Las úlceras estomacales son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad, no relacionados con procesos infecciosos, con los que se enfrenta la producción industrial de porcino, tanto en reproducción como en cebo. La prevalencia de lesiones relacionadas con procesos ulcerosos puede llegar hasta el 30-80% de los animales sacrificados con mortalidades en granja a menudo superiores al 1%. Su incidencia económica puede ser alta ya que afecta a los cerdos en torno a los 4 meses de edad. Desafortunadamente, la causa primaria de estas lesiones no es conocida y probablemente es de carácter multifactorial. Por tanto, pueden llegar a coexistir tantas explicaciones al problema como técnicos en porcino en ejercicio. Debe tenerse en cuenta que existen trabajos contradictorios sobre cada uno de los factores que se indican como predisponentes de la aparición de úlceras, por lo que los estudios sobre úlceras deben ser interpretados con cierta cautela. En este trabajo acudiremos a la información disponible para plantear de forma razonable las bases del problema y a continuación describiremos aquellos factores de riesgo que pueden ayudar a reducir la incidencia de esta problemática.
Bases del problema
El estómago del cerdo se caracteriza por su enorme fragilidad, en particular en la zona pars esofágica cercana a la región cardiaca. Esta región del estómago se caracteriza por la naturaleza escamosa estratificada del epitelio protector y la falta de secreciones, lo que le hace muy vulnerable a cualquier agresión externa. La lesión más aparente es la paraqueratosis de diversos grados acompañada de tinción amarillenta de la mucosa debido a la contaminación por bilis. Si el proceso continúa aparecen erosiones más profundas, pérdidas de sangre (cerdos blancos) y muerte del animal. Tres características comunes en cerdos con úlceras son:
1) contenidos estomacales fluidos 2) pH reducidos 3) alta actividad de la pepsina |
La incidencia de úlceras parece estar relacionada con el aumento de la secreción de ácido clorhídrico por parte de las células parietales de las glándulas gástricas junto a una reducción de la protección contra la autodigestión de las mucosas gástricas.
Las úlceras gástricas se caracterizan por su naturaleza dinámica, apareciendo y cicatrizando hasta llegar a desaparecer en el intervalo de pocas horas. La incidencia ha aumentado en los últimos años probablemente en relación con el desarrollo de nuevas líneas genéticas, las normas más agresivas de manejo y la instauración de programas de alimentación en base a dietas que no tienen en cuenta el desarrollo armónico del sistema digestivo. Entre los factores exógenos a considerar, la genética y la fisiología digestiva juegan un papel importante. Así, la presión de selección para rápidos crecimientos de magro parece aumentar la incidencia. De hecho se ha estimado que la heredabilidad de las úlceras gástricas está en torno a 0,52. Entre los segundos, la alimentación y la presencia de procesos patológicos que afectan a la mucosa digestiva, modifican las pautas de alimentación, o dañan la inmunidad y el desarrollo fisiológico del animal. Así mismo, el estrés, tal como el producido por altas temperaturas, densidades inadecuadas, escasa disponibilidad de comederos y bebederos y alimentación errática podrían acelerar e intensificar el proceso. De hecho, la incidencia de problemas es superior en grandes integradores o núcleos de cebo grandes que en núcleos más pequeños (¿manejo diferente?).