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Velocidad de crecimiento y cojeras en cerdas de reposición

¿Una elevada velocidad de crecimiento realmente aumenta el riesgo de osteocondrosis y cojeras?

El desarrollo de la futura reproductora durante la recría es clave para maximizar el rendimiento y la vida útil de las cerdas. En la práctica puede ser difícil integrar todos los objetivos que los productores y veterinarios buscan satisfacer durante el período de recría y cuarentena. En conjunto puede ser complejo obtener reposición, proveniente en muchos casos de otros países, que cumpla ser de edades escalonadas, asegurando un correcto desarrollo esquelético bajo la deseada velocidad de crecimiento, conseguir inmunidad frente a los principales agentes presentes en la granja de destino y alcanzar un correcto estado de reservas y peso a la primera cubrición.

La reposición representa alrededor del 40-50% y en los últimos años la tendencia ha sido incluso superar el 50% (BDPorc). El 20% o más de las cerdas que entran en producción no llegan a un segundo parto (López-Serrano et al., 2000; Lucia et al., 2000); y la debilidad de las extremidades y las cojeras son el principal motivo de eliminación de la nulípara (Engblom et al., 2008; Jense et al., 2010). Además, es conocido que las cojeras (10-15% en granja) están relacionadas con el fallo reproductivo y reducen la productividad (Heinonen et al., 2013). Asimismo son una importante fuente de pérdidas económicas (25-180 $ por cerda coja) (Deen et al., 2008; Schuttert, 2008).

La principal causa de cojeras en nulíparas en crecimiento son problemas en el cartílago articular y de origen no infeccioso que se definen como osteocondrosis (Ytrehus, 2007). La nutrición, el estrés mecánico, el genotipo y la velocidad de crecimiento son los factores que aparentemente influyen en la aparición de osteocondrosis (Koning et al. 2014a, 2014b; Quinn et al. 2015). La hipótesis inicial sería que existe un umbral de peso en el que el hueso y cartílago en desarrollo son débiles y sensibles a sufrir lesiones articulares (Busch y Wachmann 2011). No obstante, en la literatura aparece una amplia controversia sobre si una elevada velocidad de crecimiento realmente aumenta el riesgo de osteocondrosis y cojeras (Yetrehus et al., 2004; Tóth et al., 2016).

En un estudio observacional se evaluó la aparición de cojeras de origen no infeccioso en nulíparas en crecimiento. Un total de 600 cerdas (Landrace x Yorkshire) entre 57-106d de edad y 25,6 ± 8,6 kg de peso corporal (PV) fueron monitorizadas por un período de recría de 20 semanas. Las jóvenes nulíparas se distribuyeron en grupos de edad y 10 animales por corral procurando obtener pesos igualados. Se alimentaron ad libitum y en tres fases (de 14, 70 y 52 días) (EM: 2950, 2850, 2750 kcal/kg, respectivamente) en base a maíz, trigo, cebada y soja. Se utilizó un corrector de recría comercial. Las nulíparas se pesaron individualmente y se evaluó la marcha y la presencia de cojeras en siete ocasiones (tabla 1). Se estudió la evolución de peso vivo (PV), ganancia media diaria (GMD) total, entre mediciones y la calculada a partir de los intervalos de PV antes y después de la detección de cojeras. También se utilizó regresión logística para estudiar el PV en el momento en que se detectó cojera en función de la edad.

La prevalencia de cojeras fue del 8,34%, de las cuales, un 46,15% aparentemente se recuperaron. El PV a la primera detección de cojera resultó en un intervalo de confianza de [114,6 - 130,5] kg y [170,9 - 187,8] días de edad. A partir de 115 kg, las cerdas cojas mostraron un PV y GMD menores que las cerdas no afectadas. Además, utilizando el PV o la GMD previa a la detección de la cojera no fue posible diferenciar los animales cojos de los que no lo serían. De hecho, para la GMD entre 29-111 y 50-111 kg, no se observaron diferencias. Sin embargo, cuando se amplía el intervalo de PV para el cálculo de la GMD a 29-130 kg, las cerdas cojas mostraron una velocidad de crecimiento menor [882 - 949] g/d que las no cojas [942 - 963] g/d. Por lo tanto los resultados indican que las cojeras aumentaron con el PV y el tiempo independientemente del rendimiento previo.

Tabla 1. Descripción del peso, edad y detección de las nulíparas cojas durante la fase de recría.

Nº Obs. Edad
(días)
PV medio
(kg)
Cojas PV
(kg)
Cojas
(%)
Cojas
Nuevas (%)
Cojas
Acumulado (%)
Cojas
Recuperadas (%)
1 75 25,6 25,8 0,17 0,17 0,17 -
2 98 49,1 49,4 0,17 0,00 0,17 -
3 117 68,1 67,4 0,33 0,17 0,34 5,9
4 144 90,9 90,4 1,67 1,33 1,67 -
5 170 117,1 114,6 2,83 2,17 3,84 60,5
6 191 137,1 133,6 5,18 3,00 6,84 23,0
7 212 153,8 147,6 4,60 1,50 8,34 40,2
Gráfica 1. Evolución del peso vivo y la edad de las nulíparas cojas (azul) y no cojas (negro)
Gráfica 1. Evolución del peso vivo y la edad de las nulíparas cojas (azul) y no cojas (negro)

El desarrollo de la osteocondrosis se produce alrededor de 10-12 semanas de vida (Grevenhof et al., 2012; Tóth et al., 2016) y principalmente se presenta de forma subclínica (Yetrehus et al., 2004). Se ha demostrado que durante el crecimiento y a día 180 de vida el 51-69% de las lesiones han cicatrizado (Olstad et al., 2014). Por lo tanto, la presencia de cojera clínica en este estudio probablemente responda a las lesiones graves o no cicatrizadas (detectadas entre 173-195 días de edad). Es razonable aceptar que cualquier estrategia para mejorar el desarrollo de las articulaciones: asegurar una correcta relación de calcio: fósforo digestible, sustituir el aporte de micro minerales inorgánicos a orgánicos, aportar vitaminas y antioxidantes, buscar fuentes de sulfuro para el desarrollo del cartílago, evitar el estrés físico o minimizar la carga de PV deberían ser antes de los 100 kg. Aun así, se desconoce si la “ventana” que permite minimizar las cojeras es entre 10-12 semanas (cuando ocurre la osteocondrosis), o entre 24-27 semanas de edad (cuando aparece la cojera).

En conjunto, la condición de cojera supuso una reducción del rendimiento en términos de crecimiento. No se encontró evidencia que indique una relación positiva entre la velocidad de crecimiento y la incidencia de cojera cuando las dietas se formulan y complementan con criterios específicos para el desarrollo esquelético y articular durante el período de recría.

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