Control de micotoxinas: enfocando el problema
Las micotoxinas son metabolitos secundarios producidas por los hongos y mohos que colonizan las plantas o sus producciones, tanto en la fase vegetativa como en el almacenamiento. En función del desarrollo de los hongos, bajo determinadas condiciones ambientales como la humedad y temperatura, el desarrollo y producción de micotoxinas puede variar en composición y en cantidad, en cualquier caso, la presencia de las micotoxinas en alimentación animal supone no solo un riesgo para la salud animal y un menor rendimiento productivo, también en muchos casos puede suponer un riesgo de contaminación en la cadena alimentaria llegando a afectar a la salud humana.
El primer punto de control de micotoxinas, pasa por evitar la proliferación de los microrganismos productores de las mismas, como es la implantación de buenas prácticas agrícolas, el uso de antifúngicos en cultivos y el control posterior durante el procesamiento, almacenamiento y transporte de los granos, permitiendo un buen secado, especialmente en el caso del maíz, y evitando altos niveles de humedad y temperatura, tanto en el transporte como en los silos. Pese a ello, el riesgo cero no existe, y un cereal que ha sido cosechado en óptimas condiciones puede ser transportado a miles de kilómetros y almacenado en otras condiciones en las que se favorece el crecimiento de los hongos y, por tanto, la producción de micotoxinas.
El calentamiento global junto con lluvias torrenciales previas a la cosecha incrementa el riesgo de hongos y la presencia de micotoxinas en las cosechas
A nivel de riesgo, una de las diferencias la podemos encontrar en el tipo de hongo o micotoxina encontrada; mientras que en campo la presencia de Fusarium spp. da lugar a contaminación con micotoxinas como zearalenona, tricotecenos y fumonisinas, es en almacenamiento donde se suele producir el crecimiento de Aspergillus spp. y Penicillium spp. causantes de las contaminaciones por aflatoxinas y ocratoxinas.
En el mercado existe una gran variedad de productos que tienen la capacidad de retención o inactivación de las micotoxinas presentes en el alimento animal, de forma que se reduce o evita el paso de las micotoxinas al organismo animal, pero debido a la estructura molecular de las micotoxinas, es difícil encontrar productos con amplio rango de actividad; existen multitud de micotoxinas muy diferentes, aunque destacan una docena de ellas entre las de riesgo potencial mayor. La elección de un producto adecuado es complicada, ya que el riesgo existe y aunque se pueda conseguir un buen control en determinadas micotoxinas, cuando se produce contaminación suele ser multifactorial.
La contaminación por micotoxinas no se produce siempre, ni con la misma intensidad, por lo tanto, es necesario tener un buen control de las materias primas, desde el origen y a la recepción y almacenamiento, y contar con sistemas de monitoreo y detección rápida para aquellos lotes que puedan resultar sospechosos. Un buen control antes de la fabricación del alimento permitirá aplicar las medidas correctivas, como selección de especie, periodo productivo y producto, que permita la inactivación de la o las micotoxinas presentes en ese lote de alimento. El uso de cereal contaminado de DON no tendrá el mismo efecto en un alimento de lechones que en uno de finalización de engorde, o la presencia de fumonisina afecta más en avicultura que en bovino.
Una vez el alimento contaminado llega a la granja, es difícil de establecer un correcto diagnostico ya que la sintomatología es muy diversa y en muchos casos similar a otras patologías. Una vez confirmado mediante analíticas del alimento, existen pocas posibilidades de inactivar las micotoxinas, y solo es posible aplicar soluciones rápidas y eficaces que permitan favorecer la eliminación y paliar los órganos afectados (hígado, riñón, tracto intestinal, pulmones, etc.). Este tipo de productos de aplicación en agua de bebida, basan su acción en un modo de acción sinérgico de extractos botánicos con efectos depurativos, compuestos inactivadores de micotoxinas, junto con vitaminas y provitaminas.
Conocer el grado y tipo de contaminación al que nos enfrentamos
El impacto real de las micotoxinas vendrá marcado en primer lugar por la contaminación, los estudios en los últimos años ya muestran un incremento en contaminación por micotoxinas en muestras analizadas, llegando a valores superiores al 70 %. Una vez detectada la presencia hay que analizar los tipos de micotoxinas y el nivel de contaminación.
En el caso más común de contaminación por Aflatoxinas, los límites en alimento (Directiva 2002/32/CE) se sitúan en 10-20 ppb en el alimento, con la excepción de vacuno lechero que, debido a su impacto en la cadena alimentaria, se reduce a 5 ppb. Las recomendaciones en monogástricos principalmente para el resto de las micotoxinas se podrían establecer en un rango de valores para ocratoxina 50-100 ppb, zearalenona 100-250 ppb, DON 500-2000 ppb, T-2 200 ppb, fumonisina 1000-5000 ppb, siendo los valores mínimos en primeras edades o en animales reproductores, y los máximos en fases de engorde. En el caso de rumiantes, existe controversia en la capacidad detoxificante de la flora del rumen sobre algunas micotoxinas (ocratoxina y fumonisina), y cómo puede llegar a afectar o no al animal, en cualquier caso, niveles superiores a los recomendados en monogástricos para Zearalenona, DON y T-2 entrarían en la recomendación rumiantes.
Según diversos estudios en los últimos años (Global Mycotoxin Occurrence in Feed: A Ten-Year Survey, Gruber-Dorninger, C.; Jenkins, T.; Schatzm G., Published: 27 June 2019 www.mdpi.com), tanto en alimento como en materias primas, en la mayoría de los casos hay presencia de dos o más micotoxinas.
Debido a las condiciones de almacenamiento, es frecuente encontrar en zonas tropicales cereales con niveles altos de contaminación por aflatoxina y niveles bajos de presencia de ocratoxina, y su presencia potencia el efecto negativo, siendo superior a la suma de ambas. Algo similar sucede con la presencia de Zearalenona, DON y fumonisina especialmente en el caso del maíz o alimentos con alto contenido de maíz; en el caso de muestras de trigo, lo habitual es encontrar contaminación por zearalenona y DON y en menor medida T-2.
Mecanismos de control
Los objetivos para combatir los efectos de las micotoxinas, pasan por:
1- Reducir su biodisponibilidad y presencia, empleando agentes adsorbentes o biotransformadores.
2- Cuando el punto anterior no es posible o suficiente, reforzar los mecanismos de control del animal, tanto en la absorción intestinal, como los procesos de detoxificación hepáticos.
Los ingredientes han de ser de fácil manejo en la planta de alimento, con buena capacidad de fluidez y dispersión, estables al almacenamiento y procesos de extrusión y pelletizado, no interferir con el resto de los nutrientes como vitaminas, minerales o farmacológicos, tener un amplio rango de acción sobre micotoxinas, ser estable su efecto a los cambios de pH, y ser biodegradables o inertes para el medioambiente.
Dentro de los diferentes productos empleados para combatir las micotoxinas y sus efectos, podemos encontrar:
- Adsorbentes minerales: la capacidad de adsorción dependerá de su estructura, composición y carga, y de la polaridad de la micotoxina. Dentro de este grupo se pueden encontrar las arcillas o aluminosilicatos (bentonitas, zeolitas, sepiolitas, etc.) que son de origen natural o modificado mediante tratamiento físicos; suelen presentar buena capacidad de adsorción y baja desorción en las micotoxinas más polares (Aflatoxina, ocratoxina, zearalenona, T-2, fumonisina). Otros adsorbentes como la zeolita y vermiculita, o de origen orgánico como la tierra de diatomeas o el carbón activado, pueden mostrar alta capacidad de secuestro sobre micotoxinas, pero también sobre nutrientes importantes como vitaminas y aminoácidos.
- Adsorbentes biológicos: como las paredes celulares de levadura modificada con capacidad secuestrante sobre diversas micotoxinas (ocratoxina, zearalenona) y que además pueden aportar sustancias inmunoestimulantes.
- Biotransformadores: en forma de microorganismos o enzimas producidas por estos que son capaces de modificar la estructura de la micotoxina a metabolitos de menor toxicidad. Suelen ser productos muy específicos (oxidasas, catalasas, lactonasas y esterasas), cuya actividad varía en función de las condiciones ambientales de pH, por lo que lo más recomendable es emplear diversas combinaciones.
- Bioprotectores y reparadores: ácidos orgánicos, probióticos, prebióticos y extractos botánicos que protegen y reparan la mucosa intestinal de las micotoxinas (tricotecenos), reduciendo la absorción de micotoxinas al torrente sanguíneo y otros órganos diana; vitaminas y provitaminas específicas que, junto con antioxidantes naturales y extractos de silimarina y cinarina, van a favorecer el metabolismo hepático-renal en los procesos de detoxificación.
Con el fin de evitar las pérdidas a las que puede llevar la presencia de micotoxinas, es importante el empleo de secuestrantes en función de las necesidades del momento y el riesgo, buscando cubrir un espectro de acción.
CONCLUSIONES:
Control de Micotoxinas:
- Prevención fúngica en campo
- Control de materias primas y almacenamiento
- Establecer rangos de tolerancia por especie y edad
- Identificacion de la contaminacion
• Tipo de micotoxinas
• Concentración
- Plan de control
• Preventivo
• Selectivo
• Terapéutico
Autor: Daniel Díaz García, Área Manager LATAM, Liptosa
Brouwer distribuidor oficial Liptosa en Argentina
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