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Utilización de aminoácidos en cerdos castrados

Dentro de la producción porcina, y por el destino final que se dé a los diferentes productos del cerdo, podemos distinguir varios tipos de cerdo.

Dentro de la producción porcina, y por el destino final que se dé a los diferentes productos del cerdo, podemos distinguir varios tipos de cerdo: Verdeo (Machos enteros y hembras hasta 95-100 Kg de peso vivo) destinado a productos cocidos y venta en fresco, Semigraso y Graso (Machos castrados y hembras con mas de 120 kg de peso vivo) destinado a productos curados y venta en fresco.

La genética y el sexo no puede ser modificada por la alimentación, y la alimentación debe adaptarse y entenderse con la genética y el sexo para encontrar la calidad deseada. En el ciclo económico del cerdo interviene: el ganadero, el matadero, la sala de despiece y la fabricación y curación de productos, todo ello encaminado a satisfacer las necesidades del consumidor. Por lo tanto, debemos encajar estos distintos intereses para que todo el proceso este en equilibrio, pues el beneficio exagerado en uno de estos eslabones dará lugar probablemente a no conseguir la satisfacción del consumidor.

En el tema que nos ocupa y es la alimentación del cerdo castrado, debemos entender que la principal razón de la castración es evitar el olor sexual (hasta los 95-100 Kg no hay problemas importantes). Una segunda razón es la mejor calidad cárnica y mayor cantidad de grasa tanto infiltrada como subcutánea (muy importante para obtener jamones y embutidos de calidad). La castración del cerdo se hace con pocos días de vida (7-10 días), pues en días anteriores, el riesgo de provocar hernias inguinales e infecciones es alto.

La optimización de fórmulas en aminoácidos digestibles, permite una mejor valoración de nutrientes que con aminoácidos totales, pues la digestibilidad de los mismos es distinta para las materias primas utilizadas, esto es más importante cuando tenemos materias primas alternativas, en las que el aminoácido como tal puede tener el mismo valor, pero su digestibilidad ser diferente (muchas veces limitado por el tratamiento al que ha sido sometida la materia prima), dando lugar a que la cantidad total de aminoácidos que ingiere el cerdo no es el mimo dependiendo de materias primas. La gran ventaja es la uniformidad de las fórmulas a lo largo del tiempo “independientemente” de las materias primas utilizadas. Sirva como ejemplo que la digestibilidad ileal de la lisina del maíz es de 66 frente al 72% del trigo.

Como todos sabemos el aminoácido limitante es la lisina, y debemos buscar en cada parte del cebo la cantidad adecuada y el equilibrio de proteína ideal. El perfil aminoacídico que debemos tener estará adaptado a la genética que tengamos, pues lógicamente con niveles muy bajos de lisina evitamos la formación de proteína y aumentamos la cantidad de grasa. Esta situación nos va a afectar a los costes de producción en todos los procesos.

La relación gramos de lisina / kcal de E. Neta suele estar en 0.40 hasta los 70 kg de peso vivo, bajando a 0.30 a partir de este peso, pudiendo bajar algo más a partir de los 100 kg de peso. En diferentes pruebas realizadas se encuentran diferencias con los distinta relación Lis/ E. Neta; de 0,27 frente a 0,30 da lugar a una diferencia en ganancia media diaria de 7-10 %, 8 % menor índice de conversión, 5-6 % de mayor deposición grasa en P-2. Estos datos relativamente empeorados para el productor, son positivos para los industriales, y deben ser pagados.

Los sistemas de alimentación para conseguir el cerdo graso, deben ser diferentes a los que utilizamos en la alimentación tradicional del cerdo de verdeo, de tal forma que en le cerdo graso al ser un animal de mas peso y edad, nos permite utilizar dos, tres, ó incluso cuatro tipos de pienso desde los 20 kg al sacrificio, esto es más importante económicamente en la parte final del crecimiento (desde 70 kg) pues es el momento donde el animal consume mas cantidad de alimento. Rebajar los niveles de aminoácidos y proteína en esta última fase, nos permite mantener un crecimiento sostenido (en estas fases la curva de deposición proteica es casi una meseta) de la masa muscular y conseguimos aumentar el espesor graso subcutáneo.

En la última fase en la que las necesidades proteicas son bajas (13-14 %), también influye positivamente estos niveles bajos en obtener mayor grasa en la canal pues el proceso metabólico para eliminar el nitrógeno que sobra de la dieta es bastante caro y nutritivamente no rentable. La energía neta de la proteína respecto a la metabolizable es del 58 %, mientras que de la grasa es el 90 % y el almidón el 82 %.

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