El número de celos y el desarrollo del aparato genital juegan un papel fundamental a la hora de elegir una nulípara como reproductora. El tamaño del útero durante la pubertad predice el que tendrá la cerda adulta, y que a su vez está relacionado con el tamaño de la camada.
La longitud de los cuernos es un indicativo de la capacidad de gestar mayor o menor numero de fetos, existiendo una correlación negativa y significativa entre la longitud uterina y la mortalidad prenatal. Un menor espacio uterino puede influir además de en la supervivencia, en el sexo y en la longitud y peso de los lechones al nacimiento.
Martín Rillo et al., (1998) demostraron que existe una correlación entre la longitud de la vagina-cervix (LVC) y la longitud del útero en nulíparas, por lo que esta medida podría utilizarse como un indicador de la longitud uterina y, por tanto, de su capacidad para gestar un mayor o menor numero de fetos. La longitud de la vagina-cervix aumenta principalmente entre el 1er y 2º celo. De esta forma sería posible identificar las cerdas que no tienen un crecimiento de la vagina-cervix entre el 1er y 2º celo para ser eliminadas cuanto antes del grupo de futuras reproductoras, lo que supondría un ahorro en costes de producción. La medición de la LVC nos permite identificar también alteraciones de la vagina y cervix, como bridas, tabiques, estenosis, etc.
Antes de eliminar una hembra por retraso de la pubertad y ante la duda de que haya presentado el celo y que no haya sido detectado, podemos realizar 3 determinaciones de progesterona separadas por 7 días. De esta manera si los 3 nos dan niveles basales, la hembra está en anestro, mientras que si hay alternancia de niveles elevados y basales la hembra esta cíclica. También podemos utilizar la ecografía en cerdas nulíparas para diferenciar aquellas que presentan un útero prepuberal de las que ya han alcanzado la pubertad.
Manejo de la cubrición
La primera cubrición es uno de los puntos clave para garantizar unos buenos resultados durante la vida productiva de la cerda. En la IA el factor humano es fundamental y en grandes explotaciones la identificación del operario en las fichas de control de las cerdas incentiva al cuidador a realizar mejor su trabajo, lo que se verá reflejado en la productividad. En este sentido, los sistemas de autoinseminación son una herramienta indispensable para minimizar el factor humano durante la aplicación seminal.
Otro punto a tener en cuenta es la higiene durante la aplicación del semen. Es necesario minimizar la introducción de agentes patógenos en el aparato genital de la hembra que son negativos para la fecundación y posterior anidación y supervivencia del embrión, por lo que se recomienda la utilización de catéteres desechables, con punta lubricada y envasados individualmente.
La sensibilización del tracto genital de la hembra se ha usado para tratar de incrementar el porcentaje de fertilidad, disminuir la mortalidad embrionaria y mejorar el tamaño de la primera camada.
C de Alba Romero y F Recio. Av. Tecnol. Porc. 3 (7-8): 18-33