.

La harina de alfalfa deshidratada reduce la excreción de urea urinaria en hembras de final de engorde.

Algunas especies de lactobacilos aisladas de heces de cerdo demuestran capacidad de prevenir la invasión por Salmonella sp..

La fracción carbohidratada de la dieta aumentó la incidencia de diarreas post-destete mientras el tipo de proteína (animal vs vegetal) no representó un factor de riesgo real.

El aumento del nivel de ingestión al final de la gestación no aceleró el descenso de de los niveles plasmáticos de progesterona y no incrementó la producción de leche al parto.

La saponina empeoró ligeramente el índice de conversión pero potenció la respuesta inmune de los lechones.

Los lechones gnotobióticos pueden conseguir crecimientos superiores a un kg al día con lactorreemplazante y más de medio kg con dietas sin proteína animal.