Cómo controlar el estrés por calor en establecimientos productivos
El estrés calórico es un desafío común en animales de campo y de granja, expuestos a altas temperaturas, especialmente en climas cálidos o durante olas de calor. Este fenómeno afecta la salud, el bienestar y la productividad de los animales y es una gran preocupación para el productor que debe cuidarlos.
En cerdos – especialmente en sitio 3 - la alta temperatura ambiente afecta el desempeño productivo, tanto en la ingesta diaria de alimento como en la ganancia de peso, lo que genera pérdidas económicas significativas para los productores. En los sistemas de engorde a corral el calor afecta tanto el estado fisiológico del ganado como los resultados económicos, ya que los animales no pueden disipar el calor acumulado, impactando directamente en su productividad y en la rentabilidad.
Los técnicos, veterinarios y especialistas de Provimi Cargill Argentina brindan pautas de manejo y estrategias nutricionales específicas para mitigar el impacto de las altas temperaturas y de ese modo optimizar la productividad y la rentabilidad del productor, poniendo siempre el foco en el bienestar de los animales.
Estrés por calor en cerdos (SITIO 3)
Las altas temperaturas ambientales se presentan durante los meses de verano en zonas de clima templado y de forma continua en climas tropicales. En este contexto, más del 50% de la producción porcina se localiza en regiones tropicales y subtropicales, lo que amplifica los efectos del calor y, por ende, del estrés térmico en las granjas. De hecho, si las proyecciones sobre el cambio climático global se concretan - con un aumento de la temperatura media anual - especialmente en verano, los problemas asociados con el estrés por calor en la producción porcina se intensificarán.
Los cerdos tienen una capacidad limitada para disipar el calor corporal, por lo que dependen en gran medida de la reducción de la producción de calor metabólico para mantener una temperatura corporal constante en condiciones cálidas, a diferencia de otras especies ganaderas. Los mecanismos de defensa contra el estrés térmico, como la disminución del tono muscular y de la actividad voluntaria, la reducción de la secreción de hormonas tiroideas y la disminución de la ingesta de alimento, varían según el tiempo de exposición y la intensidad del calor. En particular, la reducción en la ingesta voluntaria de alimento se considera la principal adaptación para disminuir la producción de calor, lo que, a su vez, impacta negativamente el crecimiento de los cerdos.
Aunque todas las categorías porcinas son susceptibles al estrés por calor, los cerdos en fase de crecimiento-terminación son especialmente vulnerables debido a su mayor masa grasa, muscular y alta tasa metabólica, localizándose su temperatura ambiental óptima entre 16 y 20ºC.
Impacto en desempeño productivo:
→ Ajustar la ingesta diaria de alimento: es, en la mayoría de los casos, la única manera en que los cerdos pueden modificar su producción de calor. Este ajuste es proporcional a la variación de la temperatura ambiente; es decir, a mayor temperatura ambiental, mayor será la reducción en el consumo de alimento. En la fase de crecimiento-terminación la ingesta disminuye en 40 gramos por cada °C por encima de la zona de confort térmico.
→ Ganancia diaria de peso: en la fase de crecimiento-terminación, se registra una reducción de 58.57 g/d en la ganancia diaria de peso entre los cerdos en condiciones termoneutras y aquellos bajo estrés térmico (654.38 vs 595.81 g/d). Puntualmente en la fase de terminación, se observa una disminución de aproximadamente 300 g/d. Dado que los cerdos bajo estrés térmico reducen su consumo, la cantidad de nutrientes y energía disponible para el crecimiento y la deposición de tejido magro se ve restringida. En condiciones de estrés, la demanda de energía para el mantenimiento térmico es mayor, lo que reduce la energía destinada a funciones productivas.
→ Conversión alimenticia: no se observa interacción entre la temperatura ambiental y el índice de conversión alimenticia (ICA). Sin embargo, en los cerdos bajo estrés por calor, la reducción en la ganancia diaria de peso implica una mayor dificultad para alcanzar el peso de salida a mercado. Este retraso se traduce en una prolongación de su permanencia en la granja y un aumento en la ingesta de alimento a largo plazo. Dado que el alimento representa el 70% de los costos de producción animal, esto tiene un impacto significativo tanto en la productividad como en la economía.
Conclusión.
El estrés por calor tiene impactos inmediatos y de largo plazo en la productividad, la salud y la rentabilidad de todos los animales. Sin embargo, una combinación de prácticas de manejo efectivas y estrategias nutricionales adecuadas puede mitigar significativamente estos efectos. Estas decisiones no son solo una respuesta al momento, sino una inversión estratégica en el futuro de la producción porcina y ganadera, tanto en tambos como en feedlots.
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