Las cerdas con pienso restringido pierden más energía que las alimentadas ad libitum. Sin embargo, la movilización de energía corporal no suele ser suficiente para cubrir los requerimientos para mantenimiento y crecimiento de la camada, por lo que las cerdas con restricción de pienso producirán menos leche al día, lo que resultará en una menor ganancia diaria de su camada y, consecuentemente, menor peso al destete, tanto de los lechones como de la camada. Aunque las cerdas con acceso restringido al pienso movilizan más energía en total que las cerdas control, pierden menos energía por kg de peso corporal que éstas. Lo mismo sucede con la contribución lipídica a la pérdida de peso, que se reduce del 62 al 42 %, respectivamente cuando se compara las cerdas ad libitum con las restringidas. Estas observaciones indican que las cerdas sometidas a restricción alimentaria son más eficientes en el uso de la energía del pienso y de su masa corporal que las cerdas alimentadas ad libitum. Bergsma et al. (2009) mencionan que la eficiencia de lactación expresa el ratio entre la energía entrante (del pienso y de la movilización corporal) y la utilizada para el crecimiento de la camada.
Aplicando esta definición al modelo de restricción utilizado en nuestro estudio se observa claramente que las cerdas restringidas eran más eficientes (13 %) que las alimentadas ad libitum, es decir, las cerdas restringidas producían 1,49 kg de leche por cada kilo de pienso ingerido, mientras que las control producían 1,13 kg. Patterson et al. (2011) también observaron que las cerdas restringidas eran más eficientes (+14 %) que las alimentadas ad libitum (control). Esto sugiere que las cerdas alimentadas ad libitum son capaces de producir más leche, al mismo tiempo que están protegidas del catabolismo y de su impacto negativo y que, por lo tanto, tendrán mayor longevidad. En base a nuestros hallazgos, y a lo descrito en la literatura, es evidente que los programas de mejora genética deberían buscar la mejora de la eficiencia energética de las cerdas lactantes para obtener reproductoras con una buena capacidad maternal, canales magras y una mayor producción láctea con un consumo de pienso y movilización de reservas corporales determinadas.
Los estudios disponibles en la literatura han mostrado la relación entre el intervalo destete-celo y la ingesta de energía durante la lactación (Foxcroft et al., 1995; Patterson et al., 2011). Sin embargo, independientemente del patrón de ingesta de pienso, el 90 % de las cerdas actuales tienden a presentar el celo entre 3 - 5 días tras el destete (Patterson et al., 2010; Schenkel et al., 2010; Patterson et al., 2011). Nuestros hallazgos confirman que las cerdas hiperprolíficas, pese a tener una restricción alimentaria del 50 % del consumo voluntario esperado, y un extenso catabolismo del tejido corporal, presentaron el celo casi inmediatamente tras el destete y tuvieron unas tasas de parto aceptables. Esto puede ser parcialmente debido a la selección genética contra el intervalo destete-celo (Vinsky et al., 2006; Bergsma et al., 2013). Sin embargo, pese a que el balance energético pueda ser positivo tras el destete, las cerdas con un rápido retorno al celo pueden no estar completamente recuperadas de los daños causados por el catabolismo producido durante la lactación, con un posible impacto negativo sobre la calidad folicular y embrionaria y, en consecuencia, en el tamaño y calidad de la siguiente camada (Quesnel et al., 2007; Quesnel, 2009).
Consideraciones finales e implicaciones
Las cerdas lactantes actuales son muy productivas y muestran una limitada capacidad de ingesta como consecuencia de la selección genética para una mayor eficiencia alimentaria. Por lo tanto, las cerdas lactantes sufren una excesiva movilización corporal. Parece que el intenso catabolismo de tejidos corporales puede tener un impacto negativo sobre su producción de leche, rendimiento de la camada y tamaño de la siguiente camada. Por otro lado, las cerdas con acceso restringido al pienso, son más eficientes, produciendo más leche por kilo de pienso consumido. La mayor eficiencia de lactación observada en estas cerdas indica que, hay más energía disponible mediante la movilización de reservas corporales por encima de las necesidades de mantenimiento de la cerda, usada para el crecimiento y mantenimiento de los lechones, que a partir de la ingesta de pienso. La intensa presión de selección a la que ha sido sometida la cerda moderna ha cambiado su biología y metabolismo. Por lo tanto, hay que desarrollar nuevas estrategias nutricionales para satisfacer las necesidades de la cerda lactante actual.